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Tienen que comprender que todavía no se me acabó el rollo. Lo que viene a demostrar ¡qué minga! eso que la tercera es la vencida. Por más que entiendo bien eso de que a muchos el rollo se le agota a la tercera de cambio. Pero no corre para mí, que no me la creo, pero la verdad es que soy como esos ingleses fanáticos de los pantalones cortos, medias largas y borceguíes; con sus prismáticos especialmente livianos, que se las pasan como verdaderos “trashumantes” (hermosa palabra que aprendí ayer mismo, y que desde entonces no me canso de usarla, inclusive encontrando cualquier pretexto para hacerle un lugarcito en la conversación de manera de mantener esa palabreja encantadora bien lustrada) dedicados al “avistaje” (otra palabra divina) de aves.

Aunque debo admitir que esos ingleses, no tienen ni por asomo, nada que ver con los que se han apoderado de nuestras islas Faklands, como esos bucaneros apropiadores de lo ajeno, para disimular que nos han despojado de muestras Malvinas.

Nuestra tierra irredenta como pasa, hasta cierto punto al menos, con Bolivia, Paraguay y Uruguay, que en este caso es más que un río. Tierras de nuestra Patria Grande, que los porteños de otrora, tan ombligocéntricos ellos, abandonaron y nos abandonaron a la buena de Dios.

Por más que ni los paraguayos y bolivianos y hasta cierto punto los argentinos orientales, que desde hace un tiempo parecen malquererse al hacerse llamar uruguayos; en una forma inadvertida de ir contra su himno nacional, una canción patria tan hermosa, donde se les avisa que si dejan de ser orientales los espera la tumba.

Paraguayos, bolivianos y orientales para los que los empolvados pitucos del puerto sobre el río de color león, que según me dicen así lo pintaba un tal Chiclana, perdón Jorge Luis Borges, que no es sino ese argentino que aún después de muerto nos sigue quedando grande, quisieron abandonarlos, haciéndolo con sus tierras.

Aunque no pudieron salirse con la suya, ya que bolivianos, argentinos orientales o viceversa, se vinieron a pesar de ese abandono a vivir junto a nosotros. Mejor dicho a Buenos Aires, que los sigue enamorando. Es por eso que, sin sentirse despechados, vinieron a vivir a sus orillas, aclaro: de la ciudad y no del río, y con mucho amor y a veces pienso que para su desgracia, aunque no para la nuestra, fundaron eso que se llama el conurbano, donde viven, donde no pudieron encontrar un hueco vacío en Buenos Aires. Y cosa de no creer, los porteños y los bonaerenses aporteñados los recibieron con sentimientos mezclados, porque por un lado no les gustaba del todo tenerlos tan encimados, aunque había algunos de esos pitucos que se desvivían por darles trabajo, por supuesto esos que se les dice informales, y a sus hijos numerosos porque ellos siempre se muestran más fecundos que cualquiera de nosotros poder emboletarlos cada vez que hay un acto eleccionario. Pero me estoy yendo a la banquina con peligro de terminar en el pasto, como según dicen le avisó el intendente de mi pueblo, al que se lo veía muy molesto, aunque para mí estaba muy enojado y al enojo se lo tragaba; muy molesto, decía, con un cura porque repitió algo que escuchó decir, que era que en el último acto eleccionario hubo a quien se le ocurrió cambiar votos por coca, porque los corralones estaban cerrados y se les habían acabado las chapas, los tirantes y los clavos.

Porque en realidad recién empiezo y no he terminado siquiera de hablar de los ingleses, de los que ahora no se los ve con prismáticos, sino con maquinitas de sacar fotos con una especie de telescopio apuntando, que según me he enterado es un cazador fotográfico de pájaros, porque cosa de mandinga afirman que con ese aparato por un lado lo meten dentro de una foto, y por la otra no solo se los ve en la foto, sino por la otra saltando de rama en rama, vivitos y hasta coleando.

Y como les había dicho, y sin que me lo hubiera previsto y ni siquiera imaginado, no se me ha acabado el rollo pero sí terminado el espacio, así que tendrán que seguir aguantando mientras yo estoy casi explotando…
Fuente: El Entre Ríos (edición impresa)

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