En 2024 las exportaciones uruguayas a Argentina mejoraron por el impulso de las ventas de soja, y, de cara al año próximo, varios factores ayudarán a que esa mejora sea generalizada a otros rubros, revela un informe publicado por el diario El País.
Luego del derrumbe de 2023, las exportaciones uruguayas hacia Argentina comenzaron en 2024 un lento proceso de recuperación con la expectativa que esa tendencia se acelere en 2025. La abrupta apreciación del peso argentino, la proyectada recuperación del consumo y de la actividad económica, sumada a la inminente eliminación del impuesto a las importaciones, son factores que prometen impulsar la demanda desde el mercado vecino en el próximo año.
“Durante la primera parte del año hubo una fuerte caída de las importaciones en Argentina por el gran ajuste cambiario de fines de 2023, los cronogramas de diferimiento de pagos de importaciones que impuso el Banco Central y la retracción de la economía. Esos tres factores ya no existirán el año próximo. Con eso, el crecimiento de las importaciones en 2025 será de entre el 10% y el 15%, lo que abrirá oportunidades para las exportaciones uruguayas hacia Argentina”, dijo Marcelo Elizondo, consultor especializado en comercio exterior, en Buenos Aires.
A contramano de la caída del 47% que registraron las ventas uruguayas al mercado argentino en 2023, este año los registros de los 15 principales productos de exportación muestran hasta noviembre un incremento del 19%, según datos del Instituto Uruguay XXI.
Ese crecimiento, sin embargo, es engañoso dado que respondió casi exclusivamente al salto del 567% interanual registrado en las exportaciones de soja. Las importaciones de soja en Argentina proveniente de los países vecinos vienen rompiendo records para abastecer a las plantas de molienda ante la fuerte demanda global de derivados como aceite y harina de soja.
No obstante, más allá de ese caso puntual, el resto de los sectores tradicionalmente exportadores a Argentina sufrieron este año los efectos de la drástica caída de los ingresos reales en ese país.
Por caso, en medio de la contracción de las ventas de la industria alimenticia, las exportaciones hacia el mercado argentino tanto de alimentos como de celulosa y de papel y cartón se vieron impactadas. Entre enero y noviembre de este año, los envíos de celulosa solo sumaron US$ 43 millones, una reducción del 23% con respecto al mismo período del 2023.
La brusca caída del poder adquisitivo también afectó a la demanda de autopartes. Las exportaciones a Argentina –el principal destino de este rubro- sumaron en lo que va del año US$ 84 millones, una disminución interanual del 8%. Ese descenso de las ventas, conformadas básicamente por conjuntos y subconjuntos de arneses de cable, y cueros cortados para tapizados, es una consecuencia directa del derrumbe de la producción de vehículos en Argentina en el contexto de un mercado en fuerte retracción. Según la Asociación de Fábricas de Automotores (ADEFA), la producción de vehículos en Argentina registró entre enero y noviembre una caída interanual del 18,3%.
Cambio de expectativas
La parcial recuperación de las exportaciones uruguayas hacia Argentina anclada exclusivamente en la soja promete virar el próximo año a un crecimiento más uniforme y robusto.Esas perspectivas favorables no solo están impulsadas por la fuerte apreciación del peso argentino y la esperada recuperación del consumo en el vecino país, sino también por la supresión de restricciones que viene llevando adelante el gobierno de Javier Milei.
La eliminación del controvertido Sistema de Importaciones de la República Argentina (SIRA), el acortamiento de los plazos de acceso al mercado de cambios para el pago de importaciones y la reducción de aranceles para casi un centenar de productos configuran un escenario más favorable para el crecimiento de las compras al exterior que el que regía hasta el año pasado.
Esas expectativas también prometen consolidarse con la eliminación a fines de este año del Impuesto PAIS, un tributo heredado del gobierno anterior que se aplica sobre las importaciones y servicios de fletes internacionales.
Como parte del durísimo plan de ajuste fiscal lanzado al comienzo de la gestión, el gobierno de Milei, a contramano de sus promesas electorales, incrementó del 7,5% al 17,5% la alícuota de ese impuesto. Sin embargo, ya en setiembre la alícuota volvió al 7,5% y pasará a cero a partir del año próximo.
“Este año hubo un reacomodamiento del comercio exterior en Argentina. En 2025 se espera que el consumo empiece a despegar y, de confirmarse, eso hará que surjan oportunidades para exportaciones uruguayas incluso en rubros que anteriormente no fueron explotados”, dijo a El País Fernando Furci, gerente general de la Cámara de Importadores de la República Argentina (CIRA), en Buenos Aires.
“Un ejemplo es el sector lácteo, en donde Uruguay tiene tradición y alta calidad. Ese sector estuvo muy cerrado en Argentina durante los últimos 15 años. Como el lácteo, otros rubros en los que hasta ahora se pensaba que no había oportunidades para las ventas uruguayas hacia Argentina podrían empezar a crecer a partir del año próximo”, agregó.
Además de los rubros que podrían sumarse en este nuevo contexto, los sectores históricamente exportadores hacia Argentina tienen mejores expectativas para el 2025. “El consumo de alimentos este año estuvo muy afectado por la inflación y la pérdida del poder adquisitivo, pero ya el año próximo los ingresos empezarán a recuperarse con lo que la demanda de insumos como la celulosa o el papel y cartón se verá impulsada”, dijo Elizondo.
En la industria automotriz, en tanto, las perspectivas son contrapuestas. “Para el 2025 esperamos que la producción de vehículos crezca entre un 5% y un 10%, con lo que recuperará solo una parte de la fuerte caída de este año. La recuperación no será mayor porque se espera un fuerte incremento de las importaciones de vehículos terminados”, dice Andrés Civetta, consultor de Abeceb, en Buenos Aires. Esa tendencia podría impulsar los envíos de vehículos a Argentina, país con el que Uruguay tiene acuerdos de complementación económica que favorecen a esa industria.
En contrapartida, la recuperación de las ventas de autopartes podría retrasarse. “Como prevemos un aumento de las importaciones de vehículos y una pérdida de terreno en el mercado de los autos de fabricación nacional, la producción local crecerá a ritmo lento, con lo que la demanda de autopartes también será moderada. A eso se suma que no es tan rápida la sustitución de un producto por otro en un vehículo dado que hay procesos de producción que ya están planificados”, dijo Civetta.
En otro más de sus cíclicos movimientos pendulares, la economía argentina pasó de un proteccionismo rígido a una apertura abrupta con un peso apreciado. Ese nuevo escenario abre interrogantes sobre la evolución de la producción local y del empleo en sectores industriales poco competitivos. En cualquier caso, más allá de esos potenciales riesgos que penden sobre la economía argentina, la novedad para las exportaciones uruguayas es que el quinto mercado en términos de volumen promete abrir sus puertas de par en par en 2025 luego de largos años de restricciones.
Fuente: El País de Montevideo