Norma Fernández Doux, profesora de Filosofía y Pedagogía, es quien habló con El Entre Ríos en la antesala del Día de los Jardines y las Maestras Jardineras, que se conmemora este martes 28 de mayo.
Su vida transcurre entre idas y vueltas de su Corrientes de origen y Paraná, donde llegó a meses de nacida. Se formó en la Escuela Normal, de la cual luego se convertiría en una gran estudiosa. En 2019 –al conmemorarse los 150 años de la creación de la institución- publicó el libro “La Escuela Normal del Paraná. Aportes para su historia (1870-1969)”.
Sabemos que nuestra provincia fue cuna de la Educación Inicial y de la formación de sus docentes, convirtiéndose así en testigo de un hito que tuvo a las mujeres como protagonistas.
No es solo que las primeras maestras jardineras hayan nacido en esta tierra; luego estuvieron las que llegaron desde otros lugares y con su titulo bajo el brazo poblaron de jardines otros puntos del país. Como si fuese poco, en las aulas de esta escuela –emblema de la educación nacional- dejaron su impronta la prestigiosa educacionista estadounidense Sara Eccleston y la propia Rosario Vera Peñaloza, a quien hoy se rinde homenaje.
“Con el surgimiento de las Jardineras se crea una nueva profesión, que es la formación de estas maestras. Esto trae la habilitación de las mujeres en la vida pública, desestimándose las condiciones impuestas por su género”.
“Entre Ríos tendría que hacerse más presente en los encuentros nacionales, porque tiene el mérito indiscutido de que esta institución fue creada por el propio presidente Sarmiento”, dice Norma con convicción. Y comienza a contarnos la historia.
La Escuela Normal del Paraná, iniciativa de Sarmiento
“La primera Escuela Normal del país es la de Paraná, creación del Presidente de la Nación Domingo Faustino Sarmiento en 1869, cuando presentó el proyecto en el Congreso Nacional debido a la necesidad de fundar dos escuelas normales. Una fue acá y la otra en Tucumán, unos pocos años después”, es lo primero que repasa la Prof. Fernández Doux.En este sentido, destaca la labor del maestro sanjuanino por “su interés en la educación como factor de progreso, en un mundo que se modernizaba rápidamente. Esto posibilitó llevar a cabo uno de sus propósitos de gobierno: las Escuelas Normales como institución básica en un proceso de alfabetización que se daría en su presidencia y las posteriores”.
El interés de Sarmiento era que la primera Escuela Normal se fundara en San Juan, pero la inseguridad en el traslado obligó a pensar en otro destino. “En aquel momento no era fácil cruzar hasta allí desde Buenos Aires, especialmente para chicas jóvenes. Eran épocas donde todavía había malones; la presencia de salvajes, del ‘gaucho malo’ como se decía; caminos que no eran seguros, cuando había caminos; animales salvajes”, enumera la escritora.
Como segundo lugar, se pensó Tucumán. “El ministro de Instrucción Pública de Sarmiento era Avellaneda, de Tucumán. Pero no contaban con ningún edificio donde alojar con dignidad una Escuela Normal”.
Finalmente, la tercera alternativa sería Entre Ríos: “José María Torres –inspector de Colegios Nacionales- recorría esta zona y en uno de esos viajes encontró en Paraná el edificio de lo que había sido la Casa de Gobierno de la Confederación, de la época de Urquiza. Había algún aula del colegio funcionando con pocos alumnos y algún destacamento policíaco como custodia, teniendo en cuenta que terminada la Confederación (1862) el gobierno nacional se trasladó a Buenos Aires. Era una digna construcción para que comenzara a funcionar allí la Escuela Normal del Paraná, como se llamó en un comienzo”.
Además, según los historiadores la capital de nuestra provincia tenía entre sus ventajas “el buen clima, la cercanía con Buenos Aires y un paisaje atrayente para jóvenes de distintas provincias que vendrían a estudiar”.
De todas formas, la fecha de inicio se vio postergada. “Encontraron que aquí la situación política estaba bastante convulsionada, debido –entre otras cosas- a las luchas jordanistas. Entonces, la escuela comenzó a funcionar en 1871”.
