Está acusado como coautor por encubrir el homicidio agravado de Victorio José Ramón Erbetta, ocurrido en agosto de 1976, cuando se encontraba privado ilegalmente de su libertad en el Batallón de Comunicaciones de la ciudad capital.
En la audiencia inicial del martes, además de la lectura del requerimiento de elevación a juicio, declararon siete testigos.
El debate continuó el miércoles con la declaración de otras siete personas, tres de las cuales lo hicieron a través de videoconferencia. Tras ello, el juez Alonso dispuso un cuarto intermedio hasta el próximo martes 15 de febrero, a partir de las 16 horas.
Investigación del caso
El 16 de agosto de 1976, Erbetta fue privado ilegítimamente de su libertad en la Facultad de Ingeniería Electromecánica de la Universidad Católica Argentina con sede en Paraná, por dos personas que vestían de civil, que lo trasladaron a las dependencias de la Policía Federal Argentina.Posteriormente, la víctima fue alojada en uno de los calabozos del Escuadrón de Comunicaciones Nº 2, donde mantuvieron ilegítimamente cautivos a decenas de personas, en especial durante el segundo semestre del año 1976.
La última vez que Erbetta fue visto con vida por otros detenidos en ese centro clandestino de detención fue el 22 de agosto de 1976. De acuerdo al relato de testigos, vieron a través de los agujeros de las puertas de los calabozos en los que permanecían secuestrados, cómo durante la noche de aquel día los custodios sacaban un cuerpo sobre una camilla.
Simulacro de fuga
De acuerdo con la acusación, Romero y otras personas -agentes y oficiales de la Policía Federal Argentina- encubrieron la muerte de Erbetta, presentando los hechos como si hubieran sido consecuencia de un intento de fuga cuando, cuando en realidad se habría tratado de un homicidio ocasionado en el marco de “tormentos, apremios, vejámenes y severidades” a las que habría sido sometida la víctima.En el marco de la investigación, se demostró que luego del asesinato de Erbetta, durante la noche del 24 de agosto de 1976, se orquestó y desarrolló un simulacro de su fuga. Para ello, el imputado y otras personas ingresaron a tres personas detenidas -que estaban vendadas, encapuchadas y con las manos atadas- a un automóvil tipo furgón, mientras decían que Erbetta también iba con ellos. Luego, los trasladaron a las inmediaciones de la estación de ferrocarril, donde detuvieron la marcha, realizaron disparos y gritaron que la víctima se escapaba.
También, se estableció que quienes realizaron el simulacro eran funcionarios de la Policía Federal, entre los cuales se encontraba Emilio Romero.