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Por Felipe Sastre (*)

El 11 de abril de 1870 fue asesinado a sangre fría el Capitán General Justo José de Urquiza, gobernador de la Provincia de Entre Ríos, en su residencia ubicada en el Palacio San José. Aproximadamente a la misma hora, pero a 170 kilómetros de distancia, otro grupo de conspiradores hacía lo propio salvajemente con sus hijos Justo Carmelo y Waldino en nuestra ciudad.

En base a mis lecturas, estoy convencido que la rebelión que encabezó Ricardo López Jordan (h) tenía como principal objetivo hacerse del poder en nuestra provincia. El resultado fue a las claras un rotundo fracaso ya que apenas poco después de ser designado gobernador interino por la Legislatura, el gobierno federal decidió intervenir la provincia. El destino del líder del complot sería la infamia.

El crimen del caudillo entrerriano y sus hijos, que se desempeñaban por entonces como Jefe Político y Jefe Militar de nuestra ciudad, era un episodio más en una larga serie de atrocidades que se habían cometido a lo largo del siglo XIX con el fin de resolver los conflictos políticos. Afortunadamente para la provincia, sería el último.

La barbarie con que fueron ultimados los Urquiza trajo consigo una serie de transformaciones institucionales en Entre Ríos, como la sanción de la Ley Provincial de Ejido y la Ley de Municipalidades en 1872. El nuevo marco normativo llevaría a la instalación de la Municipalidad de Concordia en 1873, resultando electo Federico Zorraquín para desempeñarse como Intendente durante el período 1873/77.

Como dice el Prof. Heriberto M. Pezzarini en su texto "Concordia. Avance sostenido en el tiempo": "A partir de 1873 desaparece la figura del Jefe Político que había establecido la constitución de 1860 y se da paso a lo que también la Carta Magna provincial había establecido: la creación de las municipalidades. En 1873 se inició la de Concordia con su primer intendente D. Federico Zorraquín, comerciante llegado después de 1850. Esta creación será vital para impulsar el desarrollo de la ciudad ya que serán los mismos vecinos quienes integrarán ésta institución de la democracia local, conocedores de los problemas que, anteriormente, era más difícil darle solución porque debían ser ordenados desde Paraná, más la consiguiente burocracia".

Zorraquín fue así quien puso fin a un período oscuro de nuestra ciudad, sentando las bases para la construcción de una sana convivencia democrática. Durante su intendencia, recuerda Susana T. P. de Dominguez Soler en "Los Zorraquin" que "las nuevas autoridades tuvieron una actividad intensa. Dotaron a la ciudad de un cuerpo legal, organización administrativa, la realización del primer catastro de la Villa, y el Primer Registro de Títulos de Propiedad".

Agregará la autora que entre las grandes obras que llevó a cabo se encuentran la promoción de la salud pública, la iluminación de los espacios públicos, el desmalezamiento, el ordenamiento de los carruajes de pasajeros, la construcción de obras públicas y hasta el apoyo a la construcción del templo parroquial de San Antonio de Padua.

De esta manera, solo resta decir que estoy convencido que en estos tiempos tan complejos que vivimos, llegó la hora de dejar las banderías políticas de lado y como dirigentes rendir un justo homenaje a quienes fueron parte del proceso de organización institucional de nuestra ciudad. Solo así podremos realizar el ideal que creo que todos tenemos de fortalecer la democracia en Concordia.

(*) Concejal de Concordia.
Fuente: El Entre Ríos.

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