Generó asombro, inquietud y preocupación entre la gente que concurrió este domingo por la tarde a Banco Pelay observar una importante cantidad de peces muertos en un tramo de casi 50 metros de la costa del balneario uruguayense.
Las personas que estuvieron allí presumen que “esa mortandad podría estar relacionada con una eventual contaminación y no por causas climáticas”.
De acuerdo a los testimonios, sobre la costa se hallaron peces de distintas especies y de importantes dimensiones, a tal punto que algunos alcanzaron la medida de los 70 centímetros de largo.
La gente afirmó que, al caer la tarde, el río Uruguay continuaba trayendo desde su interior nuevas especies, que depositaba sobre la playa más importante de nuestra ciudad.
Si bien se intentó recabar alguna opinión desde un organismo oficial, eso no pudo ser posible, en virtud de que, hasta anoche se “desconocía de la situación”.
Como se recordará, a principios de año, más precisamente en enero, se conoció la noticia referida a los altos niveles de contaminación en el principal cauce de agua en la costa este. En tanto que, a fines de agosto, a El Telégrafo, de Paysandú, llegaron fotografías que documentaron la aparición de peces muertos en las costas del río Uruguay, esta vez frente a la playa del Club Remeros de esa ciudad. Fueron enviadas por un deportista que se encontró con ese panorama cuando se disponía a realizar su entrenamiento habitual. Allí aparecieron unas 20 bogas muertas, “una piraña” grande y un dorado que tendría entre 5 y 7 kilos. Éste presentaba un corte abdominal, no así el resto de los peces.
A todo esto, los vecinos de la localidad de Casa Blanca (Uruguay) pusieron en conocimiento de la aparición de numerosos peces muertos frente a la costa de la localidad. La situación también había sido detectada aguas arriba por pescadores que salieron al río desde el Club Náutico.
Por esos mismos días, el colectivo ambientalista Vecinos de Guichón por los Bienes Naturales denunció la aparición de numerosos peces muertos en aguas del arroyo Santana. Lógicamente en ese episodio se apreciaban ejemplares de tamaño menor a los encontrados en el río Uruguay y lo relacionaban con vertidos procedentes de un vivero forestal existente en la zona.
Fuente: La Calle