“Son casi 60 kilómetros de ruta que hace pocos años se realizaron y ha sido reparada en varias oportunidades, inclusive varias veces y en varios lugares antes de finalizarla”, comenzó diciendo sobre el tramo asfaltado desde la ruta nacional 130 (en inmediaciones a Termas Villa Elisa), hasta la ruta provincial 18 (zona de Jubileo), pasando por La Clarita y Arroyo Barú. “Antes de llegar a Barú, cuando todavía la estaban construyendo, ya la estaban emparchando, como por ejemplo en la zona del kilómetro 7 y varios otros lugares”, precisó respecto a la obra llevada adelante durante el gobierno de Sergio Urribarri, en cercanías a su localidad natal.
“Actualmente, hay lugares muy feos y peligrosos, como la curva antes de la entrada a la Escuela Agrotécnica (Colonia El Carmen), luego pasando La Clarita desde el kilómetro 19 hasta el 23 y luego, la vergüenza más grande, la rotonda de acceso a Barú y antes de llegar, a ambos lados. También el kilómetro 49 está muy feo, donde directamente hay que bajar a la banquina, igual que cerca de Jubileo”, continuó detallando en su misiva.
“La gran cantidad de pozos que hay representan un peligro de accidentes, ya que quienes transiten por allí deben ir esquivándolos si pueden y, si no, tragándoselos con posibilidad de romper algo. Si pasa algo, ¿quién se hace cargo? Como siempre, echarle la culpa al Estado cuando hay varios responsables”, añadió. Otro tema es “la falta de desmalezamiento de la banquina en todo su recorrido, pero lo más preocupante es desde el kilómetro 47 hasta el 52, aproximadamente, donde hay muchas malezas altas y gran cantidad de espinillos (algunos grandes), lo que dificulta o hace imposible que alguien que tenga que estacionarse por alguna emergencia pueda hacerlo”.
Idas y vueltas en el anterior reclamo
“Hace casi dos meses estuvieron reparándola, luego de que un periodista de una FM de Villa Elisa leyera una nota de queja de los vecinos por la cantidad de pozos que había”, recordó Mohr al referirse a la última intervención de la Dirección Provincial de Vialidad sobre la ruta.“Lo curioso es que no terminó de leerla que lo llamaron por teléfono, diciéndole que al otro día irían a repararla y en los días siguientes se le presentaran en sus estudios para comentar lo mismo, sin dar explicaciones reales de por qué se rompe. Es sospechosa tan rápida reacción, es como ‘yo no fui’ o ‘yo no sé nada’”, agregó.
“Como siempre, como hace unos años, ninguno se hace cargo y echan la culpa al otro: ahora dicen que a la culpa la tienen los productores porque cargan toneladas por camión y quieren poner una balanza. Primero investiguen qué pasó con el material que falta y quiénes son los responsables”, arremetió el dirigente en su misiva.
“Vinieron, taparon un poco, en algunos (pozos) le pusieron material en frío y, en otros, broza. Una vergüenza. Muchos ya están reabiertos y se han sumado muchos más. Hay muchos lugares donde está toda agrietada y luego saltan los pedazos y se forma un nuevo pozo”, indicó. “Se ve claramente que la capa de asfalto es muy fina y faltan varios centímetros. ¿Dónde están? Urgente hay que poner esa capa, antes que se desarme toda y se pierda semejante inversión”, analizó sobre la cinta asfáltica.
“Lo más lamentable es escuchar personas que dicen que si no la hubieran hecho, tendríamos que andar en un ripio desmejorado como el que había antes: eso es apoyar lo mal hecho, ser cómplice. Con esa mentalidad, sería todo un atraso y hubiéramos dejado la ruta 14 de ripio”, terminó diciendo.
El estado calamitoso de la ruta 23
Publicamos esta nota, enviada por un conocido y prestigioso vecino de Villa Elisa, centrada en el calamitoso estado de la ruta provincial 23, la que por su contenido merece un espacio especial. Es que el texto gira en torno a una cuestión no menor, ya que lo es respecto a una obra reclamada por localidades unidas por su trayecto y productores afincados en su zona de influencia durante largos años, lo que ha terminado por convertirse en un frustrante fiasco más.Un cuadro de situación que tiene como protagonistas a una administración que ejecutó la obra y ya no está y otra, la actual, que parece mirar para otro lado, mientras los legisladores departamentales dan la impresión de descansar.
De allí, las ineludibles preguntas que esperan respuestas, junto a la necesidad de la inmediata puesta en condiciones de su cinta asfáltica, algo que no admite dilaciones: ¿Existen responsables del estrago? ¿Quién paga los platos rotos?
Un fundado y contundente reclamo que expresa el sentir de todos los usuarios afectados por la situación.