A pocos días de cumplirse dos años del decreto que estableció el cierre de las fronteras de la argentina, el presidente del Centro de Comercio, Industria y Servicios de Concordia recuerda que la situación “no ha variado mucho”.
“Una apertura limitada y virtual, que poco y nada sirve a los vecinos fronterizos. ¿Qué tiene que suceder para volver a algo cercano a la normalidad? ¿Le interesan a nuestros gobiernos la apertura total?”, interroga y comienza citando una frase del general José Gervasio Artigas: “Los Pueblos deben ser libres. Ese carácter debe ser su único objeto y formar el motivo de su celo.”
A continuación, se comparte el texto completo:
En pocos días más se cumplen dos años de la declaración de pandemia y el cierre de fronteras. Mucha agua ha corrido ya bajo el puente, la situación sanitaria ha mejorado ostensiblemente, con lógicos altibajos, pero el mismo continúa cerrado. Al menos lo es así para quienes consideramos que la apertura debe ser amplia, cuidando lo sanitario pero no sobreactuando para justificar la actual situación de “apertura renga” que no es más que un símil de los viejos pasos fronterizos del muro de Berlín.
Desde hace 31 años existe algo llamado MERCOSUR que, hasta el momento, no sirve siquiera para que, pasados dos años de pandemia, los distintos gobiernos partícipes se pongan de acuerdo en qué solicitar a quienes quieran transitar entre los países. Es así que ante cada traspaso de fronteras hay que hacer un curso sobre qué pide uno u otro país: horarios diversos, declaraciones juradas, PCR, test de antígenos, vacunas… sólo falta el buco dental (por ahora).
Yendo a nuestro caso particular, siendo Salto Grande el paso de mayor tránsito vecinal del río Uruguay, la situación es peor que la de otros pasos fronterizos con un horario limitado de 8 a 16 hs, mientras que Colón-Paysandú o Gualeguaychú-Fray Bentos son de 8 a 20 y ni hablar de Paso de los Libres-Uruguayana que funciona las 24 hs.
Podría extenderme en dar razones para justificar lo antes dicho, pero no pretendo aburrir sino denunciar la situación de desinterés, apatía y falta de consideración a la que somos sometidos los ciudadanos de Salto y Concordia, quienes tenemos vedada la posibilidad de paso de acuerdo a nuestro poder adquisitivo y el tiempo del que muchas veces no disponemos. Se nos ha equiparado con ser turistas, cuando somos vecinos: no existe ciudad más cercana a Salto que Concordia y no existe ciudad más cercana a Concordia que Salto.
Todas las solicitudes que desde el Centro de Comercio, Industria y Servicios de Concordia y otras entidades de la región hemos hecho han sido ignoradas, sobreactuando y anunciando aperturas que no son tales. No se ha avanzado en la Tarjeta de Trafico Vecinal Fronterizo, no se han habilitado pasos para vecinos ni familias binacionales, no se ha tenido en cuenta el alto porcentaje de vacunados, no se ha establecido en qué condiciones, cuándo ni cómo va a culminar esta situación. Simplemente “algún día” sucederá… o no.
Lo peor del caso es que cuando hablamos con funcionarios que no son de la región, están convencidos que esta apertura “renga” es total y adecuada a nuestras necesidades… Y ha sucedido también que, funcionarios de la región, se comunican con el CCISC para conocer cuáles son los requerimientos para cruzar la frontera ¡y se sorprenden de los mismos!
Vivimos en un país extremadamente centralista, donde vivir lejos del poder y más precisamente en un lugar fronterizo es ser ignorados en nuestra situación. Y tenemos representantes locales y provinciales que priorizan su alineamiento al gobierno central, “aguardando” novedades antes de hacer honor a los grandes caudillos que ha dado esta tierra. Es difícil imaginar, por sólo citar a algunos, a Pancho Ramírez, Urquiza o al mismísimo Artigas esperando instrucciones del poder central para “cruzar el charco”…
Lo mismo cabe para el gobierno del otro lado del río, más preocupado por acceder a los pedidos de quienes dicen estar preocupados por lo sanitario cuando en realidad lo único que les preocupa es la situación cambiaria y cuidar su bolsillo. Algo que no está mal, por cierto, pero para lo cual se requieren medidas económicas y no sanitarias. ¿De qué sirve trabajar por la integración, si sólo es bien vista cuando conviene a una de las partes? Si el “kilo cero” no es efectivo, ¿bueno es un “cierre sanitario”, al menos hasta que el cambio “se de vuelta”?
Mucho se habla de “cuidar la salud” y la “situación sanitaria”. Yo me pregunto: ¿es bajo estos conceptos que se promueve el turismo en la región en distintos lugares del país mientras no se permite el libre tránsito vecinal? ¿Contagia menos un rosarino, un cordobés o un porteño, que un salteño, o un montevideano que un concordiense?
¿Se puede festejar carnaval sin barbijo y con gente amontonada siempre y cuando no vengan uruguayos a contagiarnos? Lo mismo cabe preguntarse de ir a un circo, termas o algunos de los parques acuáticos de la región, donde han acudido miles de turistas y se han producido aglomeraciones de gente sin barbijo. ¿Es más peligroso (sanitariamente hablando) un concordiense que cruce a Salto que un brasileño de Santana do Livramento a Rivera atravesando la calle simplemente?
¿Es por cuestiones “sanitarias” que el paso fronterizo del lado argentino en Salto Grande sólo funcione 8 horas de las 24 del día, obligando a quienes quieran cruzar exigirse para llegar a horario y no quedar “del otro lado” hasta el día siguiente o con los análisis vencidos cuando no someterlos a horas de cola (y aglomeraciones de personas) como suele suceder?
Ejemplos por un paso de frontera lógico, sobran. Y no hay que ir muy lejos: simplemente hay que ver cómo se puede cruzar desde Argentina hacia Brasil por Paso de los Libres- Uruguayana.
Ya es hora de que nuestros gobiernos atiendan a su pueblo, dejen excusas vanas y vacías de contenido y trabajen por lo que necesitamos de forma urgente: un paso fronterizo abierto las 24 horas y con una única restricción: las vacunas, lo ÚNICO que se ha inventado hasta el momento para protegernos.
Nadie pide que se desconozca que aún estamos en pandemia: sólo se solicita lógica, previsión, medidas coherentes y efectivas. Sentido común. Que se trabaje para diferenciar el tránsito vecinal del turístico si es necesario. Que se establezcan plazos u objetivos a cumplir para la parcial y total reapertura del puente en condiciones normales. Que si hay diferencias económicas o políticas entre los países, se solucionen a otro nivel y no con la gente de rehén.
Pasaron dos años y todavía no sabemos cuál es el camino para volver a reencontrarnos libremente. Nos hemos vacunado hasta con tres dosis ¿Qué más hace falta?
Ing. Adrián M. Lampazzi
Presidente - Centro de Comercio, Industria y Servicios de Concordia