El origen de estas columnas se focalizó en el liderazgo en las organizaciones públicas o privadas que contribuyen con sus objetivos a la conformación de una sociedad más o menos justa y que su calidad de vida depende directamente de las personas que dirigen o gobiernan las mismas.
En los contenidos relacionados con el liderazgo no hay verdades absolutas, pero ciertamente de la profesionalidad y de las capacidades de sus dirigentes dependerá el nivel de bienestar de las personas afectadas como tal.
La insistencia en entender a la conducción como una profesión intenta transmitir que personas normales con una formación adecuada y con valores éticos y morales tienen mayores posibilidades de construir una sociedad más justa.
En estas semanas en la Argentina estamos transitando un delicado y trascendente período de definiciones electorales que afectarán nuestro futuro como sociedad, por ello me permitiré compartir con el lector las características de perfiles dirigenciales que no siempre se comprenden o que se ignoran, muchas veces por desconocimiento y otras simplemente por negación.
Me refiero a los perfiles psicópatas vinculados al ámbito político, la relación entre la psicopatía, el poder y la búsqueda de liderazgo es un desafío permanente para comprender. A comienzos de este siglo, Delroy Paulhus y Kevin William presentaron la teoría de la triada oscura que describe tres tipos de personalidades no patológicas:
NARCISISMO: se caracteriza por la grandiosidad, orgullo y egoísmo
MAQUIAVELISMO: manipulación, explotación de los demás, ausencia de moralidad
PSICOPATIA: Insensibles, impulsivos y ausencia de culpas
En esta oportunidad me focalizaré en la personalidad de los psicópatas e intentaré describir cuales son algunos de los aspectos que los definen o caracterizan:
- Poseen una gran capacidad verbal y un encanto superficial
- Tienden a mentir de forma patológica o enfermiza
- Comportamiento malicioso y manipulador
- Ausencia de culpa o remordimiento
- Satisfacción de sus propios deseos sin ninguna clase de restricción social o moral
- Ausencia de empatía con el sufrimiento ajeno
- Necesidad de poder y control, el poder para sí mismo
- Impulsividad, egoísmo
Poseen una gran capacidad o habilidad para degradar la palabra, pueden desdecirse sin ningún pudor, negar lo obvio, hacer promesas irreales, sin contenidos sustentables, pueden cambiar de vereda sin ningún tapujo o hacer alianzas con quienes antes eran sus enemigos acérrimos.
Adaptan el discurso según el grupo social al que se dirigen, simulan vocabularios y expresiones propias de esos grupos, porque los ciudadanos no son personas para ellos, son cosas o medios útiles para sus inconfesables objetivos.
Utilizan los recursos disponibles como medio de coerción y dependencia, abusan de la inocencia y sana ignorancia de las personas para poder condicionar sus decisiones, necesitan ser reconocidos como EL SALVADOR para lo cual profundizan las crisis con el solo fin de verse como los únicos que han tenido la capacidad de salvarlos.
El psiquiatra argentino Hugo Marietan especialista en aspectos de la personalidad y el poder afirma que el psicópata no es un enfermo mental sino una manera de ser en el mundo. Poseen un afán desmedido de poder y de protagonismo.
Mentir, engañar y manipular son talentos naturales del psicópata, mentir sin inmutarse, sin la menor vergüenza, sin sonrojarse y sin temblar los define claramente.
¿Cómo se puede ser tan cínicos e hipócritas, decir y propulsar lo contrario de lo que hacen? Sigue siendo una pregunta sin respuesta.
La doble moral es una característica que pertenece a este grupo; cabe la pregunta cómo son en el seno de sus familias y la respuesta es que los familiares más íntimos también se reconocen por un comportamiento similar.
¿CADA PUEBLO TIENE EL GOBIERNO QUE SE MERECE?
Esta frase, que inicialmente se le atribuyó a Nicolás Maquiavelo, pero en verdad fue de otro italiano, Joseph de Maistre (1753-1811) que haciendo referencia a la Revolución Francesa utilizó la frase “Toda Nación tiene el gobierno que se merece”.
Años más tarde André Malraux (1901-1976) modificó esta definición y expreso que no es que los pueblos tengan los gobiernos que se merecen sino que “Los pueblos tienen los gobernantes que se les parecen”…
Una sociedad que elige ser sorda y ciega, que no se expresa y que se deja llevar por el pensamiento o solución mágica difícilmente modifique lo que crítica.
Los corruptos, los mentirosos, los incompetentes que nos han gobernado no han sido una elección del poder divino, los hemos elegido nosotros.
Hace unos días leía en un transporte de carga de origen brasilero que transitaba por la autovía 14:
“O Brasil que nos queremos depende de nos”
“La Argentina que nosotros queremos depende de nosotros”
Fuente: El Entre Ríos