Hace exactamente una semana, en el marco de los multitudinarios festejos provocados tras la obtención del título mundial por parte de la Selección Argentina de fútbol, Javier y sus colegas tuvieron un rol muy importante al acompañar con su vuelo a la caravana inédita que se vivió en Buenos Aires.
Jefe de Escuadrón
“Actualmente, estoy en Tandil, en el sur de la provincia de Buenos Aires. Aquí está la base de la Fuerza Aérea, y ahora nuestra Brigada está equipada de aviones Pampa. Es una base histórica y está acá hace mucho años. Sabemos que desempeñó además un gran papel en el conflicto en la guerra Malvinas, con héroes que quedaron allí, pero también otros que volvieron y con quienes compartimos muchas cosas”, explicó. Precisó que él se desempeña “como jefe de Escuadrón. Tenemos un aéreo que se dedica al manejo de los aviones, y otro técnico, que tiene el rol de mantenimiento de las aeronaves”, explicó y agregó que “también está el grupo de mantenimiento de base específicamente”.Bienvenida, “alucinante”
Metiéndose de lleno en el tema que motivó la entrevista, y que está relacionado a su experiencia con la Selección, Javier manifestó que “esto va a ir indudablemente al librito de cosas inolvidables que a uno le pasaron. Ya el día sábado, estando en Tandil, nos llegó el aviso que el domingo a las 4 de la tarde debíamos partir hacia El Palomar, y nos generó dudas porque justo ese día era el partido, pero la realidad es que la idea inicial era estar más cerca para escoltar al avión de la Selección a su llegada al país”.“Esto no pasó por los cambios que hubo sobre la marcha, fue una lástima porque hubiese sido maravilloso. Pero luego nos dijeron que íbamos a hacer un pasaje por sobre la caravana en la avenida 9 de Julio de la Capital Federal, y eso nos generó mucho orgullo (…) Nos juntamos con otros aviones, incluso de la Fuerza Aérea de San Luis e hicimos varios pasajes, y fue increíble”, calificó y contó: “ver todo eso desde arriba era alucinante, Era literalmente una alfombra de gente, con los colores celeste y blanco que nunca se borrará de nuestra menta”. “En esos momentos uno va concentrado en su trabajo porque hay que tomar muchos recaudos. En este caso había muchos drones y antenas por lo que cualquier incidente sería una complicación muy grave (…) Iban muchos helicópteros, por lo que debíamos manejarnos con mucho cuidado”, explicó el piloto.
En otro tramo, el entrevistado dijo que “mi papá era Raúl Confalonieri, y vivíamos cerca del Balneario Camping. Ya de grande, no hubo verano en el que no fuera a pasar allí mis vacaciones, porque si bien mi mamá es misionera, tengo mis raíces en Chajarí y la zona, y eso es muy emocionante”.