Los argentinos estamos a pocos días de elegir a quienes nos gobernarán los próximos 4 años, en un período complejo de nuestra historia, transitando una realidad que no siempre es aceptada como tal, aun cuando los datos empíricos sean contundentes.
El concepto de negacionismo se expresa claramente en la década de 1940, cuando el historiador francés Robert Faurisson niega la existencia del genocidio nazi. El negacionismo es representado por individuos que deciden negar la realidad y así evitar una verdad incómoda.
Así también existe el negacionismo grupal, cuando un segmento de la sociedad da la espalda a la realidad en favor de una mentira más confortable, originando verdaderos problemas sociales y políticos, siempre motivados por determinados intereses.
Este fenómeno ha adquirido mayor relevancia en el contexto actual facilitado por las nuevas tecnologías de comunicación. Internet permite compartir no solo como receptor sino también como productor contenidos negacionistas. Facilita la creación de contenidos en los que el individuo se aísla de todo aquello que no sea de su conveniencia y solo se vincula con los medios afines a sus pensamientos creando grupos de pertenencia que refuerzan sus creencias.
Estos grupos en sus estrategias habitualmente elaboran argumentos falsos, invocan conspiraciones y tienen la particularidad de hacer una interpretación selectiva de los datos para sustentar su relato.
Las consecuencias que implican estos fenómenos negacionistas es que una parte de la sociedad los asume como realidad obstruyendo cualquier posibilidad de desarrollo científico y social.
Cuestionan el rol de las instituciones, la legitimidad de los poderes públicos y construyen un clima natural de desconfianza. Lamentablemente esta negación no es altruista, sino que responde a determinados intereses tanto ideológicos como económicos.
Esta expansión de contenidos afecta e impactan a muchas personas con consecuencias funestas en distintos ámbitos de la sociedad.
Los ejemplos universales de negacionismo son el Holocausto, el exterminio armenio y actualmente el cambio climático.
Me permitiré compartir algunos ejemplos locales en los que el lector decidirá si es negacionismo, ignorancia o cinismo.
INFLACIÓN: pareciera ser que la inflación dejó de ser un desafío para quienes actualmente gobiernan el país, no hay una sola mención a las implicancias que tiene este flagelo, sobremanera en los sectores de menores ingresos.
POBREZA: hasta no hace mucho tiempo si hablamos de pobres o pobreza significaba estigmatizar a los mismos. Hoy superamos el 40% de pobreza en la población y no hay ninguna expresión de responsabilidad sobre este triste indicador.
COMPORTAMIENTO ÉTICO: en esta semana el señor presidente se permitió expresar que en su gestión había colocado muy alta la vara del comportamiento ético, en una semana apabullada por el “yategate” del jefe de gabinete de la Provincia de Buenos Aires, las tarjetas de débito de “Chocolate”, las designaciones de familiares y amigos de la presidente del Banco Nación de la Argentina.
Sin embargo, el mayor negacionismo ha sido la recordada “Fiesta de Olivos” en plena pandemia, casi como el holocausto para quienes perdieron sus familiares y no pudieron despedirse de los mismos.
CORRUPCIÓN: los ejemplos son innumerables, desde los recordados bolsos del Ex secretario de Obras Públicas hasta las distintas obras viales facturadas, cobradas y no realizadas…
BROTES VERDES: en cada nuevo semestre llegarían los brotes verdes, lloverían las inversiones e iniciaríamos la etapa del genuino desarrollo.
EL ROL DE LOS SINDICATOS: el discurso es la defensa de los derechos de los trabajadores, la creación de trabajo genuino, la mejora continua de las condiciones de empleo y muchos otros relatos, la realidad marca que hace más de 15 años que no se genera empleo, por el contrario, si consideramos el aumento de la población cayó casi un 9% el empleo privado y el número de afiliados se reduce sistemáticamente.
Estos son solo algunos ejemplos de negacionismo, ignorancia o cinismo de los últimos años en nuestro querido país. Usted decidirá estimado lector dónde clasificarlos.
Quizás este contenido nos ayude a reflexionar y expresarnos más adecuadamente en las urnas.
Fuente: El Entre Ríos