A este año no le faltó nada. La pandemia de coronavirus que azota al mundo ya con su segunda ola, los incendios forestales que consumieron miles de hectáreas, la muerte de Diego Maradona y, como si fuera poco, un elevado número de avistamientos de objetos voladores no identificados (OVNIS). Todo esto tuvo lugar en la Argentina, cuenta el periodista Diego Cioccio, en una nota para La Nación.
Durante 2020 distintos especialistas en el tema OVNI recibieron una gran cantidad de denuncias sobre avistamientos. Algunas de ellas no tienen asidero, pero otras no hacen más que confirmar fenómenos extraños ocurridos en el cielo.
Entre Ríos y Neuquén, junto con Córdoba y otros puntos de la Patagonia argentina, son algunos de los puntos de mayor avistaje en los últimos meses. El registro de esas denuncias coincide con la actividad registrada al otro lado de la Cordillera de los Andes, en Chile.
Andrea Pérez Simondini es la directora de la Comisión de Estudio del Fenómeno OVNI de la República Argentina (CEFORA). Su contacto con este tipo de fenómenos comenzó cuando era una niña: su madre Silvia avistó un grupo de luces en el cielo de Caleta Olivia, en la provincia de Santa Cruz, que luego desaparecieron en el mar. Ese fue el puntapié inicial para la fundación del Museo Ovni de Victoria, ciudad entrerriana en la que vive.
Andrea Pérez Simondini da su hipótesis acerca del incremento en las denuncias de avistamientos. "Tenemos registro de denuncias de OVNIs que se multiplicaron respecto de años anteriores. Por varias circunstancias: primero, puede tener que ver con los lanzamientos de los satélites Starlink, porque la gente empezó a mirar más hacia el cielo y comenzó a ver más objetos que vuelan", indica.
CEFORA recibió 321 denuncias de avistamientos en lo que va de 2020. Denuncias que luego de pasar por filtros básicos de comprobación, seguramente, quedarán en un número menor. "En 2019, del total de denuncias recibidas, nos quedaron 78 casos sin identificar. Recién en febrero o marzo de 2021 podremos tener un número acabado de este año", indica Pérez Simondini.
Sobre los Fenómenos Aéreos No Identificados (FANIs), terminología que prefiere utilizar para diferenciarla del OVNI y su contaminación con lo extraterrestre, Pérez Simondini aclara que en su mayoría las denuncias, luego de ser contrastadas, se descartan. Ese procedimiento se realiza gracias a los distintos equipos, a lo largo y ancho del país, que se dedican a observar fenómenos los 365 días del año. Entre estos equipos destacan los Guardianes del Cielo Cuyano, Hangar 34 y Visión OVNI, siendo este último el grupo que integra.
Carlos Ferguson es el coordinador de la Red Argentina de Ovnilogía (RAO) y lleva 45 años dedicados a la temática. Es autor, entre muchos otros, de los libros Encuentros entre pilotos y OVNIs (Servicop, 2011) y Aterrizajes de OVNIs en la Argentina (Servicop, 2015). Además, fue el primer ufólogo civil convocado por la Fuerza Aérea Argentina (FAA) e investigó en el sector público hasta 2015. De la misma manera que Pérez Simondini sostiene que hubo un aumento en los casos, pero advierte que la cifra no supera un antecedente histórico.
"Los casos han aumentado. Nosotros tenemos un registro más amplio que el año pasado, pero no es mucho mayor a los recabados desde 1947 a la fecha. El aumento tiene que ver con gente más predispuesta a mirar el cielo, más gente ociosa por la pandemia de coronavirus. Además, hubo muchos casos de confusiones", sostiene Ferguson.
Para determinar cuáles de esos eventos pueden tratarse de casos de estudio, Ferguson explica que buscan determinar los Objetos Voladores Identificados (OVIs) o fenómenos que tienen lugar en el cielo como pueden ser pájaros, satélites, halos solares o la presencia de algún planeta, es decir, todo aquello que pueda llevar a confusión. "Luego queda un remanente menor que no tiene, a priori, identificación y por lo tanto es susceptible de ser estudiado", comenta.
Consultado sobre el número de avistamientos de ovnis, Ferguson comenta que en lo que va de 2020 ya llevan 72 casos confirmados, mientras que el número de denuncias supera las 140. "Ya hubo un porcentaje alto de denuncias que fueron descartadas por tratarse de confusiones. Es muy probable, como ocurre todos los años, que al hacer un estudio más abarcativo que cruza información de los testimonios con datos satelitales, las confusiones lleguen entre un 80 y 90 por ciento de los casos. Los restantes son los más significativos", aclara.
