POR LORENA MUÑOZ
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De acuerdo a los Registros Cívicos municipales, el 27 de septiembre de 1896 la comisión empadronadora designada procedió a anotar a Francisco Pelletieri, quien se hizo presente ante la misma. A esta fecha, quien fuera el futuro intendente de Colón, contaba con 17 años, era argentino, residía en la ciudad y como ocupación declaró ser telegrafista.
Diecinueve años más tarde, el 3 de marzo de 1915 se reunía el Concejo Deliberante presidido por Don Juan Mayoraz en sesión especial para recibir el juramento del recientemente nombrado Presidente de la Comisión Municipal Don Francisco Pelletieri. El intendente saliente era Apolinario Sanguinetti, quien de 1914 a 1915 ejerció el último de sus mandatos. Pelletieri fue designado por decreto del Superior Gobierno Provincial y Sanguinetti pasó a ocupar la presidencia del HCD.
En este mismo mes se eligió como Comisario Municipal a Elpidio Alberto Brossard. Don Gregorio Amarillo ocupaba el cargo de Jefe de Policía. El Subprefecto del puerto de Colón era Don Julio Benavides; el Jefe del Registro Civil, Pedro Varela. En junio fue nombrado por decreto el Sr. Clemente Paredes como secretario interino de la comisión municipal. Como Tesorero Municipal, Don Alfredo Sanguinetti. El cargo de juez de Paz del Departamento era ocupado por Don Silvano Courvoisier.
En este período, en carácter de Médico Municipal se desempeñaba Miguel Esteva Berga, quien tuvo la tarea de afrontar las dificultades producidas por los casos de viruela y muerte por carbunclo que tuvieron lugar en el municipio. La problemática del carbunclo se extendió durante todo el año, en octubre, el médico municipal denunció la existencia de un caso de carbunclo en un vecino que adquirió esta enfermedad a consecuencia de haber cuereado un animal vacuno que murió atacado de este mal, habiendo comido parte de la carne y dando el resto a algunos vecinos.
Ante esta situación Don Francisco Pelletieri solicitó al Jefe de Policía que proceda a la investigación del caso. El propio intendente envió también, a cada establecimiento productivo de leche y a los mataderos, la orden para que se realicen los controles correspondientes para evitar la proliferación de la enfermedad. Al mismo tiempo, en abril, Pelletieri extendió el nombramiento de Inspector Veterinario Ad-honorem al Sr. Juan Pastorini, quien como médico veterinario ofreció sus servicios gratuitamente, y en virtud de la época epidémica que atraviesan los ganados y en beneficio de la salubridad pública el jefe del DE decide crear este puesto.
En estos momentos también se definieron ciertas cuestiones que cambiarían la fisonomía de Colón: se estipuló que el alumbrado público a instalar se haría con un servicio de 70 lámparas de arco voltaico de corriente contínua trifilar. En junio se llevó a cabo la licitación para la instalación, producción y distribución de la luz eléctrica de la ciudad. A fines del mes de agosto el HCD aceptó la propuesta hecha por los señores Roberto Hübscher y Walter Klug, de Buenos Aires, también el Concejo aceptó tener encendidos todos los focos durante toda la noche.
Pelletieri continuó bregando, así como lo hicieron algunos de sus predecesores por la llegada del ferrocarril al puerto de Colón. Es así que escribe al entonces diputado nacional Alejandro Carbó (recuérdese que en este mismo año la Convención del Partido Demócrata Progresista, proclama la fórmula Lisandro de la Torre- Alejandro Carbó para las elecciones presidenciales de 1916). En dicha carta, Pelletieri solicita en su carácter de Presidente Municipal que se tenga en cuenta la minuta del Diputado por el departamento, Sr Guillermo Ferrari. Escribe: Solicito en carácter de Presidente de esta Municipalidad, su concurso para que en el más breve tiempo los ferrocarriles de Entre Ríos y N. C. Argentino traigan sus líneas al puerto de Colón, construyendo ramales de Villa Elisa o San José, o bien, la construcción del ferrocarril nacional de Diamante a Curuzú Cuatiá por Villaguay al puerto de estas ciudades, conforme lo pide el Sr. Diputado Guillermo Ferrari en la minuta.
Asimismo, el presidente municipal ante un pedido realizado por el Sr Roberto Stuart, Administrador General de FCER de Concordia, acuerda en agosto de 1915 autorizar el cruce de 2 calles en la colonia San Anselmo y por corto tiempo, con un desvío a la cantera ubicada en el campo del Sr. Blanchet para la conducción de materiales destinados a la expansión del ferrocarril. Expresando que: Esta comisión no tiene inconveniente en otorgarle el permiso siempre que dicho cruce no obstaculice el tránsito público y que la empresa se comprometa a dejar en perfecto estado el camino una vez levantados los rieles del Ferrocarril.
