Ese encuentro del artista con las plantas, sus dedicados custodios como lo son los integrantes de la familia de Alberto Pellichero y el vivero “Santa María” y la serenidad de ese pueblo del Departamento Concordia fue clave para lo que sucedió este Día de la Bandera. “Son de las cosas que más disfruto de esta vida que me ha sido permitido experimentar. De andar muchos caminos, conocer mucha gente y también de que se puedan ir abriendo puertas y generando sueños que uno ni siquiera se espera o que no veía tan cercano”, le dijo Abel Pintos a El Entre Ríos, testigo único de esa visita.
Este 20 de junio
Hacía frío, pero los rayitos de sol lo remediaban. La bandera argentina, justo este 20 de junio, estaba rodeado de chicos de cuarto grado escuelas de Mercedes, en la provincia de Buenos Aires, que venían de participar de su tradicional ceremonia de jurarla, empezó describiendo el sitio “Bichos de Campo”. A continuación, la crónica del día que Abel Pintos inauguró su proyecto.Mientras se izaba la celeste y blanca, la marcha Aurora tuvo un intérprete de lujo, uno de los cantores más populares y queridos en el país y toda la región. Abel Pintos entonó esos versos con la envidiable dulzura que destila su voz. Luego hizo lo propio con el Himno Nacional. Y más tarde, en un breve discurso, explicó qué es lo que hacía toda esa multitud de niños y amigos congregada un día feriado en medio de un campo.
Gratitud, ante todo
“En primer lugar, justamente quiero agradecer. Agradecer al pueblo de Mercedes por recibirnos y por creer en nosotros. Agradecer a todos los amigos y los colaboradores en este sueño. A todas las empresas y a los particulares que se acercaron y que creyeron en todo lo que nosotros veíamos cuando todo esto y el campo estaba pelado. Confiaron en nosotros y soñaron con nosotros y trabajaron cada día para que esto sea una realidad. Entonces, muchísimas gracias”, se despachó el cantautor.El proyecto del que hablaba es el que convierte al artista también en productor. A él y a sus dos socios de la productora Plan Divino, serán también desde ahora productores de nuez pecan y otros frutos secos, pues llevan adelante un ambicioso proyecto de 100 hectáreas de las que ya llevan 30 implantadas, y que incluye un hermoso galpón que procesará las frutas (cuando lleguen, dentro de unos años) y prestarán además servicios de pelado y clasificado para otros productores de pecan del noroeste bonaerense, que cada vez son más.
Eso justifica la presencia en Mercedes de muchos otros emprendedores involucrados en esa producción frutícola, una de las pocas que todavía crece en la Argentina. Pero no explica la participación de tantos chicos: había más o menos 200 de diversas escuelas rurales de la zona. Es que a la par de la producción, la decisión de este grupo empresario fue crear un Campo Escuela Recreativo, que cuenta con un vivero sustentable y una sala de estudios, donde algunos socios de fuste, como La Bolsa de Cereales de Buenos Aires y la fabricante de maquinaria John Deere, propondrán jornadas de capacitación y formación en nuevas tecnologías para retener a los chicos en el campo.
Un campo escuela para aprender
“Lo primero que aprendemos es que cuando colaboramos y somos solidarios con quienes tienen un sueño, los sueños florecen mucho más rápido”, dijo Abel, al que se notó muy comprometido con este proyecto, que él mismos explicó: “A mí me preguntan mucho por qué esto del campo escuela. Bueno, básicamente porque nosotros mismos estamos aprendiendo. Nosotros vinimos acá no solamente a buscar un propósito, sino y en primera medida a aprender todo lo que tenemos que aprender para que eso suceda”, dijo primero.“Ni hablar de los niños y los adolescentes que son nuestro futuro. Pero luego también todo aquel que quiera conocer estas cosas que nosotros mismos estamos conociendo, que tienen que ver con nuestra tierra, con el medio ambiente, con nuestra calidad de vida y sobre todo con la calidad de vida de nuestros futuros, que son los niños y los adolescentes”, enfatizó.
