La investigación determinó que el policía tenía residuos metálicos en sus manos y muñecas, hallazgo que sólo se manifiesta si se efectuó un disparo a quemarropa o a una distancia menor a un metro y medio.
La información difundida "empeora ostensiblemente la situación del victimario", según el abogado querellante Rafael Briceño. "En criollo, lo fusiló", aportó.
El acusado aseguraba que Sebastián Briozzi, quien manejaba una camioneta marca Chery y estaba acompañado por su hermano, apuntó al móvil policial con un arma en la esquina de San Luis y Quintana y se trasladaba a gran velocidad, siendo este el motivo de la respuesta policíaca. Al respecto el fiscal de la causa, Fabio Zabaleta, afirmó que, si bien cuando él llegó al lugar había un arma en la alfombra del lado derecho, el policía que acompañaba al suboficial durante la presunta persecución no vio armados a los Briozzi. Además, Zabaleta constató que ni la camioneta ni el patrullero tenían rayón ni golpe alguno que "dieran cuenta de una persecución".
Además aportó que una mujer habría presenciado la escena y sería testigo a su favor. Sin embargo, a pesar de los esfuerzos periciales, nunca se la pudo encontrar.
Ahora solo resta la remisión a juicio. Acosta, en tanto, está detenido bajo prisión preventiva domiciliaria.