Los proyectos de los tres hospitales (1948-53) no llegaron a concretarse, pero la historia arquitectónica de la Argentina valoró los diseños por su simpleza en la solución de los problemas sanitarios y por el origen de una idea que se replicó en otras construcciones: las bóvedas cáscara.
Amancio Williams es reconocido por ser discípulo del suizo Le Corbusier, el arquitecto que marcó el rumbo de cómo se debía construir en el siglo pasado. Ayudó al maestro con los planos de la Casa Curutchet (La Plata), la única construcción en Argentina realizada por el arquitecto suizo.
También por estos meses volvió a la memoria pública porque el Municipio de General Pueyrredón presentó la restauración de la Casa sobre el Arroyo, un ícono de la arquitectura, única no solo en la ciudad de Mar del Plata sino en el mundo.
Todavía no está claro por qué no pudieron construirse los tres hospitales vanguardistas para Corrientes. Williams encontró una respuesta al clima de las provincias litoraleñas con un sistema de doble techo o techos altos que luego denominó bóvedas cáscara. Es un sistema liviano de hormigón armado (paraguas invertidos) sostenido por columnas que a la vez funcionan como desagües pluviales de los techos. El encargo del Ministerio de Salud de la Nación incluyó también la elección del terreno y participación en la elaboración del programa, por lo que Williams tuvo que visitar la provincia de Corrientes, donde fotografió la arquitectura de mediados del siglo pasado que hoy ya no existe. De acuerdo con las indicaciones ministeriales, a fin de evitar circulaciones mecánicas, se elaboró para los tres hospitales un proyecto desarrollado en planta baja.
Su familia conserva la totalidad del archivo de Amancio Williams, incluidas las cartas intercambiadas con Le Corbusier. Uno de sus hijos, Claudio Williams, dice que el afán de su padre “por la cosa tecnológica y la cosa nueva le viene de la aviación, porque él siempre decía que la aviación es absolutamente original en sí misma, despertó en él esa búsqueda de la perfección y de no quedarse nunca con las respuestas del mercado”.
Memoria descriptiva
Los hospitales fueron proyectados como una unidad a fin de realizar una intensa obra social y una acción asistencial, especialmente preventiva. Un techo convencional en un clima de esas características hubiera implicado grandes espesores y diversidad de materiales; una solución de escasa efectividad. Por esa razón, se utilizó en el proyecto un sistema de dos techos: uno alto de espesor mínimo y otro bajo de poco espesor, ya que no recibe prácticamente ni lluvia ni sol.Ese techo bajo puede tener iluminación y ventilación cenital. El techo alto, formado por bóvedas cáscara crea una zona sombreada y fresca. Entre ambos techos se logra una perfecta ventilación.
Bajo el techo alto no solo se albergan todos los servicios del hospital sino también los lugares de esparcimiento entre jardines y flores, los lugares de juegos para niños y de conferencias al aire libre entre fuentes de agua. También se estacionan los automóviles, ambulancias, aviones y autogiros-ambulancias procurando vida y alegría tan necesaria a los enfermos.
La solución de la internación es totalmente nueva y extraordinariamente humanitaria. Ha sido concebida como una unidad consiguiendo como ventajas fundamentales elasticidad funcional y humanización. Así, con elementos básicos de tres camas puede lograrse, por medio de puertas pivotantes, diversos grupos de internación independientes entre sí.
Al recibir el encargo del Ministerio de Salud, Williams pudo reunir un plantel importante: en el trazado de los primeros esbozos de los hospitales, dentro del equipo se encontraba el catalán Antonio Bonet Castellana, quien en publicaciones posteriores sería mencionado como “asesor en el anteproyecto” en tanto que, como equipo de arquitectos colaboradores, para todo el desarrollo se mencionan: C. Amengual, F. Bullrich, N. Fedullo, S. Kavanagh, R. Lange, H. Martínez Carreras, H. Pando, J. Pérez Cases, D. Schneider, C. Siller, V. Sigal, B. Sigal, J. Saal,H. Toscano y M. Winograd.
