Por Rubén Bonelli (La Artigas en el Movimiento Peronista Auténtico)
La decisión se fundamenta en la fuerte convicción de que ante los momentos difíciles que hoy transita el peronismo, y frente a un escenario mundial y regional atravesado por un cambio de paradigma, es de vital importancia que la urgente renovación que demanda el pueblo y la militancia peronista sea conducida por un compañero que tenga convicción para ponerse a la cabeza de esta nueva etapa histórica y tenga el coraje de enfrentar las políticas de miseria planificada del actual gobierno nacional, que tiene su génesis en el discurso del 2 de abril de 1976 pronunciado por José Alfredo Martínez de Hoz como primer Ministro de Economía de la sangrienta dictadura oligárquico militar que asoló y devastó nuestra Patria.
Ese proyecto oligárquico de entrega de la soberanía, la riqueza y de destrucción de la comunidad nacional que busca llevar adelante el gobierno de Milei debe ser enfrentado con entereza, sin especulaciones y poniendo la organización del peronismo como tarea prioritaria.
Estamos convencidos de que el compañero Quintela encarna esos atributos y que, además, ha demostrado una gran capacidad no sólo para ganar elecciones, sino de gobernar frente a las más severas adversidades. En la conducción de su Provincia ha implementado políticas de fondo, un modelo de empresas estatales mixtas que han servido como impulso del desarrollo local, de la transformación productiva y de búsqueda constante de justicia social. Los peronistas necesitamos nuevos aires. Aquellos que creemos en la fortaleza que brinda la imprescindible unidad del movimiento obrero organizado con todas las organizaciones populares y las diferentes expresiones del campo nacional y popular, sean de índole religiosa, deportiva, cultural o de la sociedad civil, no podemos perder más tiempo ni dilapidarlo en luchas internas por vanidades inconducentes que sólo extienden el sufrimiento y, sobre todo, la orfandad del pueblo trabajador.
Debemos anteponer un programa transformador, un partido organizado y un liderazgo decidido a dar pelea. Una verdadera fuerza popular organizada capaz de llevar adelante las transformaciones que el pueblo reclama y defenderlas en el tiempo.
Resulta fundamental que el peronismo nacional sea conducido por un compañero que provenga del noroeste, siempre marginado por el unitarismo y el centralismo porteño, que esté dispuesto a abrir el debate al seno del movimiento peronista y democratice la vida interna del Partido Justicialista, para “despertar al gigante dormido” y que deje de ser de una vez por todas un sello para cobijar vivos que solo quieren lucrar o una federación de patrones de estancia, sin discusión, militancia ni formación de cuadros. Esa es la tarea que reclama la militancia y el pueblo que busca desesperado un horizonte superador al actual presente que sólo promete sacrificio para jubilados, trabajadores, científicos y estudiantes mientras los magnates extranjeros y amigos del poder no sufren el ajuste, sino que acrecientan pornográficamente sus privilegios frente a los ojos de todos. El peronismo debe retomar su esencia de movimiento transformador y profundamente enraizado en el sentimiento popular, anclado en nuestro suelo y que haga realidad una patria que merezca ser vivida.
El compañero Quintela ha demostrado desde La Rioja que está dispuesto a transformar las cosas en serio. Con la reciente sanción de una Constitución moderna y ejemplar que surgió del ejercicio de la democracia participativa que define y establece nuevos principios de organización política tales como los Derechos y Deberes Digitales, el Gobierno Abierto, el Derecho al Agua y a la Energía Eléctrica, a las Energías Renovables y el Derecho de Acceso a la Conectividad e Internet, sumados a los capítulos que abordan el modelo educativo, la salud pública, el desarrollo de la cultura y el impulso al deporte social como derechos ciudadanos, así como el compromiso con el desarrollo de la ciencia, y la innovación tecnológica. Esa Constitución establece, además, una Renta Básica para sectores vulnerables que garantiza un piso de dignidad, y la propiedad de los bienes y recursos naturales a manos del pueblo riojano e impulsa que las empresas que deseen invertir en la provincia deberán hacerlo con la participación del Estado en un porcentaje significativo, lo que garantiza que los beneficios de su explotación vuelvan a la provincia en forma de infraestructura, servicios y desarrollo productivo.
El momento es ahora, no puede esperar ni ser desaprovechado porque lo que está en juego es nada más y nada menos que la unidad territorial de la Nación y el futuro directo de millones de compatriotas.
La patria y el pueblo trabajador exigen, esperan, se esperanzan y demandan que el peronismo esté a la altura de esta etapa histórica y que se constituya en una alternativa seria, programática, anclada en fuertes e innegociables convicciones para reeditar nuevamente una gesta popular que irradie la mística popular de todo proceso de transformación encabezado por el pueblo, que acabe con la pesadilla libertaria y devuelva la felicidad y la grandeza.
Pongamos manos a la obra.