Creación del jardín y curso de formación
Un grupo de maestras norteamericanas llegó a Paraná en 1883. Tres de ellas –Sara Eccleston, Antoinette Choate y Lucy Doolitte- fueron las primeras directoras del Jardín de Infantes que comenzó a funcionar en 1884 en la Escuela Normal. Sobre las razones de su destino, la docente radicada en Paraná explica: “Llegaron invitadas por Domingo Faustino Sarmiento, a partir de sus vínculos en Estados Unidos. Él había sido ministro plenipotenciario de la Argentina en ese país durante la presidencia de Bartolomé Mitre y allí hizo relación con un grupo muy selecto de intelectuales de Boston, además de con gente que formaba parte del cuerpo profesoral de la Universidad de Harvard”. En 1884, cuando Sarmiento se desempeñaba como director general del Consejo Nacional de Educación en la presidencia de Julio Argentino Roca, se sancionó la Ley 1.420. “Se establecerán uno o más Jardines de Infantes en las ciudades donde sea posible dotarlos suficientemente”, decía su Artículo 11.“Teniendo en cuenta la formación especial de Sara Eccleston y la posibilidad que daba la nueva ley –junto al director José María Torres, el vicedirector Gustavo Ferrari y el secretario Alejandro Carbó- elaboraron un plan de estudios para niños entre los 3 y los 6 años de edad, e ingresaron más de 30 niños”.
“Ya en aquel momento era desde los 3 años, lo que luego se discutió durante tanto tiempo”, resalta la docente.
De esta forma, el Departamento de Jardines de Infantes de la Escuela Normal de Paraná se creó el mismo año en que se aprobara la ley, mientras que el curso de formación para maestras de ese nivel comenzaría en 1886. En 1888 egresaría la primera promoción con tres maestras: Justa Gómez (Nogoyá), María Errazquin (Gualeguaychú) y Macedonia Amavet (Paraná). “Las tres fueron herederas directas de Sara Eccleston”, señala.
Las siguieron –entre otras- “Rita Latallada, que fundó jardines de infantes en distintas provincias; Yoli Zolezzi, con participación destacada en la Escuela Normal de Corrientes; Pía Didoménico, primera jardinera en Catamarca; Custodia Zoloaga, mendocina que desarrolló una tarea excelente en su provincia, al punto de que cuando Roosevelt (Franklin) vino a la Argentina, pidió trasladarse hasta allí para conocer su obra e incluso le ofreció un cargo para formar a maestras jardineras en Estados Unidos, pero ella decidió quedarse en nuestro país; y Dolores Uranga, de gran trayectoria en Rosario”.
“Es decir, hay un grupo maravilloso de primeras jardineras que sentaron las bases de la Educación Inicial en Argentina, todas egresadas en las primeras promociones de la Escuela Normal de Paraná”, concluye.
Este proceso de creación del jardín tuvo a Sara Eccleston como la primera profesora y directora a lo largo de varios años, pese a que en reiteradas oportunidades era comisionada por el gobierno nacional para llevar adelante misiones en otras provincias. “A la vez, fue la última norteamericana en retirarse de la escuela, en 1897, cuando fue designada en Buenos Aires como directora del Instituto Nacional de Kindergarten Normales”, afirma Fernández Doux.
Rosario Vera Peñaloza
Quien también recibió la influencia de la pedagoga estadounidense en Paraná, fue Rosario Vera Peñaloza. Si bien no obtuvo allí su título de Maestra Jardinera, estudió un profesorado en la Escuela Normal y formó parte de quienes impulsaron el Nivel Inicial desde nuestra provincia.“Llegó de La Rioja recibida de maestra, en 1893. En Paraná hizo dos años (1893-94) y egresó como Profesora Normal. En 1895 comenzó a trabajar en la Normal de Paraná, hasta mediados de 1896 en que regresó a su provincia, donde se la designaría directora-fundadora del Jardín del Normal, comenzando en 1898. Hizo estudios profundos sobre Froebel y Pestalozzi”, repasa Norma Fernández Doux durante la entrevista.
Referente indiscutida de este nivel educativo, “en un Congreso de Jardineras (1972) con la presencia de más de 3.000 docentes del área, en asamblea se resolvió que el Día Nacional de los Jardines de Infantes y de la Maestra Jardinera, se celebraría el 28 de mayo (Ley 27.059) en homenaje a Rosario Vera Peñaloza, fallecida en esa fecha (año 1950)”.