Desde que su hijo murió, Elsa empezó a trabajar para llevar conciencia. Ella luchó por justicia y lucha junto a las familias que viven situaciones parecidas. Además de haber impulsado la conformación de la asociación, se reúne periódicamente con el consejo de Seguridad Vial y propone acciones. Ahora quiere innovar y lo hará con una nueva forma de recordar a las víctimas, ya no habrá estrellas amarillas pintadas sobre la calle, sino corazones rojos.
Las estrellas son un símbolo que puede verse en distintas ciudades y, gracias a ellas, se conocen los casos en que una persona falleció durante un siniestro, entonces ¿Por qué en Concordia quieren cambiar? Sanabria lo explica fácilmente: “Estuvimos reunidas con las familias de víctimas en accidentes de tránsito y llegamos a la conclusión de que pintar un corazón era más importante. Las mamás decían que la estrella está en el cielo y ya está con ellos y que cuando fallece un ser querido lo que deja de latir es el corazón, que nosotros como familia, cuando te arrancan así de repente un ser querido, quedamos destruidos, y es nuestro corazón el que queda dolido y en pedazos. Paradójicamente el corazón también es donde confluyen las emociones y es el símbolo del amor”.
La idea es que, en un futuro, así como comenzaron las estrellas, el corazón sea un símbolo vial. “Estuvimos comentándolo en el consejo de Seguridad Vial porque queremos hacer una campaña fuerte en las escuelas, en los lugares turísticos entregando folletería y hablando con la gente sobre las muertes que son evitables”, explicó la fundadora de la agrupación y agregó: “El corazón es el logo de la asociación AJCHCA, y lo pensamos roto porque así es como queda cuando sufrimos. Ahora pintaremos el corazón roto con el nombre o sobrenombre en el medio, en color rojo sobre un fondo blanco, en cada lugar en donde hubo una víctima fatal, en donde una persona se fue sin querer irse”.
“Nuestro proyecto se llama Concordia pinta corazones y así como comenzó allá a lo lejos la idea de pintar estrellas, acá pintaremos este símbolo y que vaya a donde quiera ir, queremos evitar que haya muertes por negligencias humanas. El corazón va a estar a disposición de todos”, aclaró la mujer.
“Maneco”, el primer corazón
Rosa es la madre de Manuel Carrera, Maneco, que falleció luego de accidentarse en la esquina de Paula Albarracín de Sarmiento y Germán Abdala. En esa misma intersección, este lunes 22 a las 14 pintarán el primer corazón rojo, para recordar al joven “Maneco”.“El 5 de abril una mujer que salió sin las balizas en su auto hizo que él golpeara contra ese vehículo y perdiera la estabilidad, cayó, golpeó su cabeza, fue al hospital y estuvo allí en donde falleció”, contó la mujer, mientras contenía las lágrimas.
Acompañada por su hija y su nieta, reconoció que necesitaba ayuda para pedir justicia. “Yo tengo poco conocimiento, pero personas cercanas me llevaron hasta Elsa, así que estoy agradecida a Dios de haber podido conocer la asociación. Creo que de otro modo estaríamos en la nada. Somos personas humildes, no tenemos recursos ni conocidos como la mujer que atropelló a mi hijo y de otra manera seguramente todo quedaría en la nada”, indicó.
En cuanto a la causa, que investiga el fiscal Zabaleta, indicó: “Creo que la Justicia está haciendo las cosas como para que la persona que estuvo involucrada en el accidente pague, porque hasta ahora se burla de nosotros. No me va a devolver a mi hijo, pero me gustaría sentir un poco de justicia".
Una cuenta pendiente
La impulsora de la asociación, además de proponer un nuevo símbolo y reunirse con familiares de otras víctimas de accidentes de tránsito, tenía otra iniciativa que define como “pendiente”. Hace un tiempo llevó un proyecto al Concejo Deliberante para que la plaza del barrio La Bianca lleve el nombre de su hijo, que vivió en ese lugar. Trabas burocráticas hicieron que aún no pudiera concretar su plan, pero no se da por vencida.“El proyecto quedó 'cajoneado' porque hablé con el intendente, tuve una reunión, presenté todas las notas e hicimos todo lo que se exige pero ahora parece que lo archivaron, ya que dijeron que la plaza tenía nombre y había que pedir un cambio”, explicó y agregó: “Hicimos todo pero quedó en la nada. Los vecinos me llevaron las firmas y notas para que se trate como debe ser en una asamblea pública y estamos dispuestos, pero he visto que nombre de calles y demás se ponen muy rápido, mientras yo sigo dando vueltas”.
Según comenta, su idea no es la de rendir homenaje, va más allá. “Me duele que hayan guardado el proyecto porque es interesante. Yo no lo hago para recordar a mi hijo, porque a eso lo hago desde que me acuesto hasta que me levanto; mi idea era que como hay escuelas, jardines y lugares de formación alrededor de esa plaza podamos hacer una especie de anfiteatro al que puedan asistir todos los que transitan sus vidas en el barrio y vivir jornadas de concientización sin necesidad de andar trasladándose lejos, así que seguiremos esperando”, concluyó.