Justicia Federal

Condenaron a un narcotraficante a 12 años de cárcel y a tres policías por no perseguirlo

Una causa judicial que estuvo rodeada de polémicas y acusaciones cruzadas concluyó este viernes con una sentencia en la que se condenó a un hombre a 12 años de prisión por liderar una red de narcotráfico en Concepción del Uruguay. Tres policías que estaban acusados de cómplices en el negocio de la droga, fueron sentenciados a penas de libertad condicional por no cumplir sus deberes de control.

El Tribunal Oral Federal de Concepción del Uruguay, integrado por Mariela Rojas, Jorge Gallino y Roberto López Arango, condenó a Hugo Nicolás Giarrizzo a 12 años de cárcel por el delito de “Organización del tráfico de estupefacientes” agravado por la intervención de tres o más personas.
María Rosa Díaz, Mirta Anahí Valenzuela y Alicia Quintero recibieron tres años de prisión en suspenso por el mismo delito, pero en el cual tuvieron roles menores o secundarios. Las tres se encontraban presas y se dispuso su inmediata libertad.

Tres policías estuvieron procesados y con prisión preventiva durante dos años por los vínculos con Giarrizzo, pero en el juicio no se comprobó, según el fallo judicial, de que hubieran sido cómplices en el narcotráfico.

Claudio Fabián González Luna fue condenado a un año de prisión en suspenso por “Incumplimiento de deberes de funcionario público”, al igual que Luis Mariano Larrosa, en tanto que Alcides Jesús Arce recibió dos años de prisión condicional por ese delito más el de “Omisión de perseguir delitos” que por sus funciones correspondía. Los tres fueron absueltos del delito de comercio de drogas.

La fiscal general María de los Milagros Squivo fue quien llevó adelante la acusación pública, en tanto que actuaron como defensores las oficiales Julieta Elizalde, María Laura Raíces y María José Bonifacino, y los abogados particulares José Ostolaza, Pablo Sotelo y Josefina Ostolaza.

La investigación instruida en el Juzgado Federal con asiento en “La Histórica” fue llevada adelante en parte por la Prefectura Naval Argentina y en parte por la División Toxicología de la Jefatura Departamental de Policía Uruguay.

Giarrizzo: historia, conflictos y caída
Nicolás Giarrizzo es uno de los cinco hijos de un conocido médico de la Policía provincial, Hugo César Giarrizzo. Su hermana Victoria es la secretaria de Industria, Comercio y Minería de Entre Ríos y también fue secretaria de Producción de la Municipalidad de Concepción del Uruguay, pero nunca se vinculó con las actividades de su hermano. De hecho, se distanciaron hace muchos años, tal como lo relató públicamente en 2022 tras la detención de Nicolás.

El médico Giarrizzo, una madrugada de mayo de 2006, se quitó la vida frente a su diploma de traumatólogo. El episodio causó una gran conmoción en la ciudad: era muy conocido y un apasionado del boxeo, incluso había integrado el equipo de profesionales que intervino quirúrgicamente a Ringo Bonavena, según contaban sus más allegados. Esa misma vivienda de calle 25 de Mayo Nº 143, casi esquina 8 de Junio, que fue la escena de pericias y planimetrías aquella jornada trágica, volvió a llenarse de uniformados 16 años después. Fue cuando se ordenaron los múltiples allanamientos a la banda narco en septiembre del año pasado, liderada por Nicolás, quien residía en la misma casa donde su padre terminó con su vida.

Quizás aquella tragedia familiar fue el inicio de muchos conflictos personales. A Nicolás Giarrizzo no le iba mal en su actividad laboral, ya que había logrado instalar varios locales de carnicería de la franquicia de Friar, entre otros negocios que le permitían un buen pasar. A su vez, venía lidiando desde hacía mucho tiempo con la problemática de la adicción a las drogas, según contó en la causa judicial por la que ahora está preso. En esa actividad como comerciante fue tejiendo buenos contactos con la Policía. Su nombre, que ya se había enturbiado por sospechosas maniobras que muchos vecinos venían observando en los últimos años, apareció en agosto de 2020 como una de las piezas claves de una banda que se dedicaba a la distribución de drogas en las ciudades de Concepción del Uruguay y de Colón, según el informe inicial de la Prefectura Naval Argentina con sede en la localidad.

