Investigadores del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas -Conicet- revelaron que Entre Ríos registra niveles de acumulación del herbicida cancerígeno glifosato, de los más altos que existen a nivel mundial.
La investigación, publicada en la revista internacional Environmental Pollution, señala que el glifosato no hace más que acumularse en los campos argentinos, principalmente en la provincia de Entre Ríos. Urdinarrain encabeza el ranking mundial.
El equipo de científicos también ubicó rastros del herbicida en aguas de superficie, aunque a niveles más bajos que los comprobados en el suelo. "Dada la enorme cantidad pulverizada y la afectación de los microorganismos encargados de su degradación, el producto no hace más que acumularse en las tierras con todo el riesgo tóxico que esto implica", es lo que revela un artículo del periodista Patricio Eleisegui, autor del libro 'Envenenados', quien accedió a esta nueva evidencia del enorme impacto ambiental del veneno creado por Monsanto, utilizado por el sector agropecuario argentino en cantidades alarmantes.
El peón de campo Fabián Tomasi no estaba entrenado para usar pesticidas. Tenía que llenar los tanques de los rociadores lo más rápido posible para que siguiesen fumigando, lo que frecuentemente implicaba ducharse en sustancias tóxicas. Hoy, a los 47 años, es un esqueleto en vida y le cuesta salir de su vivienda en la provincia de Entre Ríos.
La investigación señala entre sus resultados que "bajo las prácticas actuales, las tasas de aplicación son más altas que las tasas de disipación" y resalta que "por lo tanto, glifosato y AMPA -su meta olito- deben ser considerados pseudo persistentes".
El estudio en cuestión, sujeto a muestras tomadas en 2015 de distintos lotes ubicados en el distrito entrerriano de Urdinarrain, sostiene que la concentración de glifosato constatada en esa zona se encuentra entre las más altas a nivel mundial. El equipo de científicos también ubicó rastros del herbicida en aguas de superficie, aunque a niveles más bajos que los comprobados en el suelo.
Fuente: El Once