Filipuzzi, con 50 años, conducirá los destinos de la casa de estudios que forma a 31 mil estudiantes a lo largo y ancho de la provincia. A continuación, la entrevista que mantuvo con Federico Malvasio para el sitio “Página Política”.
-Se cumple un año y medio en el que decidiste sumarte a los equipos de Rogelio Frigerio. ¿Cuál es el saldo de esa decisión?
-La decisión de acompañar una forma distinta de hacer política terminó manchando la gestión en ese año, y también lo que va de este. Creo que el viernes concluyó una etapa que, a mí en su momento, me dolió mucho por tener una postura política cuando algunos sectores creían que nuestra idea de universidad se lo debíamos a alguien específico de la política. Hace más de 20 años que estamos en la universidad y cada vez que nos presentamos -como grupo- ganamos. En su momento con Anibal Sattler cuando fue rector, y nunca hubo una influencia del exterior que definiera cuestiones internas, entonces cuando salieron con eso, sabía que llegaría el momento de elecciones y ratificaríamos la legitimidad, porque tenemos una construcción y un modelo de política universitaria para llevar adelante. Bueno, este proceso terminó el 7 de junio.
-¿Esa transición, es decir cuando te sumaste a las filas del actual gobernador en pleno gobierno justicialista, tuvo un impacto en la gestión?
-En el balance final que yo hago termina siendo positivo. Si bien podríamos decir que no salió una obra o algo que podría haber afectado a la universidad, en los hechos, la verdad es que no. Porque había cosas que ya no estaban saliendo. Cuando tomamos la decisión en el grupo tuvo que ver con un manoseo constante, con una obra que no se terminaba (el campus), acá en Paraná, donde tenemos 21 mil estudiantes. Nos decían que no y en paralelo anunciaban obras por todos lados. Yo no digo que no sean necesarias esas obras, pero me parecía que la prioridad era otra. Habíamos tramitado un edificio para la Uader en Obras Públicas nacional y nos decían que no estaba la decisión política para que se hiciera. Estamos hablando de la obra que anunciamos en un acto multitudinario, que incluso fue aprovechada para una campaña política. Lo mismo pasó con otra obra para (Facultad) Ciencia y Tecnología, que fue tirada para atrás a cambio del Instituto del Arroz en San Salvador. No negamos la importancia que pueda tener ese instituto para una población de 17 mil, pero nosotros tenemos 21 mil estudiantes y no tenemos edificio. Por ejemplo, la Juanele (Facultad de Humanidades, que se intentó nacionalizar). El modelo de cómo llevar adelante esa facultad fue una idea nuestra, porque la Uader es tan grande en el sistema universitario que impacta muy fuerte en el presupuesto nacional, por eso queríamos que Nación absorba Humanidades. Una de las formas era que esa parte se nacionalizara con la posibilidad de que en unos años suceda con otras. ¿Sabés cómo me enteré de esa decisión? Un día me levanto con toda la prensa llamándome por una foto en la cuál estaba todo el poder político de la provincia anunciando que la Juanele se nacionalizaba y nosotros ni siquiera lo habíamos charlado. Bueno, esas formas fueron determinantes.
-¿Qué rol crees que ocupa la Uader en un proyecto de provincia?
-Para mí es fundamental para el desarrollo de Entre Ríos. Como se sostiene con los impuestos de los entrerrianos tiene que pensar en el desarrollo local, pero no económico, únicamente, sino cultural y turístico. Si la Uader no acompaña ese proceso no tendría razón de ser. Mirá, tenemos un problema con las carreras ligadas al turismo, por ejemplo, donde los estudiantes no alcanzan a recibirse porque a los dos o tres años las empresas los empiezan a convocar para trabajar.
-¿Qué representás -como rector y hombre del justicialismo – dentro de Juntos por el Cambio?
-Nunca dejé de ser justicialista y creo que muchos de mi partido tendrían que volver a estudiar la doctrina, porque me parece que hay una confusión. Creo que estamos para aportar muchísimo desde el conocimiento, pero no con una visión sesgada ni sectaria. Yo soy una persona que aprendo muchísimo y uno puede pensar las cosas desde un lugar ideológico, pero que no choca o niega a los demás. Yo creo que se puede aportar muchísimo desde acá.
-¿Te sentís la pata peronista de la coalición de gobierno?
