Más allá de la preocupación, casi filosófica, en relación a si la IA comenzará a eliminar puestos de trabajo, quienes se vieron directamente afectadas por todos estos nuevos programas fueron las instituciones educativas y sus docentes.
Estos lanzamientos los forzaron a replantear su forma de enseñar y evaluar, además de tomar la decisión de ir a favor o en contra de la corriente. Algunos optaron por centrarse en los riesgos de este tipo de tecnología, como el plagio, pero otros lo ven como una gran oportunidad.
Este semestre un profesor de la Universidad ORT (del Uruguay), al frente del curso de Introducción a la Tecnología y la Cultura Digital, les dijo a sus alumnos de primer año que no tendría sentido que en su materia esté prohibido el uso de herramientas tecnológicas y, por lo tanto, permitió que realizaran la prueba parcial con ChatGPT y Google, así como con todo el material de estudio a la vista.
Se trataba de diez preguntas múltiple opción y tres preguntas de análisis, que exigían un pensamiento crítico sobre conceptos como el e-commerce o blockchain. La prueba se hizo en la sala de computación de la universidad y la única aplicación que no se podía tener abierta era WhatsApp.
Una de las estudiantes, que prefirió no ser identificada, contó que utilizó el chatbot para las preguntas escritas y solo para una de las preguntas múltiple opción, cuya respuesta terminó siendo equivocada. A pesar de que a la chica de 19 años le pareció acertado que el profesor los dejara usar ChatGPT, reconoció que estudió mucho menos por saber que tenía “todo a la vista”.
Al preguntarle al chatbot cómo se define a sí mismo, su respuesta es la siguiente: “Soy una inteligencia artificial diseñada para procesar y generar texto en lenguaje natural. Mi objetivo principal es brindar respuestas y asistencia a través de conversaciones con usuarios como tú”. ¿Y cuáles son sus principales funciones? Contesta que incluyen la asistencia a la búsqueda de información, ayudar a redactar textos y a corregirlos, generar contenidos creativos y entretener al usuario.
No al prohibicionismo
Tras la aparición del chat de OpenIA, entre diciembre y febrero la ORT comenzó a capacitar a los profesores en relación a la infinidad de usos que se le puede dar al ChatGPT. “Tenemos que incorporar estas herramientas en la actividad docente porque los alumnos las van a usar en el ambiente laboral y tenemos que enseñarles a dominarlas”, dijo al diario El País Eduardo Mangarelli, decano de la facultad de Ingeniería de la ORT y experto en IA. El especialista afirmó que, al día de hoy, una “mayoría importante” de profesores de esa casa de estudios utiliza el ChatGPT en sus clases.La ORT no es la única universidad uruguaya que ha decidido realizar este tipo de talleres para los docentes. La Universidad de Montevideo (UM) y algunas facultades de la Universidad de la República (UdelaR) también generaron estos espacios y la Universidad Católica del Uruguay prevé un cambio de currícula y evaluación. El miércoles de la semana pasada, Secundaria también realizó un encuentro virtual titulado: “ChatGPT: una aproximación a la inteligencia artificial”.
Patricia Kuzma, directora de Planeamiento y Evaluación Educativa de Secundaria, comenzó el encuentro diciendo que esta herramienta “es algo que ha venido para quedarse” y dio paso a las ponencias de expertos que debatieron sobre el alcance, oportunidades y riesgos de la IA en la educación.
En particular, la ingeniera en machine learning María Paz Cuturi, decidió centrarse en las limitaciones que tiene el chatbot: errores, fuentes desconocidas, sesgos, cuestiones de privacidad y seguridad, propiedad intelectual y contenido nocivo.
El propio ChatGPT reconoce sus limitaciones
A pesar de que el ChatGPT parece tener una inteligencia sin igual, cuando se le pide que se defina a sí mismo, también deja en evidencia sus limitaciones: “Es importante tener en cuenta que aunque intento brindar información precisa y útil, soy una inteligencia artificial y mi conocimiento está basado en los datos disponibles hasta setiembre de 2021. Siempre es recomendable verificar la información con fuentes adicionales confiables”. Es por eso que los docentes hacen hincapié en fomentar el sentido crítico.Uso indebido
A inicios del primer semestre del 2023, cada facultad de la UM emitió una serie de recomendaciones de programas que permiten la detección de plagio del ChatGPT. A partir de la pandemia y la extensión de las clases online “los profesores eran muy conscientes de la debilidad que podía llegar a tener una evaluación online, por lo cual extremaron todos los sistemas para evitar trampas”, explicó a la encargada de comunicación institucional de la UM, Mariana Gugelmeier.Esta casa de estudios es la única, entre cinco instituciones consultadas por El País, que ya detectó dos casos de plagio con ChatGPT en un curso de redacción creativa.
Universidades lanzan carreras y másters en tecnologías de IA
Eduardo Mangarelli, que ocupó el puesto de director de innovación y tecnología de Microsoft, cree que plataformas como ChatGPT son una herramienta extraordinaria para cambiar el proceso de enseñanza”. El ingeniero en sistemas puso el ejemplo de que un alumno le puede pedir al chat que le cree un ejercicio a medida para practicar la puntuación en inglés a través de una historia con sus personajes favoritos.Pero no todos los referentes tienen una mirada exclusivamente optimista. Jorge Xavier, decano de la facultad de Economía y Ciencias Económicas y de Administración de la UdelaR, señaló que están en una etapa de análisis sobre las herramientas de IA. “Tenemos una mirada crítica en cuanto al uso del ChatGPT, pero al mismo tiempo creemos que no podemos negarnos a su existencia”, sostuvo.
La mayor preocupación de Xavier reside en la evaluación y, al igual que otros jerarcas consultados, cree que poco a poco se deben erradicar las evaluaciones de conocimiento memorístico para pasar a valorar las competencias alcanzadas. No tendría sentido evaluar conocimientos que la tecnología arroja en segundos.
La UM lanzará una carrera de ingeniería, ciencia de datos e inteligencia artificial y la ORT, por su parte, cuenta con un posgrado de un año sobre IA para los licenciados en Ingeniería en Sistemas y una maestría de dos años sobre ciencia de datos e IA.