Luces en Victoria
El 3 de agosto Néstor Gustavo fue testigo de un acontecimiento que, probablemente, no olvidará jamás. Desde el Bulevar Rivadavia hacia la costa, este trabajador de la construcción tomó una fotografía con su teléfono celular de unas luces sobre el río de la ciudad entrerriana de Victoria.Como reproduce el portal Visión Ovni, Gustavo describió qué fue lo que vio con lujo de detalles. Desde el balcón de su lugar de trabajo, cerca de las 7, observó una bola de luz roja de gran resplandor, de un tamaño similar al de una pelota de fútbol. Llamó a su compañero para cerciorarse de que él también lo viese. El objeto luego comenzó a realizar movimientos como si se abriera y de su interior salieran otras luces a modo de "tiras largas", desde la costa hacia el río.
Gustavo entró a la vivienda a buscar su celular y al regresar vio que también había luces amarillas y, posteriormente, se cubrió todo de rojo. De acuerdo con la explicación del obrero, no puede tratarse de un reflejo del sol sobre el agua. ¿Por qué? Porque estaba nublado y, además, el sol se aprecia desde ese balcón cerca de las 9.
Gustavo y su compañero no fueron los únicos testigos del hecho. Jorge Gile es maquinista de Obras Públicas de la municipalidad de Victoria. Mientras realizaba su trabajo en el Bulevar Rivadavia y Lamadrid, observó una luz, a la misma hora, pero esta estaba suspendida en el aire.
Los testimonios de Néstor Gustavo y Jorge Gile coinciden en la hora de la observación. Asimismo dichos testimonios revisten importancia para el estudio del fenómeno por su proximidad geográfica.
El avistamiento más importante de 2020
Tanto Pérez Simondini como Ferguson coinciden en que el registro más importante de este año tuvo lugar el martes 30 de junio. Todo ocurrió minutos antes de las 19, en la Patagonia argentina, más precisamente en las inmediaciones del aeropuerto internacional Juan Domingo Perón de la provincia de Neuquén.Ese día, el jefe de Instrucción del Aeródromo de Neuquén, Sergio Fernández (47), y su alumno y jefe del Aeropuerto Internacional de Neuquén Juan Domingo Perón, Federico Juan Franke (47), despegaron a las 18:45 a bordo del avión Cessna 150 matrícula LV-CMF, De ahí, el caso se conoce como Charlie-Mike-Foxtrot, por el nombre de cada una de las siglas del alfabeto aeronáutico.
Como describe Ferguson en su sitio web, cerca de las 19, Fernández y Franke comenzaron a observar una luminosidad hacia el Paso Córdoba, por encima del río homónimo. El cuerpo luminoso estaba estático al sur de la ciudad rionegrina de General Roca y se esfumó luego de 45 minutos.
Al observarlo, Fernández y Franke establecieron comunicación con la torre de control del aeropuerto internacional de Neuquén, donde también pudieron confirmar el fenómeno.
El vuelo habrá durado hasta las 19:40. Finalmente el piloto y el instructor aterrizaron en la pista cerca de las 19:55.
Como publica Ferguson desde su portal, el controlador aéreo chequeó el radar secundario de la estación aérea y ninguno arrojó resultados, por lo cual se descartó que se tratara de una aeronave regular. La fuente de luz era, incluso, ligeramente más potente que la de un avión comercial.
Ferguson explica que, al igual que la criminalística, su campo de acción toma en cuenta los relatos y los testimonios. "Una gran mayoría de estos sucesos pueden tener lugar en una calle cualquiera de la Argentina y la mayoría, el 97 por ciento de los casos, no están ni filmados ni fotografiados y, sin embargo, tienen su peso testimonial. Por ejemplo, el Caso Bariloche de 1995 no está fotografiado, es el más importante de la Argentina y es reconocido a nivel mundial. Por supuesto que una foto o un video dan un peso adicional, pero no es algo determinante", añade.
Junto con el licenciado Ángel Díaz y Alberto Brunetti, Ferguson analizó lo sucedido aquel 30 de junio en la Patagonia. Para explicar por qué es el hecho más importante de 2020, el especialista remarca las particularidades de los testimonios y de la formación de las personas que los brindan. "Los pilotos, además de poseer información de muchos fenómenos aéreos, tienen en juego su reputación personal. Ellos analizan la información de manera más acabada, más fríamente. Además este caso contó con cinco observadores en total y dos planos de observación: dos, desde el aire; y otros tres, desde tierra", concluye.
De la misma manera, Pérez Simondini resalta el tenor del testimonio brindado y la escasa cantidad de aviones en el cielo al momento del avistamiento. "Tanto el instructor de vuelo (Fernández) como el alumno (Franke) no solo tienen los conocimientos aeronáuticos suficientes, sino que además tenían pleno conocimiento tránsito aéreo en plena cuarentena. Además, las 30 millas de jurisdicción del aeropuerto, por normativa internacional, le confiere la identificación de matrícula de las aeronaves. Ellos avistaron la luz dentro de las 20 millas y no había nada registrado, hecho que alertó a las autoridades aeronáuticas", resalta.
Fuente: La Nación