Mientras tanto, Norma Teresa Pirola permanece internada en grave estado en Terapia Intensiva del hospital San Martín por el golpe recibido en la cabeza antes de la medianoche del sábado en la cochera de su domicilio.
El hecho
Al hecho lo denunció un inquilino del edificio, que a las 0.30 del domingo ingresó a la cochera en su vehículo y vio a la mujer tirada en el suelo, en un charco de sangre, detrás del auto Peugeot 208 gris.Llamó a la Policía y pidió auxilio a un móvil del 911 que justo pasaba por la calle. Una ambulancia llevó a Norma al hospital San Martín, donde pelea por su vida. Nunca recuperó la conciencia, los médicos diagnosticaron un edema cerebral y está con respiración asistida.
Personal policial de la comisaría segunda, la División Homicidios y Criminalística trabajaron en el lugar del hecho. Desde el inicio no se descartó ninguna hipótesis. A la mujer le faltaba el celular, dinero (habría tenido unos 500 pesos) y las llaves del auto. Se sospechó de un ataque para robarle, aunque el ingreso a la cochera es muy difícil sin abrir el portón eléctrico. Su hijo dijo que había salido entre la 23 y 23.30 a cargarle crédito a su línea telefónica.
En la madrugada del domingo, el departamento donde vive la víctima, junto a su hijo y a su madre de 93 años, fue allanado por los efectivos de Investigaciones. Encontraron algunos elementos que contradecían la versión del hijo de la mujer. Como el edificio no tiene cámaras de seguridad, buscaron las de viviendas y comercios aledaños, como las del 911.
Se están analizando videos de las horas previas y posteriores al hecho, e incluso luego de la retirada de los policías de la escena del crimen. En las imágenes se observó pasar a un hombre que llevaba un elemento largo en sus manos.
Faltaba una pala
En la cochera y en las inmediaciones del edificio no se había encontrado ningún elemento que pudiera haber sido utilizado para la agresión. Hasta que un hombre del edificio aportó un dato clave: faltaba la pala que habitualmente estaba suelta en la cochera.Cuando la fiscal advirtió las múltiples contradicciones del muchacho y los demás elementos que lo comprometían, ordenó su detención y alojamiento en la Alcaidía de Tribunales. Mientras, los investigadores de Homicidios comenzaron a recorrer los lugares frecuentados por Pirola. Llegaron a la zona de la vivienda de su expareja, en la zona de Miguel David y Garrigó, frente a la cual hay un terreno baldío. Ingresaron y vieron que había una pala tirada. Al observarla más de cerca, constataron que tenía claramente restos de lo que podría ser sangre y pelos. La herramienta fue secuestrada y remitida a Criminalística y al laboratorio forense que analizará las muestras para corroborar si se trata de material genético de la víctima.
Ahora se trabaja para tratar de reconstruir paso a paso cómo fue el accionar del agresor. En la hipótesis de que Pirola haya sido el autor, se cree que podría haber ocultado la pala en un lugar cercano fuera del edificio, ya que el lugar se había auscultado por completo y no la vieron. Y luego de que se retiraron los policías del lugar salió a buscarla y se fue en el auto a descartarla.
Por el modo y tipo de lesión que sufrió Norma no quedan dudas que quisieron matarla, por eso la grave imputación que tiene una pena mínima de 16 años de prisión. Luego de que se resuelva hoy la medida cautelar a imponerle a Pirola, entre otras medidas, se solicitarán pericias psicológicas y psiquiátricas.
A su vez, se informó que se constató en la base de datos judicial que Pirola fue denunciado por violencia de género. Hace un tiempo se fue a vivir a la casa de su expareja hasta hace unos meses, cuando la mujer lo denunció, que regresó a la vivienda de su madre. Desde entonces pesa sobre él una medida de restricción judicial.
Sin testigos presenciales
Al momento en que Norma Pirola fue brutalmente atacada en la cabeza, no había nadie más en la cochera que ella y el agresor. El único indicio que pudieron recabar los investigadores sobre el instante de la agresión fueron las declaraciones de vecinos del edificio que coincidieron en haber escuchado como un alarido de una mujer y ruido a chapas, pero como son habituales las peleas de gatos en los tejados, nadie se asomó a mirar.Por otro lado, más allá de las contradicciones entre lo relatado por José María Pirola en las primeras entrevistas y otras pruebas, el joven deberá explicar acerca de la primera coartada: dijo que su madre había salido a cargarle crédito al celular, entre las 23 y 23.30 del sábado. Sin embargo, pese a ser avisado de lo sucedido una hora después, no había salido a ver por qué su madre no regresaba ni la llamó por teléfono.