La historia era inverosímil. Un exsoldado ucraniano, que había pertenecido a una fuerza de elite, había sido detenido dentro del baúl de un Chevrolet Corsa en la ruta 12, en el límite entre Corrientes y Entre Ríos. El hombre fornido de más de 1,90 metros dijo, ese día, el 3 de septiembre de 2020 que había cruzado desde Paraguay de forma ilegal y que viajaba escondido para poder asistir al parto de su hija en Rosario. Nadie le creyó. Ahora quedó al descubierto los motivos de porque quería pasar desapercibido para las autoridades argentinas.
Anteayer, Viktor Melnyk fue detenido en una casa en la localidad de Fernando de la Mora, en Paraguay, acusado de ser parte de una organización narco, liderada por Fernando Enrique Balbuena, hijo del exdiputado guaraní Elvis Balbuena, a quien los efectivos de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) del vecino país le secuestraron 947 kilos de cocaína. LA NACION confirmó con altas fuentes de la Senad que Melnyk era la misma persona que estaba escondida en el baúl del Chevrolet Corsa y que fue detenida en Paso Telégrafo en septiembre de 2020.
“Este exsoldado ucraniano es un engranaje vital dentro de la organización porque –según las tareas de inteligencia criminal- es quien actuaría de nexo con los compradores de la droga en Europa”, afirmaron fuentes de la investigación en Paraguay.
La cocaína secuestrada, según la titular de la Senad, Zully Rolón, estaba lista para ser embarcada en uno de los puertos de Asunción para salir por la hidrovía Paraná-Paraguay rumbo a Europa. No se descarta que esta organización haya hecho uno de los contrabandos de cocaína más grandes de la historia, como fueron las 27 toneladas de este estupefaciente que se traficaron por la hidrovía y fueron incautadas en febrero de 2021.
El exsoldado ucraniano vivía en Rosario, junto a su pareja. ¿Qué hacía en esta ciudad si era parte de un engranaje clave de una organización trasnacional que traficaba droga por la hidrovía? No hay muchas respuestas, sobre todo de parte de las autoridades argentinas.
Los seis allanamientos en los que se concretó la detención de Melnyk ocurrieron anteayer. El operativo, llamado Navis, según señalaron fuentes de la Senad, se concentró en varias localidades del centro del país, pero el cargamento de cocaína fue secuestrado en un emprendimiento agropecuario cercano al pueblo de Eusebio Ayala, a unos 70 kilómetros de Asunción.
Los 947 kilos de cocaína estaban embalados y preparados para ser enviados a la zona portuaria para desde allí ser enviados en un buque por la hidrovía.
“Tras varios meses de investigación se pudo identificar una estructura liderada por Fernando Enrique Balbuena Acuña desde la localidad Eusebio Ayala”, señaló un comunicado de la secretaría antidrogas.
El hijo del exdiputado paraguayo “era responsable del acopio y envío de grandes cargas de cocaína por la hidrovía Paraguay - Paraná y luego Europa a través del Atlántico”, agregaron las fuentes. El valor de la cocaína secuestrada está estimada, según la Senad, en de unos 60 millones de dólares. En esos operativos también fue detenido Melnyk.
El secuestro de esta cantidad de cocaína confirma lo que durante la pandemia empezó a asomar: que Paraguay se transformó en un nodo logístico de tráfico de cocaína a través de los 3400 kilómetros de la hidrovía Paraná-Paraguay, que tiene salida al océano Atlántico.
Hallazgo récord
En febrero del año pasado, se secuestraron tres cargamentos con un total de 27 toneladas de cocaína en Amberes, Bélgica, y Hamburgo, Alemania. Una de los embarques con 16.174 kilos de estupefacientes, hizo trasbordo en el puerto de Buenos Aires.El hallazgo se produjo luego de que las fuerzas de seguridad europeas lograron vulnerar más de 170.000 mensajes de teléfonos que usaban el sistema encriptado Sky ECC. La droga nunca fue detectada en el puerto de origen, en Paraguay.
El exsoldado ucraniano estaría involucrado en este esquema de tráfico a gran escala. Melnyk fue detenido por la policía entrerriana del puerto de control de Paso Telégrafo, sobre la ruta 12, el 3 de septiembre de 2020 en medio de las restricciones para circular por la pandemia de Covid-19.
El Chevrolet Corsa, donde iba escondido el ucraniano, era conducido por el empresario santafesino Juan José Clucellas. Cuando lo pararon aquel 3 de septiembre de 2020 el conductor entregó los papeles con un trato afable hacia los policías.