-Hay muchos que integran Juntos por el Cambio y que vienen del peronismo. Sí siento que tenemos una estructura política propia dentro de la universidad, que no opaca a las otras, porque acá adentro somos una alianza. Pero tenemos una estructura política fuerte y con volumen que confluyen con otras estructuras políticas. Pero claramente tenemos una estructura política y territorial muy grande con cuadros que surgen, incluso, desde el claustro estudiantil. Nosotros tenemos elecciones de centros de estudiantes, y el que gana saca entre dos mil y tres mil votos, cuando hay intendencias que se ganan por 900 votos. Esa es la magnitud. Y en la mayoría de los casos son justicialistas o cercanos al justicialismo. Pero te aclaro, en la universidad concluyen peronistas, radicales, socialistas y de izquierda. Aprendimos hace muchos años a trabajar en coalición.
-Se dijo desde sectores que hoy gobiernan- lo habrá escuchado mil veces- que la Uader era un aguantadero del peronismo. ¿Por qué crees que si se insistió con esto durante tanto tiempo, ese peronismo que supuestamente tenía coptada la universidad no construyó una propuesta para enfrentarte?
-Lo que sucede es que esto no es del peronismo o el radicalismo, sino que es una construcción política. Hace más de 20 años que estoy en la universidad y hablo con todos los sectores. Para demostrar lo que somos necesitábamos legitimarnos en esta elección y de la manera en que lo hicimos, ganando en todos los claustros. Nuestra fórmula la propuso un consejero de un sector de UPCN, Carina Dominguez, que fue candidata a diputada en la lista del oficialismo. También propuso la fórmula el decano de Humanidades (Daniel Richar) que siempre estuvo en una postura contraria a la nuestra, sin embargo, a la hora de armar el gobierno, no hubo inconvenientes porque siempre primó el respeto. La Uader es mucho más compleja de lo que se ve de afuera. Yo creo que ahora hay que pelear por una autonomía real.
-¿Cómo sería esto último?
-La autonomía es algo que vas ganando con el tiempo. Por ejemplo, las universidades nacionales tienen un presupuesto que lo pueden ejecutar como quieren. Quieren crear un cargo y lo hacen. Nosotros no. Queremos transformar las horas cátedras en cargos y es difícil porque impacta en el presupuesto de la provincia. Pero entendemos que son procesos y discusiones que hay que ir encarando.
-¿Qué posición tiene frente a las políticas universitarias del gobierno nacional, sobre todo en el conflicto que movilizó a todo el país?
-Siempre universidad pública y gratuita como mecanismo de movilidad social. Cuando salió el no arancelamiento en el año ‘49 llevó de 40 mil a 150 mil estudiantes universitarios, que eran hijos de obreros y ferroviarios, y así y todo era difícil porque tenían que ir a centros urbanos. Pero en concreto, nosotros nos expresamos en el CIN (Consejo Interuniversitario Nacional) apoyando claramente las posturas de todas las universidades. Nuestra posición fue clara, pero eso no quiere decir que no tenga, en lo personal, una posición crítica al sistema nacional. Entendemos que ese sistema tiene que incorporar a las universidades provinciales desde otro lugar. Si no lo van a hacer desde lo presupuestario, por lo menos que sea en obras. La Uader tiene casi 30 por ciento de estudiantes que son de otras provincias. Me parece que tenemos que dar esta discusión en el que el sistema público nacional nos retribuya, en obras, por ejemplo.
-¿Cómo gestionar en esta crisis?
-En el caso nuestro es como algo normal. Por eso duele cuando se decía que la Uader era el agujero negro de la provincia. Una vez me puse a hacer números y llegué a que el 57 por ciento corresponde a lo que Uader absorbió de los viejos profesorados. Osea que esos profesorados deberían volver al CGE (Consejo General de Educación). Si nos comparamos con el sistema nacional, debemos ser una de las universidades que con la menor cantidad de recursos llevamos adelante la educación universitaria.
-¿En este contexto se puede avanzar con el proyecto de la Juanele?
-No creo. Más allá del pragmatismo que parece mostrar el gobierno nacional, que quedó demostrado después de la marcha cuando apareció la plata. La movilización estuvo bueno, porque ratificó que hay cosas en la sociedad argentina que tienen legitimidad social y cultural. La gente quiere a las universidades. Pero a la Juanele no la ve