Este jueves, en la lectura de alegatos, solicitaron 25 años de prisión de cumplimiento efectivo y prisión preventiva para Justo José Ilarraz. La solicitud se dio por parte de la Fiscalía, a cargo de Juan Francisco Ramírez Montrull y Álvaro Piérola.
Se trata de la pena máxima, que conlleva además la petición de que, en caso de que el fallo sea condenatorio, el cura acusado de abusar a menores en el Seminario de Paraná quede detenido de inmediato.
El pedido de los fiscales es coincidente con lo que el abogado querellante, Marcos Rodríguez Allende, adelantó en el marco de las declaraciones de testigos.
La causa había sido elevada a juicio oral por el último juez que instruyó el proceso, Pablo Zoff, el 17 de agosto de 2016. Y recién llegó a juicio en abril de 2018, luego de la suspensión de las audiencias que inicialmente habían sido previstas para noviembre de 2017. La apertura de la investigación penal, de oficio, se dio el 20 de septiembre de 2012, por directiva del Procurador General Jorge Amílcar Luciano García.
El procurador presentó el requerimiento de instrucción formal con el pedido de apertura de una causa penal contra el cura Justo José Ilarraz “por el delito de promoción a la corrupción de menores agravada por ser encargado de la educación”, que se convirtió en la piedra de toque que desnudó el escándalo de la pedofilia en la Iglesia y cómo el sistema de encubrimiento logró silenciar esos delitos por años.
Antes de que la Justicia comenzara con la instrucción de la causa, en 1995, diecisiete años antes, la Iglesia había instruido su propia investigación.
Los abusos de Ilarraz fueron primero investigados por la Iglesia. En 1995, el entonces arzobispo Estanislao Karlic le encomendó al abogado sacerdote Silvio Fariña llevar adelante una instrucción interna.
La investigación había sido ordenada por Karlic el 5 de julio, con la recomendación que debía llevarse adelante “con el mayor sigilo”, y que “una vez terminada y resuelto cómo actuar, según prescribe le canon 1.718 (del Código de Derecho Canónico, NdelR), se guarda en el archivo secreto de la curia”.
La tarea concluyó el 18 de diciembre de 1996, cuando Karlic dispuso “prohibir” a Ilarraz “venir y permanecer en el territorio de la Arquidiócesis de Paraná así como mantener comunicación de cualquier tipo con los seminaristas mientras el Tribunal del Vicariato de Roma sustencie el proceso y decida en el juicio que se le sigue a raíz de esta conducta”.
“Notificar al interesado (Ilarraz) de esta resolución e informarle que la desobediencia de la misma será sancionada con pena que no excluye la suspensión”, resolvió Karlic.
Cuando ocurrieron los abusos, Puiggari era prefecto de disciplina del Menor-Mayor, los últimos dos años del colegio secundario con internado que funciona en el Seminario; Ilarraz, a su vez, era prefecto de disciplina del Menor-Menor, de primero a tercer años, el ciclo básico. Precisamente, los alumnos del Menor-Menor fueron quienes denunciaron los abusos.
Maulión supo de todo aquello a partir del testimonio de las víctimas, en sucesivos encuentros que mantuvo, y en esas reuniones confesó que nada sabía por boca de miembros de la Curia. De todos modos, fue Maulión quien firmó, en febrero de 2004, a poco de asumir la conducción de la diócesis, la autorización para que Ilarraz se radicara en Monteros, Tucumán. Además, en 2010 Maulión recibió una carta, firmada por un grupo de sacerdotes, que lo instaban a denunciar a Ilarraz en la Justicia.
Karlic fue quien llevó el mayor peso de la responsabilidad en la causa Ilarraz y quien sostuvo en Tribunales, en su declaración por escrito, la certeza de que Ilarraz aceptó que cometió los abusos y le pidió perdón por esos hechos, de dos maneras: en forma personal, ante el cardenal, en Roma, y mediante una carta pública, que difundió en 1997.
En su segunda declaración por escrito que se conoció este miércoles -la primera fue en 2014- el cardenal Karlic afirmó en la Justicia que Ilarraz estuvo al tanto de la investigación diocesana que ordenó en 1995, tras conocer las primeras cuatro denuncias por los abusos en el Seminario. También, dijo que reconoció su autoría en los hechos y que pidió perdón de dos modos diferentes: a través de una carta pública que redactó en Roma, lugar en el que residió entre 1993 y 1997, y también ante el propio cardenal Karlic.
“El pedido de perdón lo hizo en relación a los hechos que se le imputaban sobre su relación con algunos seminaristas. Reconoció su culpabilidad en los hechos”, respondió Karlic a la pregunta número 13 del pliego de consultas que le formuló el Ministerio Público Fiscal en el juicio a Ilarraz, declaración a la que accedió Entre Ríos Ahora. “Tengo la seguridad de que ello ocurrió por cuanto hechos posteriores así lo confirman. Uno de ellos es que nunca volvió a la Arquidiócesis, lo que es expresión del cumplimiento de la sanción”, escribió Karlic al responder las 30 preguntas que le formuló la Fiscalía.
Karlic, el arzobispo Juan Alberto Puiggari y el obispo de Concepción, Tucumán -último destino de Ilarraz-, José María Rossi, declaran por escrito en el juicio, y este miércoles se conocerá lo que respondieron a los pliegos de preguntas de la Fiscalía, los querellantes y el defensor de Ilarraz.
Ilarraz había desmentido una aseveración brindada por Karlic durante su primera declaración, en 2014, en la etapa de instrucción de la causa Ilarraz, el sacerdote a quien siete víctimas denunciaron por graves casos de corrupción de menores que ocurrieron en el Seminario Arquidiocesano de Paraná, y cuyo juicio oral empezó en Paraná el lunes 16 de abril. En su declaración indagatoria del 24 de junio de 2015, el exprefecto de disciplina del Seminario –desempeñó esa función entre 1985 y 1993- negó haberle pedido perdón a Karlic, y aseguró que nunca fue notificado de la investigación que se ordenó en 1995.
Fuente: Ahora Entre Ríos Ahora