Asimismo, Macri fue tajante al decir que “el Estado funciona mejor que en 2015” y recordó cómo recibieron la estructura: “No teníamos información ni estadísticas. Todo estaba en papel. El Estado atendía mal y gastaba mal la plata de los argentinos. Ahora tenemos un Estado más eficaz, con información pública confiable”.
“Ya no hay más papel, usa mejor la plata de los argentinos, atiende mejor a los ciudadanos y es mucho más transparente. Todas las compras y decisiones quedan registradas y están al alcance de los ciudadanos gracias a la ley de acceso a la información pública que sancionamos nosotros", continuó.
Al concluir esta parte de su discurso, enfatizó en que servirá para el futuro: “Este nuevo Estado, más moderno y más transparente, será bueno para este gobierno y los que vengan después, porque podrán tomar mejores decisiones, y es bueno para los ciudadanos, porque tienen un mayor control y porque ya no se sienten cadetes del Estado”.
En sintonía con esto, Macri lo unió a las obras que se realizaron durante su mandato: “Todo esto lo hicimos con transparencia, sin corrupción, y precios más bajos para el Estado. Empezando y terminando las obras. Después de una década en que la norma era todo lo contrario. Corrupción, sobreprecio, obras que nunca se terminaban. Por ejemplo estos años cada kilómetro de autopista nos costó USD 2.500.000. Antes costaba USD 4.700.000. Casi el doble. Dejamos también una revolución en nuestra manera de volar y de conectarnos como país. Cuando llegamos volar era un privilegio para pocos. Casi todas las rutas pasaban por Buenos Aires y Aerolíneas estaba en una situación crítica. Muchos aeropuertos habían quedado chicos o viejos”.
Economía
Era uno de los puntos más esperados sobre el balance. Sin embargo, no hizo mención a la restricción a la compra de dólares que se impuso los últimos meses ni se refirió en profundidad a la deuda: “Ordenamos las bases de nuestra economía. Tenemos, por ejemplo, reservas robustas en el Banco Central. Algo que en 2015 no había. Cuando llegamos el Banco Central tenía reservas netas negativas. Hoy dejamos USD 20 mil millones más de los que recibimos”.Y añadió: “Tenemos también un dólar a un precio razonable. El próximo el Gobierno no va a estar obligado a sincerar un dólar ficticio, como sí tuvimos que hacer nosotros. Hace más de un año exportamos más de lo que importamos”.
Con respecto al préstamo del FMI, advirtió: “Otra confusión es sobre que hicimos con la palta que nos dio el FMI. El 95% del préstamo lo usamos para pagar otros vencimientos de deuda en dólares. Y otra parte para reservas del BCRA. Los desembolsos del FMI tienen trazabilidad”.
“Nuestro balance externo total, que es la diferencia entre los dólares que generamos y los que consumimos es el mejor en muchos años. Repasando: reservas, superávit comercial, equilibrio fiscal, equilibrio externo, dólar competitivo, energía recuperada, menos gasto, menos impuesto. Todos esto que tenemos ahora y no teníamos en 2015 son cimientos importantes para una economía sólida que quiere crecer”, concluyó.
Otro punto sobre el que hizo hincapié el jefe de Estado fue la “cultura del poder y calidad democrática”, algo que, según él mismo definió, era “un cambio que venía siendo reclamado por la propia sociedad”.
Y argumentó: “Estábamos cansados, hastiados de nuestro fracaso colectivo, ese cambio comenzó. Yo sé que está aún muy lejos de haber concluido. Pero la buena noticia es que ya comenzó y que no tiene vuelta atrás. No pertenece a un presidente ni a un partido ni a un gobierno. Nos pertenece a todos. Es un patrimonio común”.
“Es un logro del que podemos sentirnos orgullosos. Pensemos como pensemos y hayamos votado como hayamos votado. Me alegra haber sido parte, pero más me alegra y me enorgullece que hoy podamos ser un país más tolerante. Más respetuosos con los que piensan diferente”, subrayó.
Aquí aprovechó para resaltar que “ser presidente fue un honor y una responsabilidad inmensa" y recordó: “Intenté en todo momento estar al servicio de todos, buscando la mejor manera de resolver nuestros problemas, lo más antiguos y los más nuevos. Quise escuchar todos los puntos de vista. Para elegir el mejor y evitar equivocarme. Y cuando me equivoqué busqué corregir mis errores lo más rápido posible. Y siempre les dije la verdad como debe ser en esta Argentina que estamos construyendo”.
“Ya no hay lugar para liderazgos mesiánicos. Vivimos cuatro años de libertad total de expresión y de prensa. Sin guerra contra el periodismo ni ataques del gobierno a quienes piensan distinto. Es un logro colectivo que nos merecemos mantener. En estos años, jamás critiqué a un periodista ni desmentí una información que me pareció incorrecta”, completó en lo que pareció un mensaje para los años que vienen.
Como muchas veces durante sus actos de gobierno, Macri destacó lo realizado en energía e infraestructura: “Habíamos pasado de ser un país exportador a uno importador, había cortes de luz recurrentes y casi no existían las renovables. Todos esos problemas están arreglados. En 2015 los argentinos pagaban el 15% de sus facturas de gas y hoy el 80%. Este año volvimos a exportar gas y tenemos equilibrio en la balanza energética”.
“Aumentamos casi un 30% la capacidad eléctrica, que nos permitió bajar en un 40% los cortes de luz porque el sistema tiene una capacidad de reserva muy superior y se adapta en los días de más calor. Dejamos un país con más energía, con inversiones en marcha, con una tarifa social para tres millones de hogares y una matriz menos contaminante", afirmó.
Y cerró: “La actividad en Vaca Muerta se multiplicó y estamos cada vez más cerca de convertirnos en un país productor. La producción de gas no convencional se multiplicó por tres y la de petróleo no convencional por cuatro”.
Durante varios tramos Macri pareció pedir disculpas o ensayó autocríticas. Uno de los momentos donde más se vio esto fue cerca del final, luego de repasar los grandes aspectos de la gestión: “Estos cimientos también pueden ser difíciles de ver. Alguno de ustedes pueden preguntarse: ¿Qué me importa todo esto si mi salario no mejora? Es cierto. Es una gran frustración para mí que sea así. Pero también es cierto que todas estas condiciones son indispensables para crecer. Crecer y tener más trabajo y mejores salarios”.
“Lamento no haber podido ofrecer mejores resultados en estos años. Nos chocamos contra la misma piedra de tantas décadas en la vida de los argentinos: el dólar. Con cada suba del dólar, venían después la inflación y el aumento de la pobreza”, justificó.
A pesar de esto, insistió con que “el esfuerzo no ha sido en vano” y sentenció: “No perdimos cuatro años. Sólo cuando todos nos pongamos de acuerdo sobre cómo tener una moneda fuerte vamos a poder crecer y generar empleo”.
“Nada nunca puede estar por delante de los argentinos. Voy a seguir acompañándolos desde la oposición. Siempre de manera constructiva y responsable. Hoy hay una alternativa sana de poder en la Argentina. Vamos a seguir juntos con una presencia sólida en el Congreso. Para seguir trabajando por todo lo que falta. No tenga ninguna intención de poner trabas a propuestas sensatas y transparentes. El futuro de los argentinos de ni más ni menos de todos los argentinos”, concluyó el mandatario.