Herman Zapp transmite, al menos, dos grandes enseñanzas. Una está asociada a cada ruta, país, casa, familia y anécdota construida, junto a su esposa Candelaria Chovet, durante extensos viajes por los 5 continentes, a lo largo de 22 años y con 4 hijos que nacieron en el camino.
La otra está implícita en esas mismas historias que fueron construyendo, en cada dificultad que afrontaron: “saltar el charco” para dejar América, quedarse sin dinero, ser padres a miles de kilómetros de Argentina o reparar el Graham-Paige azul oscuro, modelo 1928, entre otras peripecias.
Todas sus vivencias están marcadas a fuegos por una constante capacidad de adaptación, exprimiendo hasta el máximo esa cualidad humana; y el deseo de ir al encuentro, al compartir con otros a quienes jamás habían visto antes y que hoy son una especia de familia global a la que conectaron personalmente, en vivo, justos en tiempos de tanta virtualidad.
“La idea era atravesar no mucho más que 20 países, hasta Alaska pero nos animamos a saltar el charco e ir a Australia, seguir por Asia y después África y Europa así que llegamos a más de 102 país”, dice con asombro el propio protagonista de una experiencia lo suficientemente singular para que el salón de actos de la Municipalidad de Concordia abriese sus puertas para que contaron ese viaje (esto ocurrió el viernes 4 de marzo).
El auto “abre puertas”
De paso por EntreRíos, Zapp agradece a los Bazzarelli, la familia que los acogió. Y habla del auto antiguo con el surcaron infinidad de rutas: “Nunca me hubiera imaginado viajar en un auto, de ninguna clase, ni un Jeep moderno. Siempre viajaba con una mochila pero me lo ofrecieron y fui a verlo. No pensé para comprarlo sino por curiosidad. Pero me enamoré y fue una excelente herramienta ese auto”, admitió en la entrevista con la emisora de El Entre Ríos en Concordia.“Es el atractivo, un abre puertas”, definió luego. “Es muy sencillo, simple. Cualquier mecánico, en África o India me lo pudo arreglar. Era llegar a la frontera y decían: a ese auto, los papeles se los hago yo. Y feliz venían, nada de buscar si había un problema. Adónde íbamos se iban dibujando sonrisas. La verdad, mejor imposible: es muy bueno para el barro, la arena, para caminos malos. Excelente”, elogió hasta el cansancio.
Y, a continuación, celebró el encuentro: “Es increíble cómo el mundo estaba esperándonos, con sus puertas abiertas. Estuvimos en más de 2 mil hogares de familia. Ser recibidos, ser hospedados, hemos compartido comidas caseras, costumbres. Para nosotros, para los niños, fue mágico. Lo mejor del viaje”.
El paso del tiempo
“La idea era viajar 6 meses pero, solamente llegar a Alaska tardamos 4 años”, contó entre risas en la entrevista con “Despertá con Nosotros” (lunes a viernes de 7 a 9 por www.oidmortalesradio.com.ar). “También nos pusimos a construir una barca en Ecuador y viajamos por el río Amazonas, con el auto a bordo. Después fuimos a islas del Caribe, cosas que nunca habíamos pensado”.“Y además, nació nuestro primer hijo en el camino. Y ya vamos 22 años de viaje. Miro para atrás y pienso que solamente pasaron 2 años, pero veo a mis hijos tan grandes y digo: no, pasaron más años”, reflexionó.
Pampa, su hijo mayor, nació en Estados Unidos; Tehue, el que le sigue, en Argentina; y luego vinieron Paloma, que nació en Canadá y el pequeño Wallaby que nació, tal como lo indica su nombre, en Australia. “Gracias a Dios también tengo un argentino: 4 hijos maravillosos. Además de cumplir nuestro sueño de viajar, en familia lo pudimos cumplir”, resaltó.
La mejor escuela del mundo
¿De qué viven, cómo hacen con el estudio de los chicos?, fueron dos preguntas que Herman se encargó de responder así: “Aunque no lo creas, y es muy difícil de entender, lo mejor del viaje fue quedarnos sin dinero. Porque ahí nos tuvimos que abrir a la gente y empezar a ver qué podemos hacer”.Entonces, contó que a él siempre le había interesado escribir “pero creí que era para escritores”. Sin embargo, “por necesidad me puse a escribir y tengo un libro que se llama Atrapa tu sueño, del que se vendieron más de 100 mil ejemplares y en varios idiomas”, contó y agregó. “Nunca pintamos para vender pero, por la necesidad, mi mujer se puso a pintar cuadros y va con sus acuarelas”.
“¿Y cómo estudian los chicos? Uh, creo que la mejor escuela del mundo es el mismo mundo. Además, el sistema de educación a distancia argentino es excelente. Cuando vos estás afuera del país, tenés la misma currícula que tienen los chicos en el colegio. Tienen clases, foros, exámenes”, informó.
“Fue excelente tener una clase de Geografía y estábamos en la base del Everest o era clase de historia y estábamos dentro de la Tumba de Tutankamon, o eran clases de biología y estábamos en una selva en África. Y una serie de cosas que, en el mismo momento, pudieron poner en práctica”, relató.
Antes del final, dejó una reflexión al ser consultado sobre el contexto internacional actual marcado por la invasión rusa a Ucrania: “Los rusos, divinos, ahora los políticos y la policía no eran unos divinos. Pero los rusos son unos divinos totales, nos recibieron maravillosamente. Siempre pasa lo mismo en esos países donde hay dictadores por muchos años que oprimen mucho. La gente es más que divina”.
Y claro que de eso saben esos 6 intrépidos ciudadanos del mundo. En los otros, en cada uno de los que los ayudó, hospedó y acompañó está el verdadero mundo que recorrieron por más de 2 décadas.
Fuente: El Entre Ríos - Oíd Mortales Radio.