Dos meses después de iniciada esa investigación en la Justicia Federal ocurrió un episodio que fue vinculado directamente a esta organización: un intento de contrabando de drogas desde o hacia la República Oriental del Uruguay. Fue un procedimiento de Prefectura que tuvo lugar a la altura del kilómetro 182 del río Uruguay, en la orilla de la isla Cambaucá, donde una patrulla fluvial observó un bote abandonado en la costa, sin presencia de ninguna persona a su alrededor. El hecho había sido advertido por un pescador que denunció la situación extraña. Al acercarse al lugar, los efectivos hallaron, escondidas entre la maleza y bajo una lona, varias mochilas que en su interior contenían más de siete kilogramos de cogollos de marihuana y uno de cocaína, además de casi 780.000 pesos en efectivo. El aforo de los elementos secuestrados en el lugar, según informó en ese momento la fuerza, sumado al valor de la droga, ascendía a más de 10.000.000 de pesos (en octubre de 202).

En las averiguaciones para saber de quién era o quién había dejado allí ese cargamento millonario, los prefectos siguieron en rastro de la embarcación “La Yapa”, que había sido propiedad de un hombre de apellido Maidana. Fueron a entrevistarlo y les dijo que se la había comprado un tal Juan Alberto Fister. Se trataba casi de un fantasma, hasta que pudieron dar con otro hombre que habría utilizado esta identidad para realizar la adquisición: Juan Domingo Pizzatti. Comenzaron a seguir los pasos de este sospechoso y los cabos sueltos se empezaron a atar: los prefectos informaron que observaron a Nicolás Giarrizzo frecuentando a este sujeto, incluso ingresando a su domicilio de calle Ameghino donde “bajó con un paquete y se introdujo en su finca”. Pizzatti fue imputado, indagado y procesado, paralelamente a la investigación a la banda narco que se venía desarrollando, por el delito de contrabando agravado de estupefacientes, en grado de tentativa. Pero un par de años después su suerte cambiaría porque la Cámara Federal de Apelaciones cuestionó el modo en que fue endilgado el delito, en forma imprecisa y contradictoria, ya dentro de la causa por la organización narco criminal.
La cobertura policial
Giarrizzo no es un personaje desconocido en Concepción y ha tenido siempre mucha actividad y por lo tanto relación con la Policía. Por un lado, en lo que respecta a su cadena de carnicerías Friar, coordinaba casi diariamente con distintos jefes de comisarías o incluso autoridades de mayor rango la custodia de los comercios, sobre todo para que haya uniformados presentes al momento del cierre de los mismos. A cambio, les daba algunos cortes cárnicos para las comidas que preparan en las dependencias policiales. Además, Giarrizzo organizaba frecuentemente fiestas y eventos, para los cuales solicitaba custodia policial. Por ejemplo, González Luna dijo que cuando era jefe de la Comisaría Tercera, junto a los jefes de las otras seccionales se pusieron de acuerdo para que los efectivos estuvieran presentes al momento del cierre de los locales, y cuando él pasó a ser jefe de comando su función era distribuir a los funcionarios en los diferentes escenarios y lugares de la ciudad, entre ellos fiestas, boliches, paradas, guardias de bancos. Entonces, argumentó que en esas funciones fue que se comunicó con Giarrizo. Incluso, mencionó que las fiestas eran públicas y autorizadas por la municipalidad local y por ello se podía contratar servicios de adicionales.

En estas fiestas se distribuían y vendían drogas, según surge de los informes en el expediente, y la hipótesis es que la coordinación de Giarrizzo con policías no era de seguridad por si ocurrían incidentes, sino para que los dejaran vender tranquilos.

—Te voy a pagar una muy buena plata, pero tenés que ayudarme a organizar, son muchas cosas boludo, son muchas cosas-, le dice Giarrizzo a González Luna en una comunicación telefónica interceptada.

En otra escucha, el comerciante procesado dialogó con un disck jockey que iba a actuar en uno de sus eventos y le dice: “Acá tenemos la cocaína... ja, cocaína, el éxtasis y la marihuana y falta la música”. Por esto, considera la Justicia, el sospechoso pretendía asegurarse que la seguridad de sus eventos, tanto interna como externa, estuviera a cargo de sus policías cooptados: “¿Vos estás de turno o no?, le preguntó a uno de ellos en una conversación grabada por la Justicia, con el fin de que si surgiera alguna intervención de efectivos de otras áreas ellos pudieran interceder. Por ejemplo, en medio de una fiesta Giarrizzo le dijo a Larrosa: “Vino el patrullero y ahora quiere que cortemos la música… pero Claudio no me atiende”.

Fuente: Análisis