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Efectivos de la Gendarmería, cumpliendo órdenes de un juzgado federal, allanaron el puesto caminero de Ibicuy, uno de los primeros puntos de control para quienes circulan desde y hacia Buenos Aires por la ruta nacional 12. La sospecha es que personal de esa dependencia podría estar implicado en el supuesto cobro de coimas a automovilistas y en la eventual venta de autopartes. El jefe y el subjefe están bajo investigación.

El allanamiento realizado en el puesto situado a la altura del kilómetro 119 de la autopista es parte de una causa derivada de una investigación por la cual fue desarticulada una banda presuntamente regenteada por Vicente Teodoro Pineda, alias “Tigre”, “que tenía su base de operaciones en el partido bonaerense de Moreno y había extendido su zona de influencia hacia la provincia de Entre Ríos como proveedor de cocaína y marihuana a pequeñas estructuras –incluso un puesto de venta en una unidad penal– y con su propio negocio minorista”, según informaron fuentes del caso.

De aquella pesquisa surgieron indicios que condujeron hacia policías de distintas reparticiones de la provincia. Se recopilaron pruebas, testimonios y decenas de horas de escuchas telefónicas muy comprometedoras y que configuran varios tipos delictivos, explicaron esos informantes.

La investigación iniciada hace aproximadamente un año en el Juzgado Federal de Gualeguaychú –a cargo de Hernán Viri– y con intervención de la fiscalía federal de esa jurisdicción, se encuentra actualmente bajo la conducción del juez federal de Victoria, Federico Martín.

Durante las primeras horas de la tarde, efectivos de Gendarmería comenzaron a clasificar diferentes elementos de interés para la causa en la que se investigan presuntos delitos de cohecho y venta ilegal de autopartes en el puesto caminero de la Policía de Entre Ríos.

Hasta el momento, la Gendarmería contabilizó alrededor de 40 vehículos para inventariar. Según pudo confirmar RADIO 2820, entre las personas investigadas en la causa se encuentran el jefe y subjefe del puesto de control perteneciente a la Policía de Entre Ríos.
La causa originaria
Según constancias de la causa, el Tigre Pineda tenía distintos mecanismos de distribución de cocaína y marihuana a distintas personas que luego vendían la droga en kioscos de narcomenudeo en Gualeguay y Gualeguaychú.

A su vez, era dueño de la estación de servicio La Posta, de la calle Urquiza 2467, de Gualeguaychú, que funcionaba como una pantalla para la venta minorista de estupefacientes.

Según difundió a fines de octubre Página Judicial, la estructura tenía una sofisticada organización: Pineda estaba en la cúspide de la pirámide, encargado de proveer la droga desde Buenos Aires; a su vez, los empleados de la estación de servicio colaboraban en la administración del negocio en Entre Ríos con roles específicos, ya que uno de ellos se encargaba de recaudar el dinero para entregárselo al jefe y otro atendía el minimercado en el que, además de gaseosas y comestibles, se vendían estupefacientes, del mismo modo que el lavadero no era un lugar solo de aseo de vehículos.

Había también quien se encargaba de recibir la droga; los acopiadores, que eran también fraccionadores, y los distribuidores dedicados a la venta al menudeo o a la reventa.

Una estructura independiente, en tanto, le compraba drogas a Pineda y las revendía en la unidad penal de Gualeguay, adonde eran introducidas a través de los más ingeniosos mecanismos, según se ha podido determinar. Esta situación también abre otra sospecha entre los investigadores respecto de la intervención de agentes penitenciarios.

La esposa de Pineda era la encargada de recaudar el dinero de la venta de drogas, para luego entregárselo al Tigre. El dinero era introducido en el circuito legal a través de transacciones que incluían la compra de terrenos, vehículos y un esquema clandestino de préstamos. La pantalla del lavado era la estación de servicio.
Fuente: La Nación - Paola Robles Duarte

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