¿Por qué no se construyeron los tres hospitales?
Aún está pendiente en el trabajo historiográfico el por qué no se construyeron los tres hospitales para Corrientes en pleno auge del Plan Carrillo. El arquitecto Luis Müller apuntó como hipótesis a “la radical propuesta formal que, en su abstracta configuración, se apartaba de las consabidas imágenes tradicionalistas que la arquitectura oficial del momento estaba empleando como emblemáticas”. Sin embargo, descartó esta opción por otras construcciones que el Estado nacional realizó por esos años, donde el lenguaje de la modernidad racionalista está presente con resolución y gran calidad proyectual.
Otras razones podrían buscarse en las condiciones del encargo. Resulta lógico que se haya recurrido a uno de los arquitectos más prestigiosos del país para pensar proyectos de tal envergadura, pero según Jorge Francisco Liernur, la comisión de los hospitales ha tenido que ver también, y fundamentalmente, con las relaciones que Williams estableció con el nacionalismo católico. Sus búsquedas orientadas a alcanzar una arquitectura “concreta” y objetiva pueden relacionarse también con la “búsqueda de la verdad” que lo llevó a una fuerte militancia y a cultivar una firme moral religiosa.
Tales convicciones de Williams lo llevaron a establecer contacto con un grupo de católicos integristas vinculados al poder, al que puede atribuirse el rol mediador para que el gobierno peronista encargara al arquitecto el plan de hospitales para Corrientes y otros proyectos. Analizando estas circunstancias, Müller dice que es posible que en las complejas y conflictivas relaciones que el gobierno tuvo que entablar con la Iglesia aparezca otro tipo de respuestas al porqué no se construyeron los hospitales.
En 1957 Williams publicó los proyectos en una revista, donde reclamó el inicio de las obras: “Este proyecto ha sido un ensayo en gran escala acerca de la manera en que puede encararse el estudio de un problema arquitectónico con la ayuda de un intenso trabajo científico funcional e integral. Los estudios, iniciados en 1947, fueron aprobados y continuados en 1951 y continuaron en 1954. Sería sumamente importante, por la calidad del aporte que representan para el desarrollo de la arquitectura hospitalaria, no sólo en el plano nacional, sino también en el internacional, que el Ministerio de Salud Pública autorizara sin más dilaciones el comienzo de las obras, que se encuentran aprobadas desde 1955”.
El lugar y el folclore
El arquitecto y sociólogo Jorge Goldemberg se refirió a mediados del siglo pasado a la resolución inteligente del tema del tradicionalismo folclórico, una preocupación vigente en el debate arquitectónico generalizado en el país. Es que, con el doble techo, Amancio Williams soluciona el problema de las altas temperaturas y la gran cantidad de lluvias de la provincia de Corrientes, pero también incluye las galerías típicas de esta región:“Trata de explotar las razones funcionales implícitas en la arquitectura regional y las incluye, previa una importante transformación, dentro de una ordenación técnica. Concretamente, ha considerado el tema de las aceras galerías de la arquitectura del noroeste de Corrientes (producto a su vez de la arquitectura virreinal chaqueña) introduciéndolo en la organización del hospital. Vemos así cuerpos sueltos, como las manzanas de los pueblitos correntinos, con pasillos interiores o exteriores donde se concentra toda la circulación y la vida de los lugares. La transformación física del tema folklórico es tan grande que apenas se lo reconoce a primera vista, pero la percepción sensorial, la poética que crea, no ha sido alterada, sino vigorizada y despojada del primitivismo que le dio origen”.
De todos modos, las bóvedas cáscara no son un recurso exclusivo para la región del litoral argentino en particular. Hay muchos lugares, tanto en Corrientes como en el resto del país y en el mundo, que incorporaron de una u otra manera a las bóvedas cáscaras como techos.