La proximidad de contar con alumbrado eléctrico y la posibilidad latente de la llegada del ferrocarril deben haber sido sin lugar a duda el eje del debate entre los vecinos de Colón. El tan ponderado progreso se iba instalando en estos parajes. Mientras tanto se establecían las pautas económicas que interesaban al tesoro municipal, a efectos recaudatorios en los siguientes términos: se pagará por impuesto de Abasto en el matadero: por cada buey 5.00$moneda nacional; por cada novillo $ 3.50; por cada vaca $ 2.50, por cada ternero hasta 1 año$ 1.00, por cada lanar o cabrío $0.50 moneda nacional. La patente de perros en planta urbana 2.00$ moneda nacional; la marca de pan al año 12.00$; el permiso de disfraz válido por toda la temporada de carnaval, 0.50$.
Los gastos para el año 1916, en parte se conforman según los incisos siguientes: Sueldo del Presidente Municipal por mes $100; sueldo del secretario $ 95por mes; sueldo del tesorero contador, $90 por mes; sueldo del médico municipal $ 50 por me; sueldo del portero ordenanza $20 por mes; sueldo del juez de corrales $ 50 por mes; Sueldo del peón de corrales$ 40 por mes; sueldo del encargado del cementerio $80 por mes; sueldo del inspector municipal $ 50 por mes.
En cuanto a los aportes de la corporación municipal a la enseñanza en el municipio, Pelletieri escribe al Director General de Escuelas de la Provincia, en septiembre de 1915, informándole que: 1º, la suma del presupuesto de 1916 es de $25450. 2º, que la suma destinada por el mismo presupuesto para enseñanza es equivalente al 10% de la renta.3º, con dicha cantidad de subvenciones a la Biblioteca popular, al taller de costura de la Congregación Hijas de Maria, a las escuelas fiscales del municipio y se acordaron subsidios para refacciones en los edificios de las escuelas fiscales del 1º y 2º cuartel del municipio.4º, que la partida destinada a educación en el presupuesto de 1916 recientemente sancionada es de $2738.
En septiembre, por una nota al HCD, Francisco Pelletieri informa que: A solicitud de numerosos vecinos del municipio, este DE hizo entrega a la junta de fomento de Villa San José la cantidad de $200 para la compostura del camino que conduce de esta ciudad a la Fábrica, por la Picada, jurisdicción de San José, camino que se encuentra completamente intransitable lo que ocasiona serios perjuicios al comercio en general de esta ciudad tan vinculada a la fábrica.
Las erogaciones e ingresos del tesoro municipal de cada período, en este caso el que se corresponde con la intendencia de Pelletieri proporcionan un interesante estado de la cuestión, ya que a través de las categorías utilizadas se informa e ilustra acerca del desarrollo y devenir de los pueblos.
También fue muy significativo que durante el gobierno de Francisco Pelletieri quedara estipulada la ordenanza por la cual la calle antes denominada Libertad pasará a llamarse Emilio Gouchón. Este gesto también contribuye a la construcción de nuestra propia memoria. La transición de los valores universales hacia aquellos que tienen que ver con la identidad de cada pueblo cimentan los propios valores y enaltecen la identidad local y regional. Y llegado a este punto es conveniente resaltar el por qué de dicha ordenanza. Emilio Gouchón había nacido en Colón, el 14 de julio de 1860, fue abogado y un reconocido político. Fundador de la Unión Cívica de la Juventud, la Unión Cívica y la Unión Cívica Radical. Participó en la Revolución del Parque de 1890. Fue diputado nacional entre 1898 y 1912. Tuvo desde 1891 la cátedra de Filosofía e Historia de la Civilización en la Escuela Normal de Buenos Aires. Le preocupó la cuestión inmigratoria, oponiéndose como diputado a la Ley de Residencia. Sobre el tema escribió Apuntes sobre colonización e Inmigración. Llegó también a ser Gran Maestre, el más alto grado de la Masonería.
Algunos meses más tarde de promulgada dicha ordenanza, la intendencia de Pelletieri llegaba a su fin. Un año después, el 1 de enero de 1918, reunido el Honorable Concejo Deliberante en sesión especial, Francisco Pelletieri presenta la renuncia al cargo de miembro del HCD, declarando en la misma ser consecuente con la línea de conducta que se trazara el comité local de la UCR, por cuyo partido fue proclamado candidato a miembro del Concejo. El origen del descontento fue la protesta ante los presidentes de las mesas receptoras de votos que funcionaran en la elección municipal del 2 de diciembre pasado (1917), acusando de vicios de nulidad el acto electoral al que alude, obligándolo a presentar su renuncia indeclinable al cargo en que fuera envestido en aquella fecha. Recordando que el comité de la UCR había acusado de vicios a los padrones que sirvieron de base a la elección susodicha. En esa sesión no solo presentó la renuncia al HCD Don Francisco Pelletieri sino que lo mismo hizo el concejal José F. Paccot. El 12 de enero de 1918, la renuncia de ambos miembros del Concejo fue aceptada. En las elecciones para el bienio 1920-1921 Francisco Pelletieri vuelve a ser elegido como miembro titular del Honorable Concejo Deliberante.