Tras varios días de creciente continua, este jueves por la mañana el río Uruguay superó los 12,60 metros. Además de haber llevado al corte en calle Salta y la evacuación de los vecinos de esa zona, personal municipal y agentes de tránsito decidieron cortar también la Avenida de los Pueblos Originarios (Costanera) desde calle 1ro de Mayo en adelante.
Allí, las vallas colocadas y las cintas de peligro hacen que los vehículos frenen su marcha “salvo los que son comerciantes o vecinos que deben evacuarse. Cortamos para que haya un orden”, dijo un agente de tránsito a El Entre Ríos.
La imagen es un Deja Vú. Comerciantes y vecinos observan, trabajan y se ayudan, camiones de la Cooperativa Eléctrica retiran medidores, la Policía y la Prefectura cuidan el lugar y los curiosos ahora pasan caminando a mirar lo que ocurre y tomar alguna foto.
Si la resiliencia tuviera que tomar significado con un ejemplo vivo, ese sería el de los comerciantes, clubes y familias que viven alrededor de la costanera. Entienden que el avance del río se puede dar en cualquier momento, que deben esperar y luego volver a empezar cuantas veces sea necesario.
Salir y volver sin reparaciones económicas
Manolo Pérez, propietario de la parrilla y restaurante “Lo de Manolo”, es uno de los que este jueves por la mañana comenzó a pensar en retirar algunas cosas. Resulta afectado cuando el río supera los 13 metros y, según el último parte de la Comisión Técnica Mixta de Salto Grande, el nivel llegaría, durante el viernes, a los 13.10.“Estamos esperando porque en la parte de atrás nos ingresa a los 13.30 metros, todavía tenemos un margen. Lo que ha sucedido es que ya han cortado la energía eléctrica en algunos comercios de la zona, sobre todo a los que tienen los medidores por calle Buenos Aires, allí en donde sale el agua por los desagües”, contó a El Entre Ríos.
Sobre la situación de su local en particular, relató: “Vamos a esperar que CTM siga informando, con la esperanza puesta en que aguante un poco el agua, ya que en los puertos al norte comenzó a bajar y tenemos fe en que baje acá”.
Según aseguró, cuando el río llega a los 13 metros ingresa en un terreno llano y avanza sin obstáculos, por eso deben prevenir aunque no están convencidos. “Con los otros comerciantes estuvimos hablando. Algunos empezaron a desarmar sus locales, pero no muy convencidos porque esperamos que Salto Grande mantenga un poco alto el lago, aunque sé que afectan del otro lado, donde tienen que subsidiar. Esa es gente más pudiente que nosotros y nos vendría bien que no nos perjudiquen tan rápido y de paso no arruinen la costanera”, aseguró y agregó: “Nosotros no recibimos aportes de ningún tipo, la salida después de la creciente es a fuerza de nosotros y colaboradores que son familiares, amigos, clientes y conocidos”.
“Sabemos que el lago tiene un máximo, pero hubo presidentes de CTM como Juan Carlos Cresto que lo mantuvieron un poquito más elevado y no afectaron tanto a los comerciantes de la costanera, a la gente y los clubes, aunque debieron indemnizar”, expresó luego.
Durante la crecida anterior, el local de Manolo se vio afectado y la vuelta al trabajo no resultó sencilla. “La creciente anterior nos afectó muchísimo porque estuvo mucho tiempo. Encima nosotros venimos de un incendio, pero mi abuelo decía que después de todas las malas vienen las buenas, así que espero ansioso las buenas”, indicó finalmente.
Mario Doval, propietario de Mc Doval’s, por su parte, comentó: “Ya conocemos el parte hasta mañana. Estamos afectados, saliendo de nuestros comercios y si llega a los 13,10 metros como prevén nos saca a todos los que estamos en la zona. Estamos aguantando, tenemos esperanzas en no tener que salir todos porque es enorme el esfuerzo que tenemos que llevar adelante”.
Sobre el trabajo de evacuación, precisó: “Nosotros los comerciantes somos responsables y cada uno sabe a qué altura tiene que salir, previendo no perder instalaciones o mercadería. Es un trabajo pesado. Tratamos de esperar, pero una vez que nos quitan el medidor de energía eléctrica no podemos hacer demasiado porque se arruina la mercadería”.
Al igual que Pérez, Doval mencionó que no reciben aportes. “Nunca recibimos ningún resarcimiento. El aporte que hacen es aguas arriba, por eso cuidan no llegar a la medida máxima. Si inundan acá no pasa nada, nosotros no importamos, pero no tienen en cuenta el daño que hacen en esta zona. Recién ahora estamos recuperándonos del daño enorme que nos hizo la creciente de noviembre y otra vez nos tocará. Hemos hablado con representantes políticos de todos los colores para que, por ley o estatuto, nos reconozcan el daño que nos hacen. Muchos nos dijeron que harían el reclamo, pero hasta ahora salimos siempre por nuestros medios”, aseguró.
Permanecer cerca de casa
Evangelina y su familia llegaron en segundo lugar a los vagones que Trenes Argentinos dispuso sobre las vías, después de un matrimonio que ocupó el vagón de adelante. Están ubicados sobre calle Carriego y hasta allí llegaron con sus muebles y pertenencias.Vive en calle Buenos Aires al 630. El agua ingresó en su casa y debió retirarse. Decidió ir a un vagón en el que se encontraba con uno de sus hijos mientras el otro estaba en la escuela “porque hay que seguir con nuestras actividades”.
Según contó, el intendente Francisco Azcué pasó por la zona en la que vive avisando a los vecinos que iban a tener que evacuarse. “Eso me dijeron, yo no lo ví porque ya me estaba mudando, ya que tenía el agua dentro de mi casa”, dijo a El Entre Ríos.
El vagón en el que está Evangelina, al igual que los demás, no cuenta con comodidades. “Tenemos lo que trajimos y nada más. Todavía no hay energía eléctrica, ni un lugar donde cocinar y tampoco tenemos los baños químicos que suelen traer. No tenemos agua, la vez pasada se robaron la canilla y todavía no pusieron”, aseguró.
A pesar de la falta de confort, decidió ir con la familia a un vagón para estar más cerca de su casa y de la escuela de su hijo que todavía va a la primaria. “Tengo a mi hijo en la escuela y los centros de evacuados le quedan lejos. Yo sigo trabajando y él no sabe manejarse en colectivo así que es mejor estar más cerca y que pueda ir caminando”, contó y mencionó: “Yo pasé por todos los centros de evacuados y en el último la pasé muy mal. Estábamos separados por nylon y a mi vecina le robaron todo, una computadora, la garrafa, ropa. Si hoy me robaran algo, aunque sea una silla, yo no podría reponerlo, así que me vine acá y espero que salga todo bien”.
Como los comerciantes, Evangelina espera que esta vez la vuelta se dé más rápido, y que haya al menos una colaboración. “Dicen que va a durar menos tiempo la creciente y ojalá sea así porque hace frío esta vez. También espero que nos ayuden a la vuelta porque la vez pasada no tenían camiones y tuve que pagar fletes para volver, así como también la pintura de casa y los productos de limpieza”, concluyó.
Mientras la vecina terminaba de hablar, otra familia merodeaba el tercer vagón y observaba qué productos de limpieza debía llevar. A la vez, otro vecino se acercó para ver cómo estaban y explicar que a la noche tal vez habría una olla popular “porque nosotros nos acompañamos para aguantar hasta que el río se vaya”.
Fuente: El Entre Ríos