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Un informe del Observatorio de Argentinos por la Educación establece que 1 de cada 4 estudiantes argentinos (26%) reconoce que tiene al menos 20 faltas por año. En Entre Ríos, el porcentaje es menor: 18%. Un 20% de los entrerrianos afirma que tiene entre 15 y 19 faltas.

El ausentismo estudiantil es el principal obstáculo para el proceso de aprendizaje, según los directores de escuela. Los especialistas señalan que faltan estadísticas públicas sobre el tema. También advierten sobre el rol de las familias y el impacto de políticas más flexibles.

Cuando se discute sobre educación, se suele partir de una premisa básica: que los docentes y los estudiantes están en el aula. Los datos sugieren que habría que revisar esa premisa: en secundaria, 1 de cada 4 estudiantes (26%) reconoce que tiene al menos 20 faltas por año. Eso equivale a perder, por lo menos, un 14% de los días de clase. Para la mitad de los directores de escuela, el ausentismo estudiantil constituye el principal obstáculo para el proceso de enseñanza y aprendizaje en las secundarias de todo el país.

Argentina no cuenta con estadísticas públicas sobre ausentismo estudiantil. Sin embargo, según lo que informaron los propios estudiantes y directores en el cuestionario de Aprender 2022, el problema es crítico. Los especialistas lo asocian con la desvalorización del rol de la escuela, con las dificultades de los adultos para construir límites y autoridad sobre los chicos y con el desdén hacia las normas comunes, entre otros factores.

El último informe del Observatorio de Argentinos por la Educación, titulado “Ausentismo estudiantil en secundaria: percepción y dimensiones”, pone el foco en la cantidad y los motivos de las inasistencias, según lo que reportan los propios alumnos (con las limitaciones que esto implica: por ejemplo, la precisión del dato depende de la memoria de los chicos para recordar sus faltas).

Un 18% de los alumnos afirma tener entre 15 y 19 inasistencias; el 21%, entre 10 y 14 inasistencias; el 20%, entre 5 y 9; el 12%, menos de 5; y solo el 3% no faltó nunca. Los estudiantes respondieron este cuestionario un 19 de octubre: para esa fecha, el calendario escolar indicaba que deberían haber tenido alrededor de 142 días de clase, dependiendo de cada provincia.
Disparidades por provincia, pero no por nivel socioeconómico
“El ausentismo es un factor preocupante y complejo en la formación de los estudiantes. En cualquier nivel del sistema educativo, el hecho de no asistir a clases afecta directamente a la continuidad pedagógica. El acto pedagógico está secuenciado de manera tal que necesita de la asistencia del estudiante a clases: es fundamental que participe en las propuestas y dinámicas pensadas por el docente y que sea parte de los intercambios áulicos, para poder construir aprendizajes en forma activa y progresiva”, plantea Marina Bertone, docente de nivel primario.

Según lo que declaran los propios estudiantes, hay grandes disparidades entre las provincias. El problema parece ser más grave en Buenos Aires (36%), Tierra del Fuego (31%), CABA (28%) y La Pampa (27%), las jurisdicciones con mayor proporción de alumnos que faltaron 20 veces o más en el año. En el otro extremo, San Juan (9%), Santiago del Estero (12%) y Jujuy (13%) tienen menores proporciones de estudiantes en esa situación.

En cambio, no hay diferencias significativas en la cantidad de faltas que tienen los alumnos de distintos niveles socioeconómicos: el ausentismo afecta a los estudiantes de todos los sectores sociales.

Sí se observan diferencias en los motivos. Para los estudiantes del quintil más bajo de ingresos, los problemas de salud representan el 54% de las ausencias, seguidos por dificultades de acceso a la escuela por el clima o el transporte (30%) y la falta de motivación para asistir (24%). En el caso de los alumnos del quintil más alto, los problemas de salud también encabezan las razones (67%). Además, mencionan la falta de ganas de asistir a clases (48%) y las llegadas tarde (24%).

“El dato acerca de que no existen diferencias en cuanto a nivel socioeconómico nos dice mucho. La falta de ganas de ir a la escuela interpela también a las familias, que muchas veces entienden que lo que pasa en la escuela no es más importante que otras tantas actividades, o bien que ir a la escuela puede ser una decisión sometida a la voluntad de los chicos”, sostiene Videla. La asistencia diaria a clases ya no aparece como algo obvio: los docentes consultados mencionan que ahora es algo que debe trabajarse con las familias, especialmente después de los cierres escolares durante la pandemia.
El ausentismo tiene efectos negativos inmediatos
“Menos días de clases implican necesariamente menos aprendizajes, menos socialización y más desvinculación. Si la repitencia es la antesala del abandono, el ausentismo estudiantil es en sí mismo una forma solapada y silenciosa de abandono escolar, es un ‘abandono en cuotas’ que impacta de lleno en la calidad de los aprendizajes”, afirma Bruno Videla, docente de nivel secundario en CABA y coautor del informe junto con Martín Nistal y Eugenia Orlicki, investigadores del Observatorio de Argentinos por la Educación.

“Resulta fundamental contar con datos precisos para poder dimensionar la magnitud del problema y así pensar en estrategias para abordarlo”, agrega Videla, en referencia a la falta de información pública sobre las inasistencias de los estudiantes. El informe explica que el ausentismo tiene “efectos negativos inmediatos” sobre el desempeño académico, el riesgo de repetición y abandono, el desarrollo social y emocional de los chicos y las probabilidades de finalizar la educación secundaria, además de otros efectos a largo plazo.
Fuente: Argentinos por la Educación / El Argentino

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