La iniciativa que expuso ante los concejales tiene cuatro ejes principales de acción: investigación, conservación, puesta en valor y participación pública.
“Se entiende por Patrimonio Cultural a los bienes materiales e inmateriales, y lugares de carácter y valor histórico, antropológico/arqueológico, etnográfico, artístico, arquitectónico, urbanístico, social, paisajístico y científico, considerándose también el valor patrimonial cultural viviente, representativos –en su conjunto- de la identidad local, sin perjuicio de otros criterios que se adopten en el futuro”, dice el Artículo 2.
El autor del proyecto clasificó al patrimonio cultural en “materiales” e “inmateriales”.
Entre los primeros se encuentran los bienes muebles, inmuebles y lugares (sitios históricos, monumentos; grupo de construcciones como el casco histórico; jardines históricos; espacios públicos como plazas, plazoletas, boulevares, costaneras, calles, áreas naturales; colecciones y objetos de museos, bibliotecas y archivos; fondos documentales y bienes inmuebles declarados por decreto provincial como Patrimonio Cultural.
En tanto, como Patrimonio Cultural Inmaterial se refiere “a los usos, representaciones, conocimientos y técnicas -junto con los instrumentos, objetos, artefactos y espacios culturales” que grupos o individuos reconozcan como parte de su patrimonio cultural”.
Los bienes inmuebles y muebles que se declaren patrimonio cultural, “no podrán ser enajenados, transferidos, modificados o destruidos en todo o en parte sin la previa intervención de la autoridad de aplicación (dirección de Cultura), salvo que dichas facultades –en los casos que correspondan- deban ser ejercidos por la autoridad de aplicación provincial, la Comisión Nacional de Museos, Monumentos y Lugares Históricos u otros órganos específicos”.