Está visto que a las Pymes entrerrianas se les está acabando la paciencia. Prueba de ello es el documento que publicaran demandando una reconsideración de la tarifa eléctrica T1G, aplicada especialmente al comercio de menores dimensiones. Y, por si quedaran dudas respecto del malestar existente, habrá que tomar nota del análisis urticante, sin eufemismos, efectuado por Adrián Lampazzi, presidente del Centro de Comercio de Concordia.
El titular de la centenaria entidad concordiense, en diálogo con el programa "Una Mañana por Delante, por Radio Ciudadana, además de explicar la naturaleza distorsiva de la tarifa T1G –que castiga el consumo multiplicando el valor del kilovatio-, puso el “dedo en el enchufe” al proponer sincerar el costo del VAD, el valor agregado de distribución, bajo la sospecha de que ese “costo”, que lo determina la provincia y no la Nación, está inflado por necesidades de la política; puntualmente, para bancar el sobredimensionamiento de ENERSA y los sueldos millonarios del EPRE (Ente Provincial Regulador de la Energía), desde siempre intervenido.
“Así se fue armando el monstruo”
“Hubo muchos años donde las tarifas estaban congeladas, donde el precio de la energía era prácticamente regalada, subsidiada, y hubo estamentos provinciales que, bueno, faltaba dinero por acá, agreguémosle un poquito más a la tarifa de la energía; faltaba dinero por allá, agreguémosle al precio de la energía; tenemos estos funcionarios que necesitan un cargo, vamos a ponerle algún cargo en la energía con un sueldo millonario, y así se fue armando un monstruo. Hoy, al sincerar la tarifa eléctrica, al decir ‘la tarifa no se puede subsidiar más y hay que cobrar lo que vale la energía’, te cobran lo que vale, pero, claro, lo otro quedó todo también; todo eso que se le agregó. La decisión política sería eliminar todo eso. Así como hubo un sinceramiento del valor de la energía, también tiene que haber un sinceramiento del valor de la distribución de la energía y terminar con todo ese tipo de negocios. Esto es así, crudo, pero es claro. Algunos sectores de la actividad económica por ahí lo han podido lograr y consiguieron alguna tarifa diferenciada, pero estamos quedando los más chiquitos, los hijos de la pavota, las Pymes, que somos la mayor cantidad”, disparó Lampazzi.Respecto de ENERSA, el titular del Centro de Comercio de la capital del citrus fue aún más explícito. Explicó que “lamentablemente, las tarifas en la provincia de Entre Ríos y lo que es el valor agregado de distribución, que es el valor que se le agrega a la energía para solventar la distribución, se toman de acuerdo a las necesidades que tiene ENERSA, una empresa estatal sobredimensionada. ¿Cuánto hay que cobrar de energía? Hay que cobrar tanto porque ENERSA necesita tanto. Ahí ya estamos con un problema”.
El otro “problema” al que apuntó es el Ente Regulador de la Energía de Entre Ríos, el EPRE. “Está intervenido desde su nacimiento, nunca se cumplió la ley que preveía un funcionamiento con tres profesionales y una estructura mínima. Es un monstruo donde -todos lo sabemos porque habitualmente sale en los medios-, diferentes políticos de distintos partidos terminan, no solamente con cargos en gobernación o en alguna diputación, etc., sino que también tienen algún cargo en el EPRE o en ENERSA. Entonces, se ha transformado esto en una caja de la política. Eso hay que decirlo claramente”.
Lampazzi bregó por una decisión política que cambie la regulación tarifaria provincial, permitiendo a las cooperativas fijar una tarifa distinta a la de ENERSA. “Vemos también que las cooperativas, a las que cuestionamos porque las tenemos más cerca, están obligadas a cobrar lo que determina el EPRE, les alcance, les sobre o les falte. Y eso también es un problema que debería modificarse, para que podamos exigir a nuestras cooperativas, que son empresas nuestras, más competitivas, cuyos costos son menores, a que tengan tarifas más baratas de lo que determina el EPRE por ENERSA”, argumentó.
En representación del comercio concordiense, el presidente de la entidad que los nuclea avisó que la situación es extremadamente grave: “Hemos llegado a un punto en el que tenemos la tormenta perfecta. Por un lado, baja rentabilidad en los comercios chicos, caída de consumo, el gobierno que dice que hay que ser más competitivo pero con caída de consumo y con estas tarifas es imposible; con la caída de rentabilidad que hay, es imposible ser más competitivo; entonces –ironizó- para ser más competitivo hay que estar colgado a la luz, no hay que pagar más impuestos como ingresos brutos, que es un impuesto totalmente distorsivo y criminal. Eso es lo que está sucediendo, por eso todos vemos que cada vez hay más emprendimiento tipo Marketplace, en viviendas particulares, por redes sociales, sin estructura, sin empleados, sin pagar impuestos… y bueno…, así se es más competitivo, pero ese no es el sistema que queremos”.
La “perversa” tarifa T1G
La llamada T1G es uno de los principales dolores de cabeza de los comerciantes pequeños. Lampazzi explicó que esa tarifa “es muy diferente al resto de la región centro, que se va multiplicando mucho más que en las provincias vecinas. La T1G hace inviable a las actividades que están consumiendo de esta tarifa. Esa T1G –recordó- se creó hace más de treinta años, cuando las necesidades energéticas de un comercio cualquiera o de una empresa cualquiera eran mucho menores a las actuales. Hoy no se concibe un comercio que atienda bien al cliente que, por ejemplo, no tenga aire acondicionado, en nuestra región. Hace treinta años atrás, ¿quién tenía aire acondicionado? Alguna gran empresa únicamente”.Explicó que la T1G, “a diferencia de la tarifa que tienen la industria o algunos sectores que han obtenido una tarifa plana, lo que hace es ir incrementando el valor del kilovatio a medida que va aumentando el consumo. Es decir, si vos vendés más, o trabajás mejor, no vas a pagar más energía simplemente porque consumís más, sino que vas a pagar un costo mayor porque el valor del kilovatio se empieza a multiplicar”.
Lampazzi dio ejemplos del impacto en algunos rubros: “Nos estaban comentando desde la Cámara de Heladeros de la Provincia de Entre Ríos que necesitan - el ticket promedio de ellos es de cuatro mil quinientos pesos- por lo menos las primeras setecientas ventas únicamente para cubrir la tarifa eléctrica. Después tienen que seguir con el resto, pagar al personal, alquileres, pagar insumos; es decir, es absolutamente inviable. Algo similar pasa con otro tipo de rubros como carnicerías, que a la energía no la usan para comodidad sino para seguridad alimentaria, para conservar los alimentos, básicamente”.
Terminar con los “curros”
El representante del comercio concordiense sugirió un pronóstico sombrío. “Ya no estoy preocupado si van a despedir a uno o dos empleados; estoy preocupado porque cierren dos, tres, cuatro, cinco, cien o mil empresas, directamente que desaparezcan, porque lo que hablo con la mayoría de la gente que me llama, que recibo tres, cuatro, cinco llamados por día, es que se plantean ‘voy a cerrar, voy a cerrar pero no sé qué hacer, entonces, como no sé qué hacer, aguanto’, porque ven que es imposible afrontar estos gastos que son de uno, dos, cinco millones de pesos al mes”, describió.A manera de conclusión, insistió con que debe haber un cambio de raíz: “Hay que terminar con los curros que están en el medio de la tarifa eléctrica; si no empezamos por ahí, no hay Salto Grande, no hay pantalla solar, no hay nada que sirva”.
Fuente: Radio Ciudadana - El Entre Ríos