El vehículo no estaba a su nombre. Figuraba registrado en Itá Ibaté, Corrientes, por otra persona, que es “amigo y pariente”, según declaró en la justicia federal de Entre Ríos. Los policías le pidieron al hombre (dueño de la armería La Escondida, con sede central en avenida Aristóbulo del Valle al 5600 de la ciudad de Santa Fe), que abriera el baúl del rodado.
Para evitar cumplir con la orden policial, Clucellas se excusó diciendo que llevaba un ciervo Axis, animal de los que suelen cazarse en esa zona. La sorpresa fue mayúscula: dentro del baúl no había ningún animal, sino un hombre enorme, con las piernas flexionadas, como si estuviera en posición fetal, vestido con una gorra, un jogging y zapatillas de trecking.
Los policías se pusieron nerviosos al ver al gigante dentro del auto que se movía. Dijo que se llamaba Viktor Melnyk y que era miembro de las fuerzas de elite ucranianas. En ese momento los policías no sabían que el exsoldado está sospechado de ser un actor clave del crimen organizado internacional. Los policías tiraron al piso a Clucellas. No sabían qué hacer. Y le pidieron al gigante ucraniano que saliera del baúl. Lo revisaron para ver si estaba armado y lo esposaron. El hombre estaba quieto. No se resistió a que los policías entrerrianos lo esposaran. Clucellas y Melnyk quedaron demorados y explicaron la situación ante la justicia federal. Pero la historia nunca les cerró a los investigadores. Ni a nadie.
Melnyk no tenía pasaporte. Solo llevaba un permiso de residencia otorgado en Málaga, España, el 31 de julio de 2020. Un carnet de conducir de España que vence el 17 de enero de 2022 y una extraña identificación como “teniente” de los “Reales Tercios de España, cuya fecha es del 15 de marzo de 2019. Los Reales Tercios de España son –según publicó el diario El País- “una organización paramilitar a cuyo frente se encuentran personas que tratan de constituirse en salvaguarda de la monarquía”. Es como una especie de logia, integrada en su mayoría por militares.
“Íbamos llegando a Entre Ríos. Llamé al puesto porque conozco a gente de allá. Llamé a un amigo policía y le dije que avise que iba a pasar con un auto que no tengo permiso y le di los datos de la chapa patente. Así que cuando vamos llegando le digo a mi acompañante la situación, le digo que nos iban a parar, y me insistía que quería llegar, me mostraba que la mujer había roto bolsa, y le decía que no nos iba a pasar nada porque yo ando cazando siempre por la zona”, declaró Clucellas de manera bastante contradictoria.
Aún más extraño es lo que ocurrió después. “Entonces él me dijo que se metía en el baúl. Me decía que estaba dispuesto a hacer 1700 kilómetros en el baúl con tal de llegar a ver a la hija. Le dije que se meta total no iba a pasar nada”, aclaró el empresario. Cuando llegaron en el Corsa gris al control de Paso Telégrafo, cerca de La Paz, los paró el control caminero. “Le dije que llevaba un ciervo, pero se ve que se notó que el baúl estaba cargado”. Nada menos que dentro del baúl había un ucraniano de más de 1.90 de altura.
“Él decidió entrar de manera ilegal a la Argentina porque las fronteras estaban cerradas y quería estar en el parto de su hija”, aseguró Romina G., la pareja del ucraniano a LA NACION. Contó el largo periplo que protagonizó con este hombre que -según su relato- “fue soldado en Ucrania y después trabajó como agente de seguridad como custodio de empresarios millonarios en Ucrania, Moscú y San Petersburgo, pero ahora se dedica a una empresa que se especializa en la potabilización de agua de mar”. “Él me contó que viajaba con magnates rusos a los que custodiaba”, señaló.
La mujer alegó en ese momento que “Viktor Melnyk es real”, que es su pareja desde hace cuatro años, cuando se conocieron en Buenos Aires y después se dedicaron a viajar por distintos países de Latinoamérica por la actividad empresarial del ex soldado ucraniano. Ahora se corroboró que parte de esa historia era mentira. Y que la actividad del exsoldado ucraniano era más pesada de lo que decía su pareja, que salió por los medios tratando de contar una historia tierna con su hijo recién nacido pero que en realidad escondía otra trama mucho más oscura.
Por Germán de los Santos