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¿Te preguntaste alguna vez dónde nacieron tus antepasados? Es probable que hayan venido desde lejos y vos no lo sabías.

Por Adriana Casco (*)

La Argentina fue poblada por diferentes corrientes inmigratorias, en grandes oleadas como la que se produjo entre 1880 y 1914. En ese período, más de 4 millones de inmigrantes arribaron al país. La mayoría eran italianos y españoles, pero también llegaron franceses y rusos. Y, además, miles de pequeños grupos de diversas comunidades.
Qué se celebra el 4 de septiembre
En 1949, el Estado Nacional dispuso celebrar el día del Inmigrante todos los 4 de septiembre, recordando una medida establecida en 1812 por el Primer Triunvirato, que brindaba protección a quienes fijasen domicilio en el Río de la Plata.
Actualmente, estamos recibiendo nuevos inmigrantes, quizás no de forma tan masiva, pero sí significativa. Las causas son diversas, en general la gente deja su lugar de origen por razones de fuerza mayor que pueden ser desde guerras, búsqueda de mejores oportunidades hasta persecución política.
Dejar el terruño natal es una experiencia traumática, ya que más allá del desarraigo, se abandonan lazos familiares o de amistad que a veces resultan muy difíciles de recuperar. Gracias a las redes sociales se pueden mantener vínculos estrechos, pero nada puede superar el sentir el abrazo, el contacto cara a cara, la mesa compartida o la reunión en fechas importantes.
“No me he sentido extranjero”
Tomas Gonzalez, es un joven de nacionalidad venezolana que hace seis años se radicó en Argentina. Eligió, junto a su familia, Concordia entre otros destinos posibles. “El único país donde no me he sentido extranjero, es Argentina” aseveró con marcado acento venezolano y absoluta convicción. “Estuve en España y en Chile, pero allí sentí xenofobia por lo tanto, regresé a Argentina”, agregó.

Pese a las dificultades y algunos contratiempos, pudo montar su negocio que ofrece comida exclusiva de su país de origen como tequeños, arepas, empanadas, plátanos, entre otros. Para la elaboración de los menúes, importa insumos porque ciertos ingredientes no se consiguen aquí,

Los clientes, son en su mayoría argentinos, que desean probar nuevos platos, luego colombianos y venezolanos. Tomas cree que son aproximadamente cien los compatriotas que habitan esta ciudad. Varios se reúnen en su local y se sienten como en su casa, debido a que la ambientación del lugar está provista de elementos representativos de su país como cuadros, mapas y banderas entre otros elementos decorativos.

“Argentina me recuerda a mi país” ratificó el emprendedor. “Es igual a mi país, pero con frío”. “Menos el River- Boca y el fanatismo por el fútbol, para mí todo es igual”, remarcó.
La posibilidad de volver
A pesar de la difícil situación por la que atraviesa Venezuela, siempre está latente la esperanza de volver, ya no a vivir definitivamente pero sí ir de visita, ver a sus amistades y familiares que quedaron allí: “sueño con que mi hija conozca el lugar donde nací”, expresó.

“Argentina me supo abrigar”, continuó. “Estoy haciendo mi vida en Argentina, me negaba pero la estoy haciendo. Decidimos que vamos a comprar una casa para pasar los días que nos quedan” concluyó.

Tomas, ya cuenta con amigos argentinos: “pocos, pero buenos”, afirmó. Junto a su esposa, que es médica, ya tienen una hija de seis años y pronto nacerá otra niña más. Ponen sus esperanzas, esfuerzos e ilusiones en las manos de un país con buena gente, un país que pese a los obstáculos pretende prosperar, abrigar, albergar y abrazar a su gente nativa o adoptiva.


(*) es estudiante de segundo año de la Tecnicatura Superior en Comunicación Social.
Fuente: El Entre Ríos.

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