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Por los 133 años de la fundación de la UCR, la conducción provincial emitió un documento en el que se desmarca de los sectores internos más cercanos al gobierno de Milei.

El Comité Provincial de la UCR marcó distancia de “algunos radicales padecen una suerte de estrabismo y plantean que la UCR debe modernizar sus paradigmas”. No dieron nombres, pero la alusión es clara hacia la dirigencia que muestra mayores coincidencias con el gobierno de Javier Milei y que lo viene expresado con su apoyo parlamentario.

“Somos un partido centenario y no debemos titubear a la hora de plantarnos contra los avasallamientos que propone un Gobierno nacional improvisado y que muchas veces ejerce un nivel de violencia que está en las antípodas de lo que nos ha sostenido como partido”, precisa la conducción provincial de la UCR.

“Estamos convencidos de que la identidad radical debe estar dada por una visión de Estado que apunte a las mayorías que hoy están siendo extremadamente perjudicadas y vamos a trabajar con todas nuestras fuerzas para que nuestra doctrina no se siga diluyendo y podamos avanzar en la construcción de un radicalismo popular que vuelva a representar a quienes en los últimos años se sintieron atraídos por cantos de sirenas erráticos y personajes que están privilegiando a la casta que dicen que vinieron a destruir”, indicaron en el documento partidario.

El año que viene, la UCR de Entre Ríos pondrá en juego cuatro bancas en el Congreso de la Nación: tres en Diputados y una en el Senado. La discusión, más allá de los posicionamientos políticos, pasará por cuál será la alternativa de armado electoral que le permita retener al menos la mitad de esas cuatro bancas.
El comunicado completo
A 133 años de la fundación del centenario partido, desde el Comité Provincial de la Unión Cívica Radical expresamos:

Leandro N. Alem nos legó como bandera la causa de los desposeídos y hoy, a 133 años de la fundación del partido político más antiguo de la Argentina, impera la necesidad de reconstruir aquella vocación y volver a representar a los sectores más vulnerables de la sociedad.

Nuestro partido tiene militantes en cada rincón del país, presencia en cada pueblo y ciudad de la Argentina y, a pesar del paso de los años, supo mantener vigente y plena su institucionalidad y democracia interna, a diferencia de otras fuerzas políticas en las que manda el amiguismo y definen sus autoridades arbitrariamente entre cuatro o cinco capataces.

Si bien algunos radicales padecen una suerte de estrabismo y plantean que la UCR debe modernizar sus paradigmas, estamos convencidos de que el objetivo es afianzar nuestros principios históricos, encenderlos, volver a darles vida y unir a todos aquellos que seguimos creyendo en la inclaudicable defensa de una república con instituciones fuertes, con partidos sólidos y con un Estado presente que defienda los intereses de los argentinos.

Somos un partido centenario y no debemos titubear a la hora de plantarnos contra los avasallamientos que propone un Gobierno nacional improvisado y que muchas veces ejerce un nivel de violencia que está en las antípodas de lo que nos ha sostenido como partido.

Estamos convencidos de que la identidad radical debe estar dada por una visión de Estado que apunte a las mayorías que hoy están siendo extremadamente perjudicadas y vamos a trabajar con todas nuestras fuerzas para que nuestra doctrina no se siga diluyendo y podamos avanzar en la construcción de un radicalismo popular que vuelva a representar a quienes en los últimos años se sintieron atraídos por cantos de sirenas erráticos y personajes que están privilegiando a la casta que dicen que vinieron a destruir.

Recordamos algunas de las palabras que el Padre de la Democracia, Raúl Alfonsín, brindó en uno de sus célebres e históricos discursos: “Somos la Unión Cívica Radical, la que alguna vez dijo Leandro Alem que era la causa de los desposeídos. La que Hipólito Yrigoyen indicaba que debía luchar por la causa contra el régimen falaz y descreído. Somos la Unión Cívica Radical que salió a defender las libertades públicas en la Argentina. La de Arturo Illia, que trajo austeridad a la administración pública y terminó con la proscripción, la que en 1983 encabezó la consolidación de la democracia, la que envió a la Justicia a los militares que habían violado los derechos humanos, la que reconstruyó el sistema educacional argentino, restableció la Reforma Universitaria y la que recuperó el prestigio internacional de la Nación”.

“Somos la Unión Cívica Radical, que cuando creyó en peligro la posibilidad de consolidar para los tiempos la democracia, renunció a seis meses de finalizar el gobierno para lograrlo con certeza, siempre haciéndonos cargo de la Nación, siempre poniendo por delante la responsabilidad que tenemos con la Nación”.

Nuestro pasado nos enorgullece y nos inspira a volver a motorizar los valores que han guiado nuestra historia.
Fuente: Página Política

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