Luego de que el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) emitiera una resolución mediante la cual prohíbe la comercialización de cítricos al sur de la provincia y también en la Patagonia. La consecuencia directa de esta situación es que tanto en las verdulerías como en los puestos de las distintas ferias, no será posible conseguir naranjas ni pomelos.
La normativa del órgano de control que prohíbe la comercialización de los cítricos desde los mercados de abasto de Guaymallén, Acceso Este, Godoy Cruz, Las Heras y La Bombal hacia las zonas sur del territorio mendocino y el país es la Nº 812/2022. Fue emitida el 15 de diciembre pasado y establece una serie de pautas necesarias a la hora de importar los cítricos frescos para prevenir el ingreso de la mosca del mediterráneo.
En sintonía con una seria de pautas a seguir por parte de los mercados que se abastecen de estas frutas frescas tanto en los oasis centro y sur de Mendoza como en la Patagonia, el Senasa ha determinado que los cajones de naranjas y pomelos deben provenir solo de centros de tratamiento cuaternario habilitados por el organismo oficial y de puntos de control fronterizo “para fruta fresca cítrica importada libre de mosca de los frutos”.
Una situación que se repite
En enero pasado, la misma regulación generó una caída estrepitosa en la disponibilidad de naranjas en los comercios e inclusive se produjo un “efecto en cadena” que terminó por repercutir hasta en las heladerías, confiterías y cafeterías de Mendoza, que se vieron obligadas a restringir la oferta de productos a base de este cítrico tan requerido por la población en todas las épocas del año.Los feriantes y verduleros de barrio se llevaron la peor parte e incluso hubo quienes tuvieron que explicar los motivos de esta falencia de fruta cítrica a sus clientes.
“La gente pregunta mucho, porque es una fruta que se consume todo el año. En mi caso me quedé sin poder vender durante buena parte de enero porque no se conseguía y, si es que había algo, la caja superaba los 5 mil pesos y no me convenía”, comentó Ariela, que es propietaria de una verdulería de barrio de Godoy Cruz.
Ahora, ella se encuentra en una situación similar y por eso ha tenido que volver a decir a sus clientes que “es muy difícil poder tener naranjas en Mendoza”.
Entre las pautas expresadas en la resolución oficial, figura que los envíos de naranjas y pomelos podrán “trasladarse a las Áreas Libres de Mosca de los Frutos en el mismo medio de transporte que arribaron al país o bien trasvasarse en forma directa a otro medio de transporte en un sitio de transferencia autorizado, con medidas de resguardo y con verificación oficial del Senasa: no se permitirá su almacenamiento”, detalla en su artículo 2º la disposición que ha sido motivo de polémica y que además establece una serie de sanciones para quienes la incumplan.
Precios exorbitantes
Desde el punto de vista de la Asociación Frutihortícola Argentina - Regional Cuyo, la medida establece una serie de procedimientos que -según mencionan- no son factibles de cumplir con los actuales recursos y en vista del funcionamiento relacionado a los controles, comercialización y distribución de las naranjas en tierra mendocina y en la Patagonia argentina.“Esto lleva a que no haya naranjas para el consumidor final en las verdulerías, pero también afecta en gran medida muchos comerciantes que tienen puestos de cítricos en los mercados de abastos y que se están quedando sin posibilidades de trabajar”, indicó Omar Carrasco, presidente de la Unión Frutihortícola Argentina y destacó que las cámaras de desinfección que realizan el tratamiento para eliminar la mosca “han dejado de trabajar, en forma de protesta, como consecuencia de las medidas ilógicas del ente nacional”.
Carrasco alertó además que esta situación “marca un precedente nunca antes visto” y que a partir de ahora será necesario importar naranjas desde España, Chile e inclusive Egipto, con el consecuente impacto que esto provocará en el bolsillo de los consumidores. Por este motivo “se espera que las naranjas y pomelos presenten precios exorbitantes en las verdulerías de barrio para el consumidor final”, anticipó.