El productor y miembro de la Federación Agraria de Entre Ríos José Luis Peter trabaja en el sur del Delta entrerriano. En un informe difundido por la entidad ruralista, se refirió al crecimiento de la ganadería, la baja en la forestación y el desarraigo que se viene acentuando en la zona.
Lleva toda una vida trabajando en la isla y navegando los cursos de agua, transportando troncos y, en tiempos de inundaciones, ganado en pie. Consultado sobre la ganadería que ha ganado mucho terreno señaló: “luego de un diciembre y enero bastante seco, las lluvias de febrero provocaron que los campos, literalmente, se tapen de pasto”.
Contó que la mayoría de los productores chicos “hacen terneros, mientras que los de una mayor escala, o en el caso nuestro de que toda la familia trabaja, apostamos al ciclo completo; mientras que otros hacen invernada. En definitiva, las islas tienen una serie de beneficios y dan para todo tipo de producción ganadera, con la particularidad que se deben levantar defensas para las sudestadas, repuntes y crecientes del río; caso contrario, no se puede producir”, agregó Peter.
En cuanto a los barcos el productor dijo: “estamos experimentando un nuevo régimen de navegación, el cual lleva un período de adaptación”. Acotó que “hay que conversar sobre este tema, dado que entendemos que hay muchas indefiniciones y ver la manera en la que se puede seguir simplificando, para de esa manera poder navegar tranquilos en forma más ágil, sin tanta burocracia”.
Contó que el canal donde se encontraba al momento de la entrevista “tiene entre 4 y 5 kilómetros y tiempo atrás encontrábamos hasta 6 o 7 barquitos cargados de madera, mientras que hoy, puede pasar una semana y no observas embarcaciones surcando las aguas. La madera, tanto en sauce como en álamo, ha disminuido muchísimo, siendo una de las razones la de entrada en el mercado de materiales que de alguna manera sustituyen a la madera. Toda la cajonería que no hace demasiado tiempo se usaba para bebidas era de madera, en tanto que hoy todo es en base a plástico, algo que provocó que descendiera bruscamente la demanda”.
Desarraigo
José Luís Peter recordó que “un quiebre para que se diera un fuerte éxodo de isleños en búsqueda de nuevos horizontes fue la terrible creciente de los años 82 y 83. Gran parte de la forestación se secó y muchísima gente emigró en búsqueda de nuevos horizontes”. Detalló que un ciclo forestal hasta el primer corte lleva entre 14 a 15 años. Poder lograr la cadena demanda un esfuerzo enorme y muchos no lo pudieron hacer”.El productor dijo que este cuadro de situación aceleró el desarraigo y “provocó que cada vez viva menos gente en las islas y el consecuente cierre de escuelas rurales en las islas. Quedan pocos chicos y cerca de la mitad de los establecimientos educativos cerraron sus puertas particularmente en las islas más alejadas”.
“A los jóvenes les cuesta, particularmente en la parte forestal, esperar 14 años para ver el fruto de su laburo. Quieren tener el mango al poco tiempo, pero en la forestación te lleva más de una década obtenerlo”, señaló Peter y añadió que “el Delta entrerriano cambió mucho en lo que respecta a la producción, pasándose muchos a la ganadería luego de largos años en la forestación”. Cerró diciendo que “el transporte de hacienda de una isla a otra o en caso de creciente se complica porque hay un solo barco, además las instalaciones que con las que se cuenta para desembarcar en la zona son escasas y precarias. Desde la cooperativa estamos trabajando para tener uno en condiciones, pero por ahora no hay avances significativos”.
Fuente: Federación Agraria de Entre Ríos