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El caso de Loan Peña en Corrientes vuelve a dar visibilidad a los niños desaparecidos en nuestro país en las últimas décadas.

Entre los que ya son adultos pero jamás fueron encontrados está Kevin Joel Sánchez, visto por última vez el 31 de diciembre de 2004 en el camping balneario Ñandubaysal de Gualeguaychú, provincia de Entre Ríos, y a quien su familia nunca dejó de buscar. Tan solo dos meses antes había cumplido 5 años de edad.

La noche anterior todo era alegría. Junto a su papá Martín Nicolás Sánchez, su mamá Analía Vivas y su hermano Brian de 9 años, salían de Tortuguitas en la provincia de Buenos Aires rumbo al lugar que habían elegido para recibir el nuevo año. Los acompañaban su tío paterno, la esposa de este y su primo de 1 año de edad.

El viaje fue entre risas y música. Hicieron una parada en la localidad de Campana para cenar y al retomar el viaje –ya cruzando el puente que comunica ambas provincias- se enteraron de que algo grave había sucedido en el boliche “República de Cromañón”, en el barrio porteño de Once.

Cuando llegaron al camping gualeguaychense estuvieron a punto de irse porque no había carpas disponibles. Les dijeron que a las 8.00 de la mañana se desocupaban y decidieron quedarse.

“Nos quedamos en una placita de la entrada, haciendo tiempo”. Quien repasa lo sucedido en conversación con El Entre Ríos es Ana Beligge, tía política de Kevin.

Ya instalados, cuenta que fueron a la playa donde alquilaron una carpa para cubrirse del sol. “Kevin jugaba con mi hijo y los padres vinieron a buscarlo para ir al río. Un rato más tarde los adultos regresaron y él quedó con su hermano jugando en la orilla”. Cuando el hermano volvió con el resto de la familia, la mamá lo miraba desde la carpa, “hasta que en un momento no lo vio más”.
Esa fue la última vez que vieron al pequeño Kevin. Miraron a un lado y al otro, pensando que se había corrido de lugar, hasta que entendieron que algo más había sucedido. “Desesperados, empezamos a recorrer el lugar. La gente que estaba ahí nos ayudaba, pero nadie lo había visto”.

Se lo buscó por agua con las fuerzas de seguridad, pero por las características del río y el rastrillaje sin resultados positivos, pronto se descartó esta posibilidad. También su entorno estuvo en la mira y las crónicas de la época hablaban de un posible “ajuste de cuentas”. La familia siempre sostuvo la teoría de que se lo llevaron.

Según relata Ana, la Policía y la Justicia “no se involucraron realmente” y fueron ellos quienes mantuvieron la búsqueda como pudieron, sin la ayuda que en estos tiempos brindan las redes sociales y sin nadie que los represente legalmente. “Nunca tuvimos un abogado porque no lo podíamos pagar”.

“Pegábamos folletos pero los arrancaban, porque justo venían los carnavales y espantábamos el turismo”, dice. Tampoco el caso tuvo difusión masiva en los medios nacionales. “Mi cuñado tuvo que hacer que se prendía fuego para que le hicieran una nota”.

Fue el papá de Kevin quien viajaba a Gualeguaychú, donde lo habrían amenazado para que no regrese. También llegó a Paraguay a partir de una versión que indicaba que –junto a una pareja- el niño podría haber cruzado al vecino país.
Una llamada
“Nada volvió a ser igual”, dice Ana, haciendo referencia a estos casi 20 años sin saber qué pasó con su sobrino.

Los padres de Kevin tuvieron otros dos hijos, uno de ellos fallecido a los pocos meses de vida.

Hace alrededor de dos años, la mamá recibió un llamado telefónico que abría la posibilidad de que Kevin se encuentre viviendo en una localidad cercana a Gualeguaychú. Cuenta Ana que intervino Missing Children y la Justicia tomó cartas en el asunto.

Al poco tiempo de la novedad, Analía Vivas fue diagnosticada con una enfermedad a la que no pudo vencer y falleció en septiembre del año pasado.

“Sufrió durante muchos años por la desaparición de su hijo y nunca dejó de buscarlo”, dice su concuñada, quien es uno de los pilares para mantener viva la búsqueda e incluso administra una cuenta de Facebook creada para tal fin.
“Hay gente que me escribe diciendo que ese día estuvo en el camping y se acuerdan del momento. No pueden creer que tantos años después no sepamos nada”.

“Todo lo hacemos nosotros: ir a los lugares, intentar averiguar. Nos cuesta mucho trabajo, porque no es lo mismo el acceso a Fiscalía que tiene un abogado”, dice aún sin novedades sobre la última pista.
Fuente: El Entre Ríos

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