Este viernes, el Instituto de Profesorado “Hermano Septimio” celebrará su primer jubileo. Será con una ceremonia que se realizará, este viernes 17 de octubre, desde las 20, en el Salón de Actos de la institución educativa ubicada en Espejo 162, esquina Hipólito Irigoyen de Concordia.
A propósito de tan especial fecha, la institución educativa de nivel superior, que actualmente forma a futuras docentes tanto de Nivel Inicial como de Nivel Primario y es conducida por el profesor Nicolás Sampieri, ha ido estrenando una serie de entrevistas realizadas a 4 docentes que fueron rectoras.
El ciclo de entrevistas a ex rectoras del Instituto de Profesorado “Hermano Septimio” fue una realización que contó con la participación de estudiantes de la Tecnicatura Superior en Comunicación Social del Instituto de Profesorado “Concordia”, institución hermana que comparte edificio.
Por las cámaras y en un material para atesorar que quedó subido en el canal de Youtube @IPHermanoSeptimio, pasaron las profesoras Elisa Rey, María del Carmen Giménez, Laura Cardozo y Alejandra Russo. A continuación, El Entre Ríos reproduce fragmentos de los testimonios:
El camino de Elisa Rey
Elisa Rey es profesora de Filosofía, investigadora y ha sido una de las primeras rectoras en el Instituto “Hermano Septimio”. “Me siento nostálgica, me acuerdo de los primeros tiempos cuando empezó la construcción del edificio, cuando empezamos a tener ciertas cosas, cuando se le encontró un lugar para la biblioteca. En fin, son muchas cosas que me despiertan mucha emoción”, afirmó inicialmente.Luego, consultada por su carrera en el ámbito de la educación, recordó cómo fue que ingresó al Profesorado “Concordia”, primer antecedente de lo que luego su paso al “Septimio”. “Soy maestra normal nacional, el antiguo título que había con salida laboral. Mi primera designación fue en Puerto Yeruá. Allá conocí al padre Meyer y a su hermana María Delia”, rememoró.
“Un día mi suplencia se terminó y quedé sin trabajo. Entonces, lo encuentro al padre Meyer y me preguntó cuándo iba a empezar la Catequesis. ‘Padre, yo no estoy más’, le respondí. ‘¿Cómo que no tiene trabajo?, bueno vamos a ver qué le conseguimos’, me dijo”, contó a modo de anécdota.
Y prosiguió: “el padre tenía fama de que todas las anotaciones chiquitas que hacía y las metía en su sotana las perdía. Entonces, a mí me tapó la boca porque esto fue más o menos a mediados de julio y el 3 de agosto él estaba en mi casa buscándome porque se le había creado el cargo de bibliotecaria del profesorado “Concordia”, destacó.
Luego, hizo una suplencia como rectora en el Bachillerato Humanista. “Había jurado, re jurado, que no tuviera lo menos 40 años y la experiencia suficiente no iba a agarrar más una dirección porque no tenía condiciones para directora. El mejor alumno se me escapaba a comprar bollos”, dijo entre risas.
Por otros 11 años continuó con el cargo de bibliotecaria del Profesorado “Concordia”, hasta que el padre Frosard le dijo: “basta de la biblioteca. Va a tomar horas”, recordó y precisó que dictó la cátedra de Teología. “Fui incrementando horas, tenía 42 cuando me llamaron para ser asesora pedagógica en Comercio 1, con un proyecto muy especial. Un día volvió su titular y yo no quería volver a las 42 horas. ‘No sirvo para tanto’, pensé”, afirmó y destacó que “justo me llaman del Profesorado de Jardín, que ya estaba creado, y me ofrecen la Rectoría”.
“Nunca hay que desconocer el contexto”
María del Carmen Giménez estuvo en los primeros años de la institución y pasó por todos los roles. Fue estudiante, profesora, secretaria y llegó a ser rectora por más de 4 años. Al regresar a su segunda casa, durante la entrevista, admitió tener “una mezcla de sentimientos y de emociones”.“Pensá que, cuando yo ingreso como alumna, el Profesorado recién se abría. Entonces, todo era muy pequeñito, familiar, en un edificio que era muy grande. Es ese juego de emociones: alegría, tristeza, el reencuentro con mucha gente y estar nuevamente en contacto con muchas alumnas. Eso te revitaliza”, admitió.
