y luego recibe lo que da,
nada es más simple,
no hay otra norma:
nada se pierde,
todo se transforma”.
Oportunos son los versos de Jorge Drexler para contar una historia de 8 años y que tiene a un grupo de jóvenes encontrándose con vecinos de ese barrio que creció sigiloso en la ribera del basural a cielo abierto más grande de Concordia.
¿Qué hace entonces un joven de Capital Federal, con 26 años, docente y con título de comunicador social, colaborando con el barrio El Silencio? La respuesta es simple pero abarca una complejidad que él mismo se encargará de ir explicando.
Encuentro
Es que hace lo mismo que sus compañeros de grupo desde 2011: ayudar a los que viven en uno de los barrios más humildes es su misión, como aquella que emprendieron con el Colegio “El Salvador” cuando tenían entre 17 y 18 años.
Juan Ignacio Castelaro vive en la capital de todos los argentinos donde egresó como comunicador social, profesión que hoy desempeña a la vez que da clases en un colegio. “Conocimos a El Silencio gracias a los jesuitas del colegio. Fuimos a misionar allá, en una actividad solidaria de servicio”, recordó en el comienzo de la entrevista con El Entre Ríos.Acción
Por estos días llevan adelante un nuevo proyecto: “Energías Compartidas”, una iniciativa por las que se proponen construir termotanques solares junto a las familias del barrio. La idea es simple: materializar el calor de ida y vuelta que reciben y dan en los últimos 8 años. Hay 3 gestos que te invitan a tener para ser parte de la actividad: 1) Donar dinero para la compra de materiales y herramientas. Datos claves acá: Banco Galicia DU: 41172240; CTA: 4093247-7005-3; CBU: 0070005430004093247736; ALIAS: CAJA.EFECTO.RENO y CUIL: 20411722407.
2) Podés donar alimentos no perecederos para compartir almuerzos y meriendas con las familias (en la web: porelsilencio.com o en las redes sociales del grupo encontrarás cómo contactarlos).
3) Doná tiempo para construir en Concordia entre el 26 de julio y el 4 de agosto. En la misma página de la Organización No Gubernamental “Por el Silencio” hay un formulario para completar la solicitud como colaborador.
“Estamos juntando materiales reutilizables: botellas plásticas de 1 litro y medio y de 2 litros y cuarto. También latitas de aluminio sin estar destruidas y cartones de tetra pack de leche, salsa de tomate o vino. La condición es que estén sanos, limpios y secos”, precisó el coordinador del grupo. Los materiales están recolectándose en el colegio Mitre de Concordia, un domicilio particular de Mónica Mainez, ubicado en la intersección de Damián P. Garat y Buenos Aires y la escuela cerca del barrio: la Secundaria Nº 37 “Che Guevara”, situada en J. J. Valle y Los Ruiseñores de barrio Los Pájaros, cuya atención durante el receso escolar de invierno es, de lunes a viernes, de 10 a 12.
“Vamos a continuar en octubre y luego volveremos en noviembre”, anticipó Castelaro poniendo de manifiesto la intención de que “familias enteras puedan tener agua caliente”. Precisó que “la idea fue tomada de “Sumando Energía”, una ONG de Buenos Aires que nos capacitó. Lo que haremos es generar agua caliente con energía solar. Además se recupera basura que se tira en El Abasto”, recalcó.
Lejos
Y ahí puso el foco en un lugar clave para entender al barrio que, desde su nombre, intenta pasar desapercibido. “El Silencio es un barrio ubicado en las afueras de la ciudad de Concordia, ubicado al lado del campo El Abasto, el basural a cielo abierto de la ciudad. Las aproximadamente 100 familias que viven allí encuentran en el "cirujeo" su principal fuente de trabajo precario e informal”, describió ante la consulta de El Entre Ríos.
Reconoció que, “si bien el Silencio tuvo mejoras en los últimos años, todavía está lejos de una integración y un acceso a oportunidades como cualquier vecino de la ciudad. Un ejemplo concreto es la falta de conexión a través de transporte público”, mencionó y definió que “el Silencio, a veces, resulta invisible, el Silencio no tiene voz. El Silencio se torna como algo común en nuestra sociedad marcada por una cultura del descarte”.
“Por estos motivos, nosotros queremos trabajar y aportar nuestro esfuerzo y trabajo Por El Silencio”, resaltó y recordó que, “desde el primer año, tuvimos un vínculo muy lindo. Los más chiquitos son los que más cariño te dan y después el vínculo fue creciendo, mejorando. El vínculo nos permite hacer el proyecto. Nos encantaría estar más aún pero la distancia nos impide un poco eso”.Cerca
¿Les impide realmente? Poco o nada, en gran parte por un pilar fundamental para ellos: “la Escuela “Nuestra Señora del Silencio” con un grupo notable de docentes que trabajan ahí realmente en un contexto duro porque hay un componente de agresividad en los chicos y la escuela mantiene viva la esperanza de futuro”. La ONG que coordina el capitalino se autodefine como “un grupo de jóvenes estudiantes o algunos como yo que ya terminé que tenemos trabajo, ocupaciones pero también un vínculo con la gente, la familia y sobre todo con la realidad del lugar. No solo de cuestiones materiales sino de estar presentes y dar cariño, afecto, de alguien que los ayude, los acompañe”, contó. ¿Y por qué en Concordia y no en otro barrio más cercano a su casa u otro punto del país? “Existen realidades así en todo el país pero por algo nos tocó conocer esta realidad, estas familias. Desde nuestro lugar nos ocupamos y nos embarcamos en este Silencio y sus familiares”, respondió y agregó: “pero claro que se puede replicar en Argentina y en el mundo”.
Antes de terminar, también explicó que pasos positivos se dieron en una zona de la ciudad cabecera de la costa del río Uruguay que nació a partir de la crisis socieconómica de 2001 y 2002. “Primero el barrio cambió bastante porque tuvo un plan de viviendas y la situación de las familias, en cuanto a la habitacional, mejoró notablemente en su fisonomía, calles, paisajes y la gente tuvo un lugar mucho más digo”, destacó.
Recordó, al respecto, que “antes vivían en construcciones de cartón, madera y chapa. Eso es un gran cambio positivo pero no quiere ser que la realidad siga siendo de pobreza y exclusión. Es lo que nosotros vemos y por eso colaboramos”, remarcó para terminar diciendo una frase más que moviliza: “a nuestra tarea la hacemos sin ningún tipo de interrupción, ni de obstáculos”.
En silencio y por El Silencio.