En el diálogo, apareció la “brecha cambiaria” con Argentina, el rol del Banco Central frente a propuestas como la de Javier Milei, que plantea su desaparición, y el futuro de la economía argentina.
Aquí, las preguntas y respuestas:
-El diferencial cambiario que hay con Argentina impacta en varios sectores, obviamente turismo es uno de ellos, pero también bastante en el comercio en la frontera, ¿hay algo más para hacer?
-El Poder Ejecutivo ha implementado cosas dentro de lo razonable, como aumentos a las exoneraciones de combustibles, algunas exoneraciones de impuestos, o sea, ha tomado algunas medidas dentro de lo razonable. Argentina es un país que de alguna manera está pasando por unos desequilibrios muy fuertes y pretender tapar todos esos desequilibrios desde acá es imposible. Lo que uno puede poner, de alguna manera, es paños fríos para tratar de mitigar en parte. Creo que más que eso no se puede. Dicho esto, desde la política monetaria nos queda poco espacio para pensar en corregir ese problema con Argentina desde allí. Claramente no sería la mejor. Como hablábamos al principio, en la medida que nuestro objetivo de inflación y de expectativas de inflación, vayan convergiendo podemos tener espacio para que la política monetaria vaya siendo menos contractiva y eso pueda colaborar, pero no como una herramienta para resolver esa asimetría que hoy tenemos con Argentina.
-Y cuando lee que la Cámara Empresarial de Maldonado pide un dólar de $ 50 para el turismo durante la temporada, ¿qué piensa?
-El turismo sigue siendo todavía argentino dependiente, si bien la matriz se ha ido cambiando de a poco, sigue siendo argentino dependiente y si uno le agrega los dos años y pico de pandemia, claramente el sector turismo ha pasado y está pasando por momentos complicados. Desde el gobierno se han dado algunos apoyos ahora y para la temporada también y es un motivo de preocupación en términos generales la situación del turismo. Lo que eso no se puede resolver pensando en tener dos tipos de cambio, tres tipos de cambio. Porque creo que, si hay algo que nos ha dado este tiempo, es justamente tener experimentos, y bastante cercanos, de cosas que no se deben hacer. Entonces, pensar en tener dos o tres tipos de cambio no parece ser la solución.
-Con el tema Argentina, ¿prevén que haya algún cambio después de las elecciones?
-Sin entrar en temas electorales, como decía Argentina hoy está teniendo unos desequilibrios macro fuertes: inflación de tres dígitos, caída del Producto Interno Bruto, niveles de pobreza muy altos. Está teniendo un problema fuerte. Creo que cualquiera sea el gobierno, como primer paso va a tratar de corregir esos desequilibrios y somos razonablemente optimistas que va a haber algún paquete para corregir esos desequilibrios. Si bien la actividad va a seguir resentida en Argentina, eso sí debería empezar a equilibrar en parte este desalineamiento (cambiario) que tenemos. Seguramente Argentina se va a encarecer un poquito.
-¿Y eso también pasaría en el caso de que prospere la propuesta de la dolarización de la economía argentina?
-Creo que en cualquier caso, si hay un plan y ese plan tiene una razonable confianza, eso va a tenderá a que Argentina se encarezca. Hay que considerar que, ahora ya uno no puede ni hacer las cuentas, pero hasta las (elecciones) PASO los salarios en dólares en Argentina cayeron 40% en tres años. Uno debería pensar que ese fenómeno en parte se va a revertir cualquiera sea el plan que se plantee. En la medida que ese plan genere algo más de confianza de la que hay hoy debería pasar eso y seguramente encarecerse.
-Cuando escucha que alguien dice que quiere “hacer desaparecer al Banco Central”, ha pasado en Argentina y en otros países, ¿qué piensa?
-Para cualquier país en el mundo tener una moneda propia y una moneda confiable y estable es una buena cosa que hay que preservar. Eso es lo que nos preocupa a nosotros y por eso el plan hacia una moneda de calidad. ¿Por qué? Porque una política monetaria con una moneda sana, justamente le permite al país usar esa política monetaria para cuando hay presión de precios, ser más contractivo y controlar la inflación. También cuando se acaban las maduras y vienen las verdes, la política monetaria relajarla en algo, por ejemplo, como hicimos acá en la pandemia. Es decir, tener una moneda propia permite eso, no tenerla le quita a la economía ciertos grados de libertad, que creo que son buenos tenerlos. Por eso creo que es conveniente tener una moneda propia.