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Comenzaba la primavera, y dos hombres partieron con la idea de hacer un viaje de compras hacia Paraguay, actividad que usualmente realizaban. César Miño y Sergio Quintana salieron de Concordia a bordo de una Peugeot Partner, y fueron vistos por última vez en una estación de servicios en la localidad de Cuatro Bocas, en Corrientes. Después de eso, todo fue misterio. Pasaban los días y sus familiares no podían comunicarse, una primera denuncia daba cuenta de la desaparición de César Miño, luego aparecieron los familiares de Sergio Quintana, quienes además dieron cuenta de la situación de postergación en la que viven.

Fue el fiscal Germán Dri quien tomó la posta en Concordia y comenzó con la investigación. Con ayuda de las fuerzas correntinas hubo peritajes de cámaras de video en varios puntos estratégicos, con el único dato de una parada en una estación de servicio. Luego llegaron los traspasos de la investigación desde Concordia a Corrientes y viceversa.

Antes de cumplirse el primer mes de la desaparición, la policía pudo dar con el vehículo cerca de San Carlos, Corrientes. La camioneta había sido prendida fuego, no tenía las patentes, ni el motor, ni las ruedas y fue el número de chasis el que permitió corroborar que se trataba del vehículo en el que transitaban los concordienses. Según informaron los bomberos, la camioneta había sido incinerada en el lugar hacía, al menos, dos semanas.

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Luego del hallazgo, la causa pasó nuevamente a manos correntinas. Fue el fiscal Francisco Ramos, de Santo Tomé, quien se hizo cargo y es quien hasta hoy la lleva adelante. Los familiares continuaron buscando, fueron citados a declarar, les pidieron prendas de vestir de Miño y Quintana para buscarlos con perros rastreadores, pero no hubo novedades, ni en noviembre, ni ahora.

6 meses después la incertidumbre es la misma, pero las familias aún no se resignan. Es que aseguran que “hasta que nadie diga lo contrario” los esperan vivos.
La familia Miño y la vida en medio del dolor
Fiamma Chapay es la esposa de César Miño. Su marido desapareció mientras ella cursaba un embarazo de 7 meses y su principal preocupación era lo que sucedería con su familia, con el parto, lo que pasaría con esa hija que debía ver a su papá.

Aunque su médico le había recomendado no hacer esfuerzos y no ponerse nerviosa fue ella quien se puso la búsqueda en los hombros y organizó marchas, hizo pegatinas con el rostro de su marido en la ciudad y se reunió con los fiscales y la policía de Concordia y de Corrientes.

Hace 3 meses nació Eluney, es la hija que estaba esperando ansiosa junto con César en el momento en que él viajó, para trabajar y seguir comprando las cosas que hacían falta para recibir a la nueva integrante de la familia. Pero el nacimiento fue muy distinto de aquel que ella imaginó, su padre no pudo concretar su deseo de tomarla en brazos y conocer su rostro, y la beba llegó al mundo en el momento de mayor incertidumbre de la familia.

En diálogo con El Entre Ríos, Fiamma contó: “Hablé con el fiscal Ramos el viernes pasado, me hablo de la recompensa, me dijo que la información salía en canales de tv de Corrientes, principalmente en Santo Tomé, pero que hasta el momento no tenía nada, que siguen investigando”.

La mujer de Miño, precisó además: “El 28 tengo que ir a declarar en el juzgado de acá, de Concordia, al igual que la señora de Quintana”.
Los días sin César
Sobre la situación actual de su familia, la mujer explicó: “Yo fui mamá hace poco, Eluney cumplió 3 meses y tengo a Bruno que tiene 2 años y medio” y agregó: “Es muy difícil, gracias a Dios tengo a mis padres que me ayudan con los nenes y económicamente. Estoy trabajando pero es temporario y tengo dos hijos que mantener”.

Respecto de lo que pudo haber pasado y de cómo avanza la causa, Chapay expresó: “Solo pido que se siga con la búsqueda, hay una familia que espera a César en su casa”.
La familia Quintana y la esperanza del hallazgo con vida
Yanina Duarte es la esposa de Sergio Quintana, el hombre que viajaba como acompañante de César Miño en la Peugeot Partner.
La mujer dialogó con El Entre Ríos y contó: “Seguimos esperando, no tenemos ninguna novedad ni contacto con el fiscal de Corrientes y solo queda esperar, hicimos de todo y no hemos conseguido respuestas”.

“La ministra Bullrich aprobó la recompensa pero igual nadie aparece como testigo, nadie dice nada, nadie vio nada, es como si se los hubiera tragado la tierra”, dijo la mujer y agregó: “Sabemos que después de la feria judicial se reinicó la búsqueda, pero sin resultados y eso nos desespera”.

Sobre los planes al cumplirse medio año de la desaparición, Duarte comentó: “Siento que no puedo hacer nada, en 6 meses no tuvimos respuesta, nos movimos por cielo y tierra y por más que la peleemos acá la investigación está en Corrientes y hasta allá es difícil ir”.

Al hablar acerca de su día a día, la mujer de Quintana se emociona y cuenta: “La estoy pasando muy mal desde el principio. Mi casa se vino abajo, mis hijos preguntan todo el tiempo por su papá y no se qué más decirles. Tengo que trabajar haciendo lo que él hacía porque no tengo oficio y se me complica traerles un plato de comida, es una batalla todos los días, amanece y se que tengo que salir a pelearla y cada día me está costando más”.

“Sigo esperando porque a donde me acerco me dicen que no vaya a perder más el tiempo porque la investigación está en Corrientes y acá no tienen datos” explicó acerca de sus intentos fallidos de obtener datos y comentó: “Si tienen algún dato concreto me acercaría a Corrientes, sino es difícil porque no tengo recursos y soy la única mayor de edad en mi familia y hago las changas, tengo a cargo a mis 4 hijos y 2 sobrinos y es difícil pensar en irme si de casualidad sobrevivimos día a día”.

Sobre la comunicación con representantes del gobierno local y provincial, Duarte contó: “No hemos tenido comunicación con nadie en este último tiempo, hasta ahora no nos han vuelto a llamar ni preguntar cómo vivimos o si necesitamos algo”.

Para finalizar, la mujer de Quintana dijo: “Yo mantengo la esperanza muy viva, hasta el momento que yo vea lo contrario yo lo espero con vida” y cerró: “Era un changarín, no había motivos para que hubiera un riesgo de vida, por eso yo lo espero vivo, no hay motivos para que yo crea que pudieran haberlo matado”.

Medio año después, con la vuelta del otoño, con cambios en toda su rutina, con integrantes nuevos en las familias; es la esperanza lo que mantiene en pie a quienes todavía confían en que algún dato hará que se resuelva el misterio y que César y Sergio vuelvan a casa.
Fuente: El Entre Ríos

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