Ubicada sobre Boulevard Churruarín al 400, su vivienda de estilo rústico y de grandes dimensiones cuenta con cerco perimetral pero no con portones, lugar que este hombre habitaba junto a sus dos perros (raza Caniche, de color blanco): era soltero y, si bien tenía hermanos y sobrinos, al parecer, no los frecuentaba en forma permanente. Y la distancia con sus vecinos más próximos databa de, al menos, unos 100 metros; entre ellos, Estancia “El Porvenir”, nombre del museo local. Otro dato no menor, referente a la propiedad, radica en la existencia de un galpón trasero, cuya cerradura apareció violentada y sus instalaciones revueltas, al igual que el interior de la casa. Ello hace presumir que la intención de los asaltantes habría sido la de llevarlo hacia ese lugar, posiblemente con el propósito de que les indicara si allí guardaba dinero: el 15 de mayo pasado, 10 días antes del ataque, había concretado una importante operación comercial con una venta de animales, ya que tenía campos tanto en Villa Elisa como en Federal, lugares en que desarrollaba su actividad de producción ganadera.
En el trayecto entre la vivienda y ese galpón, se encontró el celular del ingeniero y un encendedor. Asimismo, había una encomienda que tenía la dirección y el nombre de Viollaz, que podría haber resultado la excusa para llegar hasta el lugar. Sin embargo, quienes lo conocieron aseguran que se trataba de una persona instruida, actualizada y astuta, en total estado de lucidez, que no resultaba del todo sencillo ganarse su confianza.
¿Cámaras de seguridad? Trascendió que la propiedad contaba con una instalada, pero que desde tiempo antes de este episodio ya no funcionaba. Esa zona sub urbana tampoco contaría con cámaras, ni de vecinos ni de la propia municipalidad. Sí a unas pocas cuadras del domicilio, hacia la zona céntrica de la ciudad jardín, por lo que se presume que al huir en una de sus camionetas -fue hallada abandonada por un móvil de la Brigada de Abigeato, en inmediaciones al kilómetro 3,5 de la ruta nacional 130, al costado de un cerco perimetral- los ladrones lo hicieron alejándose de Villa Elisa y tomando algún camino vecinal o rural alternativo, con que el domicilio cuenta en sus cercanías. En cuanto a la cantidad de los asaltantes, las autoridades policiales piensan que debió ascender, al menos, a dos personas. Si bien tenía 80 años de edad, Viollaz era una persona de contextura física grande y desplazamiento ágil, por lo que no habría resultado sencillo reducirlo.