El martes último, Constantino había dejado la comodidad de su casa, donde gozaba de prisión domiciliaria, para ser encerrado en un calabozo durante 48 horas, medida que fue tomada por el juez Arturo Dumón, que luego resolvió su traslado a la “granja penal”, ubicada en colonia El Potrero. Una camioneta pick-up trasladó colchones, almohadas y toallas a la cárcel, entre otras pertenencias de Constantino.
Para ser testigos del traslado, estuvieron María Luján Aguirre (42) y Verónica Portillo (30), dos de las víctimas del exintendente de Gilbert. La otra, que por cuestiones personales no pudo asistir, es Norma Santos (61). Cuando Aguirre y Portillo vieron salir a Constantino esposado, custodiado y siendo trasladado, se fundieron en un sentido abrazo en la vereda de la Jefatura Departamental. “Ahora sí creo que podemos reanudar nuestras vidas, que en los últimos cuatro años estuvo paralizada”, coincidieron.
Sin poder creer estar viviendo esta realidad después de atravesar por una pesadilla interminable que incluyó licencias médicas, medicación y tratamientos psicológicos, Portillo y Aguirre no vacilan: “Estamos felices, nunca pensamos que hablaríamos de felicidad por un acto de justicia y después de los momentos que atravesamos. Pero hoy somos felices, agradecemos a la justicia, a la fiscal Martina Cedrés, a nuestro abogado Juan Ignacio Weimberg y a nosotras que tuvimos la fortalece de denunciar a un hombre poderoso que nos arruinó la vida”.
Luján Aguirre, que fue secretaria de Constantino en la Municipalidad de Gilbert, dejó de trabajar en 2021 y hoy piensa su nueva vida en Gualeguaychú: “Quiero mudarme y ya liberada de esta mochila pesadísima, reencauzar la vida trabajando”. Por su parte, Verónica Portillo quedó muy afectada por lo vivido y se prometió no pisar nunca más el pueblo de Gilbert: “La gente de allí, de alguna manera, sigue defendiendo a Constantino, y yo no puedo estar en ese lugar. Seguiré en Urdinarrain, donde soy enfermera en un geriátrico”.
Vuelta de página para las tres víctimas. Sólo Norma Santos seguirá viviendo en Gilbert. “El alivio de pensar que no más abogados, fiscales y tampoco preguntar en qué situación está la causa es un alivio indescriptible”, desliza Aguirre. “Y poder empezar a vivir, porque el hecho de haber denunciado al exintendente y haber hecho público lo que nos hizo, condicionó nuestras vidas, y de alguna manera la gente exigía que teníamos que estar encerradas en nuestras casas, eternamente en duelo”, relató.
Portillo y Aguirre quieren ir a festejar. “Aunque suene extraño, nos debemos una celebración, nos la merecemos después de tantas lágrimas... Seguro que haremos un asado con Norma (Santos) para celebrar nuestro renacimiento, porque de alguna manera, este 24 de octubre de 2024 será una fecha importantísima para nuestras vidas”, dicen, mientras saltan, gritan y festejan emocionadas. “Nunca habíamos estado tan felices. Ni siquiera que él dijera que es inocente... ¡qué canalla!, nos sacará esta sensación de paz”, aseguraron.
Exabogado de Constantino, y recientemente desplazado, Fabián Otarán afirmó que “las sentencias que lo condenaron son pésimas. Constantino no habló con la prensa por respeto a la intimidad de las denunciantes, pero creo que fue un error no haber dicho todo lo que pasaba en la causa. Un jurado popular no lo hubiera condenado”.
Ante la consulta de por qué fueron “pésimas las sentencias”, el letrado respondió: “Fueron contradictorias, mal fundadas, sin analizar y contextualizaron toda la prueba con peritos que no tenían la calificación necesaria. Una de las relaciones fue consentida y las otras dos no existieron”. Otarán fue reemplazado por José Ostolaza, que no respondió ante el pedido de Clarín.