Poco después, reflexionó: “creo que nunca hay que desconocer el contexto social en el que uno está trabajando. Yo estuve 2 años primero, que fue con el advenimiento de la democracia. Un contexto distinto al que había cuando yo estudiaba”, comparó en relación a aquellos años oscuros marcados por la falta de democracia.
“Después, en el 2001, tomamos toda esa crisis tremenda que hubo, en lo social y demás, y nos pasó que en ese momento era el apoderado legal el licenciado Osvaldo Bodean. Nos tocaban situaciones donde por ahí nos teníamos que sentar a ver cómo hacíamos”, recordó y precisó que “se dio un paro docente muy grande y teníamos a las alumnas de primer año que no podían empezar porque no había profesores. Muchas de esas chicas eran de afuera y menores”.
“Por lo tanto, hicimos algo inusual creo yo en un Profesorado que fue llamar a los papás y explicarles la situación porque había gente que estaba pagando una pensión, un montón de cosas. Sobre la marcha, uno va aprendiendo qué estrategia usar frente a esas situaciones”, concluyó.
En otro tramo, la docente habló de otro momento “que marcó al Profesorado”. Se refirió a cuando “nos reconocen lo que en, ese momento, se llamaba Proyecto Educativo Institucional. Trabajamos acá, con todos los profesores, a destajo, pero lo tenía que reconocer el CGE. Sin eso, no había validación en los títulos, no había reconocimientos en las materias, toda una historia”, dijo y completó: “haber logrado que nos aprueben ese proyecto y los proyectos de los postítulos fue te diría un gol de media cancha porque había mucho detrás”.
“Totalmente agradecida”
Laura Cardozo estuvo 10 años en la gestión, que dejó una huella que no se borrará. Enseñanza, amor por lo que hace. “Estuve 10 años como rectora con un orgullo tremendo porque fue mi casa formadora”, precisó.“Yo estudié acá el Profesorado de Educación Inicial, trabajé durante 10 años como profesora de Residencia y, cuando me convocaron para ser Rectora, fue un orgullo enorme. Totalmente agradecida y feliz de haber pasado por esta casa de estudios”, celebró.
Admitió que, cuando entra a la institución, “ya siento un golpecito en el corazón, de emoción. A veces, cuando vengo, me voy con una sensación de añoranza porque son tan cálidos en el recibimiento, te dan tanto cariño, que eso va a perdurar siempre”, ponderó y afirmó que “es exactamente igual que cuando estaba estudiando: de compañerismo, personas queridas, de un afecto especial y eso es invalorable la institución”.
Más adelante, en la entrevista que puede repasarse en el canal de Youtube del Profesorado, aseguró: “pienso que ha de ser re difícil ser padres, hoy en día, porque mientras el chiquito está con el celular uno puede hacer un millón de cosas porque sabés que está entretenido, pero no es lo ideal que estén todo el tiempo con la tecnología”.
Finalmente, dejó un mensaje para las actuales generaciones de estudiantes: “Para las chicas, lo más importante es que tengan vocación, un amor incondicional por lo que hacen. Si no aman esta carrera, no van a ser felices”, explicó y cerró: “tenemos que amarla para poder disfrutarla y estar con los chicos, sabiendo lo difícil que es para nosotras estar formando a esas personas tan importantes”.
“Un gran sueño”
Alejandra Russo es licenciada en Educación y profesora de Educación Física. En su haber, ha realizado Diplomaturas en Educación, y otras licenciaturas tanto en Educación Física, como en Educación, Investigación y Gestión. Fue rectora entre 2015 y 2023. “Fue un gran sueño ingresar como docente en el nivel porque ya me había especializado y soñaba con formar parte del Hermano Septimio. En 2006 se convoca, por proyecto, a ser veedora en mesas de exámenes ya que fui una de las primeras licenciadas en cuanto a investigación educativa”, recordó sobre sus inicios.“Al año siguiente, se me propuso ingresar como profesora de Investigación Educativa y, un año después, “con mucha emoción me eligieron coordinadora de la carrera así que continuaba en el aula y ejercía la coordinación. En 2014 presenté un proyecto, si bien no me veía fuera del aula, era un gran desafío suceder a Laura. Cuando fui elegida fue un encuentro de todas las emociones”, recordó.
Para terminar, también dejó una enseñanza: “creo que lo primero que no hay que olvidar es dónde comienza la educación: la familia. Eso no tiene que perderse. Y estar consciente de que la familia es la base que sustenta el desarrollo integral del niño”.
Fuente: El Entre Ríos.