100 hectáreas de pecán
Testigos de esa invitación eran unas 4.000 plantas de pecanes, todavía pequeñas y desnudas de hojas, que estoícamente soportaban el frío. Evitar el daño por las heladas, en especial de los almendros, es el principal desafío agronómico de esta región. Fernando Lapolla, un ingeniero agrónomo especializado en frutos secos y el responsable de este proyecto, explicó a Bichos de Campo que aprovechó el espaldarazo de Abel y sus socios para hacer “ensayos de variedades y con diferentes tipos de manejo”, para asegurar la sustentabilidad de esta explotación.-¿En qué consiste este proyecto?
-En total va a tener 100 hectáreas, aunque estamos buscando algunos otros campos para asociarnos. Ahora tenemos plantadas 30 hectáreas de pecanes y 1 hectárea de almendras. Y en agosto vamos a plantar 30 hectáreas más de pecanes y 6 hectáreas más de almendras. Además, tenemos 250 plantas de durazno.
Lapolla indicó que “en 5 años con un buen manejo podremos empezar a ver los primeros frutos y al séptimo u octavo año ya tendremos una producción interesante. Lo que hay que tener en cuenta es que es una plantación que vos estás pensando en tus nietos ya, porque viven más de 100 años las plantas y producen bien. Como te decía, el tiempo de espera es el factor clave. Pero si tenés un campo relativamente grande, y lo vas haciendo por partes, cuando terminaste de plantar las últimas ya estás produciendo las primeras”.
El arraigo que genera la futricultura
Lapolla está en plena sintonía con los sueños de Abel. El agrónomo es un apasionado de instalar la producción de más frutales en Buenos Aires por “el arraigo que genera la fruticultura. El que pone un monte frutal no se va. A diferencia de la horticultura o de la agricultura tradicional, que vos a los 6 meses si te fue bien o mal, levantás todo y te vas. Es esto que decía, lo haces pensando en las generaciones que vienen y no solamente en los frutos, porque también el fruto lo vamos a cosechar nosotros, pero el oxígeno que producen las forestaciones lo disfrutamos todos”.“Después tenemos el otro galpón, que más que un galpón es una boutique: Ahí vamos a tener la máquina peladora de nueces. La idea es poder completar el ciclo y después esas nueces poder transformarlas en harina, en aceite, o sea darle toda la vuelta al ciclo. Y este es un campo que también le va a permitir a todos los productores que están en la zona, que no tienen máquinas peladoras, poder traerlas acá y pelarlas y llevarse sus nueces o poder comercializarlas con nosotros”, indicó Lapolla.
Se nota que todo está bien pensado. La efervescencia del pecan ayuda. Es el cultivo de más rápida tasa de crecimiento en la Argentina, con cerca de 800/1000 hectáreas nuevas implantadas por año, que colaboran a totalizar una superficie de entre 15 mil y 18 mil hectáreas en diversas regiones productivas. La mitad de la producción ya se exporta y recientemente ese habilitó el mercado de China, que absorbe enormes volúmenes. El mercado interno no se queda atrás y está creciendo en sus niveles de consumo de ese y toros frutos secos.
La palabra del socio entrerriano
Juan Pablo Pasini, del vivero “Santa María” de Concordia, en Entre Ríos, ha sido uno de los pioneros de la actividad en el país y actualmente es vicepresidente del Clúster del Pecán. Hoy forman parte del proyecto de Abel Pintos como socios. Cuenta que la genética dominante en el país fue introducida desde el centro de mejoramiento de Nogal Pecán del Ministerio de Agricultura de Estados Unidos y adaptada localmente por el INTA Concordia. Ellos y otro puñado de viveros luego comenzaron la multiplicación, en una tendencia que no se detiene. “Obviamente de la mano de los productores se fue ampliando lo que hoy es un cultivo promisorio en expansión en todo el país. Te estoy hablando desde Buenos Aires, Entre Ríos, Santa Fe, Corrientes, Misiones, Chaco, Tucumán. Están apareciendo plantaciones de pecan por todos lados. Cuando se hizo el primero relevamiento, había 700 o 800 hectáreas de pecan en el país y hoy hay más de 15.000 hectáreas con una tasa exponencial de crecimiento”, indicó.Así nació Dyfma, que aportó los equipos para el procesamiento de este nuevo emprendimiento agroindustrial. Es que las nueces y toros frutos secos requieren de un procesamiento posterior a su cosecha. “Primero se limpia, se deshidrata, se seca, se le saca la humedad y después se parte, se pela”, explicó Primo, que se especializó en fabricar máquinas peladoras de avellanas, almendras, nuez de castilla y la nuez de pecan.