La referencia es sobre lo que, la semana pasada el programa “Colonia Agropecuaria” de radio AM550, que reprodujo el sitio “Bichos de Campo”, difundió desde Villa del Rosario, en el Departamento Federación. Allí, en el basurero municipal, descargaban toneladas de mandarina tipo “criolla” que no pudieron colocar en el mercado.
Sobre tirar toneladas de cítricos
Entre otras cosas, Varela explicó que “hoy, en Estados Unidos, lo que producen en función de las hectáreas que tienen les da un rendimiento de 6,3 toneladas por hectáreas”, mientras que “nosotros tenemos un promedio en la zona de 12 a 14 toneladas por hectárea” y “el ideal es no menos de 30 toneladas por hectárea”, otra razón por la que “hay que trabajar y que depende solo de nosotros”.“Es probable que hoy un productor no tenga alternativas para la fruta antes de tener que desecharla y que no sepa qué hacer en un año de superproducción como este”, admitió.
Teniendo esto en cuenta, cuestionó que “con la experiencia que tenemos, debemos manejarlas antes y no podemos dejar que nos ocurra, porque puede ser que alguna vez sobre algo, pero eso de estar tirando toneladas quiere decir que hay una imprevisión”.
“Un hecho histórico”
Afirmó que, actualmente, la citricultura atraviesa “un hecho histórico”, que queda evidencia con el antiguo esquema de "yo cosecho una naranja y debo tener a alguien a quién vendérsela’, pero se trata de una visión muy limitada”. A modo de ejemplo, mencionó el caso de “Pindapoy, que tenía las plantaciones, vendía en fresco, tenía la fábrica de jugos y sus productos, pero tenía también un esquema de desarrollo de productos en el laboratorio para tener productos no solamente de la fruta, sino también del árbol”, una metodología que “lamentablemente se ha perdido”.Contexto internacional favorable
En cuanto al panorama mundial, mencionó que “Estados Unidos y Brasil son los mayores productores mundiales de jugo concentrado de naranja”, pero en la actualidad “Estados Unidos ha perdido el 93% de la producción en Florida debido a problemas sanitarios y hoy cuentan con el 53% de la superficie plantada que tenían en el año 2003”.Mientras que, en el caso de Brasil, “la superficie ha disminuido un 20% y están trabajando en ese tema”, lo que “ha hecho que la demanda mundial de jugo concentrado haya elevado su precio, porque está faltando producto”.
En base a esto, aseguró que con “ese escenario y nosotros que contamos con la experiencia del citrus, con tierras aptas y que en este momento no estamos pasando por una buena situación desde el punto de vista económico, esperamos que eso se pueda superar y tenemos que ayudar con nuestras herramientas, que es el cítrico”.
De esta manera, apuntó que “hay que plantar más, no plantar menos y quejarme porque no puedo hacer lo que no hice antes”, dado que “ahora sabemos que hay huecos de mercado en el mundo, que tenemos posibilidades desde el punto de vista del jugo y todavía tenemos mucho para trabajar en el tema del fresco, porque tenemos muchos problemas que solucionar que a veces nos impiden llegar adecuadamente a mercados que nos interesarían”.
El trabajo clave de los viveros
Por otro lado, Varela reconoció que “esos mismos problemas que tuvieron en Estados Unidos, en Brasil y que afectan a la mayoría de la citricultura del mundo, a nosotros nos están golpeando la puerta en el norte de la provincia”.Es por eso que “es central que toda la parte que no está afectada con esos problemas siga estando con la sanidad que tiene hoy en día”, motivo por el que toma valor “el tema del trabajo en los viveros, donde tenemos que poder plantar plantas exentas de cualquier tipo de enfermedad en el campo para que el desarrollo productivo a futuro sea el que tiene que ser y no una inversión en vano”.
Sobre este punto, aseguró que es necesario “conseguir material saneado y para eso los viveros deben tener determinadas condiciones de protección para las cuales mucha gente se ha estado oponiendo durante mucho tiempo, pensando que todo esto era un cuento”.