Claramente no es una lista cualquiera y tampoco fue cualquiera la repercusión que tuvo. Cruzó fronteras e incluso el océano, para que en otras partes del mundo repliquen los valores rescatados por un maestro argentino, en la escuela rural de un pueblo entrerriano.
“Estábamos en la biblioteca de la escuela y Eugenio, el profe de Música, me vio haciendo la lista. Le pareció genial y me sugirió que la suba a Facebook”, recuerda a El Entre Ríos el docente Christian Leissa, protagonista de esta historia, a pocos días de iniciado el ciclo lectivo 2024.
Le hizo caso a su colega y en pocas horas ya había generado miles de compartidas, solo desde su cuenta personal. Llegarían las notas periodísticas en su provincia, pero también en medios nacionales e internacionales, como Televisa de México y Caracol Televisión de Colombia.
Una lista que trascendió tiempo y espacio
Christian es oriundo de Villa Paranacito y hace 12 años ejerce la docencia. Es profesor de Enseñanza Primaria y profesor de Ciencia Política en el Nivel Secundario. A su vez, cursa el 3° año de Ciencias de la Educación.A la lista que escribió en 2019 en la Escuela Nina N° 12 “Wolf Schcolnik” de Ceibas (departamento Islas del Ibicuy), la siguió utilizando hasta el año pasado. Pero no fue el único. Ha recorrido muchos lugares, llegando a distintos países, trascendiendo tiempo y espacio.
Entrevistado en el programa “Lo vi en las redes” (Radio 12 de Colón), comenta que “muchas escuelas la han copiado. Me escribieron docentes de Italia, España, Alemania, Ecuador, Bolivia, Chile, Uruguay, Brasil y Estados Unidos, entre otros países”.
La reacción de los padres que reciben la lista le sirve de puntapié inicial para reflexionar sobre el rol del maestro y la educación actual. “Creo que a cualquier familia le gusta ser tenida en cuenta y que el docente piense en su realidad socioeconómica”.
“Los sujetos de educación que tenemos en las aulas están insertos en un contexto. No hace falta pedir cosas caras o innecesarias. Si los materiales son nuevos o usados, del personaje de moda o lisos, no tiene que ver con la calidad educativa”.
Reconoce que –por las constantes crisis que atraviesa la Argentina- aquella lista se convirtió en atemporal.
“Tristemente, la situación económica no solo no mejora, sino que creo que cada vez empeora un poco más, en Argentina y toda Latinoamérica”.
Sin dudarlo, responde en forma afirmativa a la pregunta de si estos son tiempos particularmente difíciles para estar al frente de una clase.
“El aula nunca es un lugar fácil, pero creo que especialmente en estos tiempos la docencia tiene un gran desafío”.
“Además de economía, los ánimos están un tanto exacerbados; la gente está con poca paciencia. Estamos frente a estudiantes que son hijos de un sistema capitalista, tecnológico, donde todo es inmediatez y aburrirse parece ser un pecado. Es más pecado aburrirse que no saber las tablas. Un mundo que va rompiendo con la creatividad, la imaginación, el ocio. Pararse frente al aula y tratar de poner una pausa en estos tiempos tan violentos, hacerlo desde el amor y la humanidad, mirando a los ojos al otro que tanto nos cuesta, ya es un gran desafío para todos los docentes”, opina.
Pese a esto, asegura que la escuela es un ámbito donde muchas cosas han mejorado en los últimos años.
“Hemos avanzado. Por ejemplo burlarse de otra persona por su aspecto físico u orientación sexual, ya no está bien visto. No digo que no haya casos, pero ahora tiene nombre y podemos hablar de bullyng o acoso, cuando antes te decían que te la aguantes. Hoy las escuelas y los mismos chicos no ven con buenos ojos la discriminación”.
Como otro punto favorable, menciona que “las escuelas son mucho más inclusivas, se piensa que todos pueden aprender y que la educación más que obligación es un derecho. Tenemos personas con distintas discapacidades en escuelas comunes, y eso es muy saludable”.