Hace menos de tres meses ofreció, como los cientos de ibirapitá que hay en Concordia y otras ciudades ubicadas a la vera del río Uruguay, un espectáculo digno de varias crónicas periodísticas y, especialmente, de ese asombro que se renueva anualmente.

Si verlos florecer hasta cubrirse de cientos de flores amarillas es atractivo, invita a fotografiarlos procurando atesorar ese momento, su caída es también movilizante. Entristece que ese gigante caiga y ceda en esa lucha constante con lo que lo rodea por la sobrevivencia.

Es cierto, parafraseando a Alejandro Casona hay que decir que “los árboles mueren de pie” y así lo hará ese ibirapitá de avenida Eva Perón al 1600, entre Brasil y Chabrillón. Fue este lunes 7 de abril, ni siquiera un trimestre después de aquel florecimiento tan característico de esa arteria concordiense.

Personal de Bomberos Voluntarios, con un móvil que llegó desde el cuartel ubicado a un par de cuadras de allí, personal de tránsito y de otras dependencias municipales concurrieron inmediatamente hasta el lugar para desviar el paso de vehículos ya que la avenida Eva Perón quedó completamente cortada. La lluvia presente, en una mañana de luces encendidas, aporta otra complicación.

Se trata de una conexión carretera que conduce, de norte a sur, hacia el centro de la ciudad (tras pasar el boulevard San Lorenzo se convertirá en calle Urquiza) y, de sur a norte, conduce hacia el populoso barrio de La Bianca. Una complicación para los automovilistas y también para el servicio de transporte urbano de pasajeros, muy utilizado en el despertar del día.

Fuente: El Entre Ríos.