Es la eterna promesa, pues ese sueño de convertir a la Argentina en una potencia forestal siempre queda trunco, dice Nicolas Razzetti en una publicación realizada en el sitio “Bichos de Campo”.
La oportunidad perdida
El dirigente rural explicó que la producción forestal no escapa al contexto que condiciona el crecimiento del país y de la agroindustria general. La crisis macroeconómica, la falta de seguridad jurídica, el cambio continuo de reglas de juego son algunas de las causas que impiden que se concreten las inversiones necesarias.“La última inversión importante en el sector fue en los años 70. Luego se hizo algún que otro aserradero, pero nada significativo. Mientras tanto nos perdimos de inversiones como la de la pastera Botnia, que se radicó en Uruguay, un país que ya va por su tercera pastera”.
Aquí esa empresa planeaba radicarse en 2007, pero finalmente desistió de hacerlo y desató un fuerte conflicto político y diplomático con Uruguay. La instalación de Botina fue muy resistida por razones medioambientales, con marchas en Gualeguaychú encabezadas incluso por el matrimonio Kirchner.
Condiciones intactas
Pereda sostuvo que las condiciones productivas del país están intactas para el desarrollo de la forestación (se estima que Argentina tiene unas 20 millones de hectáreas que podrías ser forestadas) y que el sector podría multiplicar por 4 su superficie actual y sumar así unos 50.000 puestos de trabajo si se dieran las condiciones. Pero las condiciones nunca se terminan de dar.Contó Pereda: “Paraguay no tiene producción forestal y sin embargó se está armando allí una pastera que se abastecerá los primeros años de madera argentina y brasileña, hasta tener producción propia”.
“Lo mismo pasa en Chile y Brasil. Todos los países de la región generaron las condiciones para el desarrollo de esta actividad que aquí fue combatida cuando se quiso radicar Botnia. Luego de eso no se contó con ninguna de las certezas que requieren este tipo de inversiones”, explicó Pereda.
¿Cuántas pasteras podría tener Argentina?
Según el empresario, que es titular del grupo Bermejo, “aquí se podría tener más de una planta en cada provincia del litoral. Una en Corrientes, otra en Misiones y otra en Entre Ríos, porque lo ideal es formar clusters para que la materia prima no recorra más de 200 kilómetros. Eso permitiría contar con un producto maderable, otro para celulosa y también para producciones intermedias como el aglomerado”, indicó.Pereda, que en el gobierno de Mauricio Macri coordinó una Mesa Forestal entre empresarios y funcionarios, agregó que por la falta de desarrollo industrial de esta actividad no sólo se pierde volumen de madera y posibilidades de agregarle valor sino una gran cantidad de divisas por números importantes.
“Uruguay exporta por 4.000 millones de dólares al año, Chile por 6.000 millones y Brasil más aún, mientras que nuestra balanza comercial forestal es negativa porque importamos más cartón y papel de embalaje de lo que exportamos”, explicó el vicepresidente de la SRA.