“Fueron daños de entre 3 y 4 millones de pesos”, resaltó Víctor Fernández, presidente del Club Defensores en diálogo con Radio 12 de El Entre Ríos, tras lamentar la caída de seis torres de iluminación y la rotura de alambrados, techos, puertas y ventanas. Otro de los clubes que sufrió en carne propia la impresionante ráfaga de viento fue el Atlético Campito, ubicado apenas a 200 metros del Balneario Inkier y el río Uruguay, en el sector Sureste de la ciudad. Y más allá de la caída de árboles encima de tejidos, voladuras de techos y otros daños, el golpe que más dolió fue el que sufrió el tinglado que después de varias décadas de esfuerzo fue cerrado hace apenas cuatro años.
Para contar los destrozos causados por el temporal en la entidad Tricolor, el dirigente Javier Trabichet charló con Radio 12 de El Entre Ríos y describió: “El estadio cerrado es donde más daño ocasionó el temporal, inclinando la parte frontal hacia adentro, torciendo columnas de hierro y chapas. Entre la primera y la segunda columna, una distancia de tres metros, el viento entró e infló el gimnasio hacia arriba”, y lamentó: “Lo ves y no podes creer lo que hizo el viento. Fue un daño descomunal”. Más allá que la estructura sigue en pie, el tinglado quedó inutilizable. "Estuvimos analizando y hay que desarmar el frente y el primer cuerpo de columnas, volver a hacer las zapatas, plantarlas y llenarlas, para colocar nuevamente el techo”, sostuvo Trabichet, subrayando que “de no recibir ayuda externa no vamos a poder hacerlo, es un gasto que como club no lograremos solventar”.
El gimnasio cerrado de Campito fue plantado hace varias décadas, pero más allá de algunos intentos recién fue cerrado en 2018 tras la gestión de la actual dirigencia encabezada por el arquitecto Javier Paccot. Hasta el temporal, era utilizado diariamente por los planteles superiores y un centenar de chicas que practicaban gimnasia artística.
Para colmo de males, la tormenta dejó además sin luz ni agua al estadio Tomás Irineo Roullier. “Las torres de iluminación están en pie, pero los reflectores se quemaron por el movimiento y un árbol cayó encima del sistema de agua”.
“El club está devastado. Hay de todo para hacer, desde sacar ramas dentro de los tejidos hasta apuntalar las partes de tejido que fueron dañadas y recolocar chapas que se volaron”, cerró el dirigente que indicó que la comisión directiva ya puso manos a la obra para empezar los trabajos que están a su alcance.