Más de la mitad de los precios relevados por consultoras privadas sufrió cambios en la primera semana de abril; entre el 70% y el 80% sufre por lo menos una remarcación en un mes completo.
Fue a mediados de marzo pasado en el quinto piso del Palacio de Hacienda. Dos importantes funcionarios del Ministerio de Economía analizaban el último número de inflación de febrero. Mencionaban entonces el impacto de la carne, la situación macroeconómica y se lamentaban sobre los “desbordes inerciales” de los precios. Tomaron este último argumento para justificar los “senderos de precios” pactados entre el Gobierno y las empresas. “Los acuerdos tienen como concepto coordinar la inercia inflacionaria”, dijeron sobre un fenómeno cada vez más difícil de abatir.
Pero esa coordinación aún no logra imponerse. Los productos cambian de precio con mucha frecuencia. Las remarcaciones crecen, más allá del peso de las variaciones que terminan determinando la inflación mensual. La Argentina llega así a una etapa de indexación semipermanente en muchos rubros y sectores de la economía, explica un informe del periodista Francisco Jueguen, para La Nación.
En la antesala de la publicación del IPC de marzo, que se conocerá el viernes y rondaría el 7%, quienes realizan relevamientos privados de precios vieron un aumento del ritmo de remarcaciones en la primera semana de abril.
El último informe de la consultora LCG advirtió que el 49,5% de la canasta que releva cambió de precio. Se trata de la mayor variación en el llamado índice de difusión desde que comenzó a medir, en septiembre de 2021. LCG releva 8000 productos en ocho cadenas de supermercados. “Cada vez hay más gimnasia para modificar precios, lo que da mayor inercia al proceso inflacionario en sí mismo”, explicó Guido Lorenzo, director de la consultora.
“Más allá de tener o no una política macro correcta, hay que cambiar la forma en la que actúa el público. Cambiarle la forma de actuar a la gente es difícil”, agregó el economista sobre el enorme desafío hacia adelante.
En Eco Go, que releva 6000 precios semanalmente en cuatro supermercados, indicaron que el 59,5% de los productos de la canasta varió sus precios de una semana a la otra en los primeros siete días de este mes. “Fue un fuerte aumento [del índice de difusión]”, describieron en la consultora de Marina Dal Poggetto. Bajaron de precio el 1,7%.
En el promedio de las últimas cuatro semanas, según Eco Go, el porcentaje de productos que retocan sus precios llegó a 73,2%. Se trata de un número más preciso, ya que las primeras semanas siguen siendo ventanas de aumento de listas. “Antes, las empresas pedían información para tomar decisiones de precios una vez por mes y el 70% de los productos no aumentaban cuando había más o menos un 20% de inflación. Ahora hay instancias de discusión de precios cada quincena”, contó un consultor que trabaja día a día con muchas firmas de consumo masivo.
Mientras se mantiene sin freno el ritmo de remarcaciones, el peso de los aumentos crece. “Cuarta y tercera de marzo dieron más altas que las del mes anterior”, contaron el FIEL. “En la primera semana [de abril], los alimentos y bebidas nos subieron 4,4%, con fuerte aumento de verduras, pero también carnes y panificados. Eso hace que el IPC total de la primera semana contra la primera de marzo te de 7,4%”, afirmó Camilo Tiscornia, director de la consultora C&T.
La mayor preocupación
La inflación sigue siendo en todas las encuestas el principal problema que aqueja a los argentinos y será un vector fundamental en un año marcado por las elecciones presidenciales. Un relevamiento por D’Alessio Irol y Berensztein en marzo y difundido la semana pasada detectó un deterioro con respecto a los últimos tres meses en la evaluación de la situación económica actual y futura. De hecho, el apoyo entre los votantes del oficialismo cayó 11 puntos en solo un mes. La inflación se mantiene en el tope en la lista de los temas que más preocupan. Creció casi diez puntos –de 83% a 92%- en un año y es punta de lanza para todo votante, no importa por qué partido haya apostado en las últimas elecciones. Le siguen detrás la inseguridad y la delincuencia, y la incertidumbre económica.La suba de precios preocupa interna y externamente. El Fondo Monetario Internacional (FMI) empeoró su perspectiva de inflación para este año y prevé un alza de 88%. Ese pronóstico está muy por debajo del estimado por los analistas privados en el Relevamiento de Expectativas del Mercado (REM) conocido el viernes y que marcó 110%. Delante de la Argentina sólo aparecen, según el ránking elaborado por el Fondo Monetario, Venezuela y Zimbabwe.
El presidente Alberto Fernández participó de una cumbre antiinflación la semana pasada con los presidentes de México, Brasil, Chile Cuba, Bolivia, Colombia, Honduras, San Vicente y las Granadinas, y Belice. “Fernández expresó la disposición de la Argentina como proveedor confiable de alimentos de calidad y de tecnologías aplicadas a la producción agrícola-ganadera”, contó entonces. No sé si será un buen negocio para esos socios: el Banco Mundial estimó que el país es el que muestra mayor inflación en alimentos (103%) detrás de El Líbano (261%) y Zimbabwe (137%). Lula podrá dar mejores consejos a su amigo. La inflación de Brasil fue en marzo de 0,71%. En doce meses es de 4,65%.
En el país y en la antesala de las elecciones, la situación se recalienta con los trabajadores. La familia Moyano se encargó en las últimas de dejar en claro que el Gobierno no puede controlar la inflación. Pablo Moyano, que celebró el alivio al impuesto a las Ganancias (aún no formalizado) anunciado por Sergio Massa, dijo que hay “una inflación que el Gobierno no logra controlar”, que los camioneros fueron los primeros en hacer cumplir los programas oficiales con los controles a los supermercados que generaron polémica y pidió “ser más duro” con los empresarios. “Multalos, clausuralos, haceles algo”, reclamó el dirigente de la CGT y del gremio de los camioneros al Ejecutivo.
La información que le llega a Moyano es preocupante. La inflación de los trabajadores fue del 7,5% en marzo y el primer trimestre superó el 20%. Es un indicador que se hace bajo la vigilancia de un ex ministro de Alberto Fernández. “Hoy la inflación hace que exista crecimiento de empleo con crecimiento de pobreza, que no se veía desde la década del 90 del siglo pasado”, sugirió el ex titular de la cartera de Educación y director general del Centro para la Concertación y el Desarrollo (CCD), Nicolás Trotta. Junto con la UMET elaboran este indicador.
Más vehemente fue otro Moyano en declaraciones televisivas en los últimos días. En América, Facundo advirtió que este año habrá más de 100% de inflación, dijo que todo el mundo pasó por la guerra y la pandemia (desautorizando el argumento oficial) y que el poder adquisitivo cae hace cinco años. “Pegarle a Alberto no tiene sentido; se pega solo y le pegan los de su propio gobierno”, sentenció. Luego contó una infidencia: “Le dije a mi papá que con el 5% de los que pasa, nosotros ya estaríamos en la calle reclamando”. En cambio, Hugo, por su padre y el líder de los camioneros en la Argentina, -dijo Facundo- tiene un “sentido de responsabilidad” y no está dispuesto a “atacar la gobernabilidad”.
Fuente: La Nación - Francisco Jueguen