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El gobernador Rogelio Frigerio anunció el martes 24 que la Provincia pagará con recursos propios dos complementos salariales de los docentes que, cuando llegó a la Presidencia, Javier Milei eliminó: el Fondo Nacional de Incentivo Docente (Fonid) y el adicional por Conectividad.

Hasta diciembre -Entre Ríos siguió pagándolo con fondos propios durante enero y febrero- esos dos complementos salariales representaban por cargo una suma de $28.700. Pero, cuando Milei asumió el Gobierno dejó de enviar las remesas a las provincias. Y así se eliminó el Fonid -que surgió en la década de 1990- y Conectividad, que se empezó a pagar durante la pandemia de coronavirus para sostener la educación virtual.

El martes Frigerio anunció que esos dos complementos volverán al salario docente, una iniciativa que buscó destrabar el conflicto con los docentes. Esos suplementos salariales tendrán una actualización: pasarán de $28.700 a $58.000 por cargo, según se informó desde el Gobierno.
La historia del FONID
El Fondo de Incentivo docente representa una cifra de $16.450; el adicional por Conectividad, $12.250. Suman una cifra de $28,700 por cargo o 15 horas; se paga hasta $57.400 para 30 horas cátedra.

Claro que un eventual acuerdo docente deberá incluir un armisticio en torno a los descuentos por días de paro, que desde el sábado, cuando se empezó a pagar el cronograma de agosto, han trastocado el humor de los docentes. Agmer se pronunció el sábado y los consideró un «apriete».

«En eso estamos muy firmes: los descuentos se mantienen», dijo el ministro Troncoso.

Ese descuento tiene dos partes: el día de descuento, que en el salario del cargo testigo, el maestro de grado sin antigüedad, suma una cifra de $12.000, y el presentismo, que son otros $6.000. El presentismo impacta hasta los primeros cuatro días descontados: $72 mil; para los otros dos -en total, seis en agosto- serían $12 mil por día, lo cual representaría una cifra total de $96 mil.

El Fonid -que representa para la docencia entrerriana un 10% del salario- tiene una larga historia. Empezó a escribirse el 2 de abril de 1997, cuando la Confederación de Trabajadores de la Educación de la República Argentina (Ctera) instaló la Carpa Blanca frente al Congreso para reclamar una ley que financiara mejoras salariales.

Por entonces gobernaba Carlos Menem, y su ministra de Educación era Susana Decibe.

A fines de 1998, el Congreso Nacional creó un impuesto que gravaría con el uno por ciento anual a los autos, aviones y embarcaciones. La idea era destinar esa recaudación a un aumento de los salarios docentes. Pero la iniciativa fue un fracaso: el Gobierno no logró recaudar los 660 millones necesarios para asignarles a los maestros un aumento mensual de 60 pesos.

Este revés y la larga permanencia de la Carpa frente al Congreso fueron en parte los motivos que llevaron a Decibe a renunciar a su cargo, sin haber logrado superar el conflicto.

El 30 de diciembre de 1999 el conflicto por el financiamiento del Fondo pareció llegar a un final. Veinte días después de asumir la presidencia, Fernando de la Rúa logró la aprobación de una ley que garantizaba el incentivo docente con fondos del Tesoro Nacional para el período 2000-2001.

Ese mismo día, después de 1.003 días —dos años y nueve meses— de protesta, la Carpa fue desmantelada por maestros que se habían turnado para ayunar, artistas y otras personas que durante esos meses se solidarizaron con la lucha de los maestros.

El Incentivo fue uno de los logros que consiguieron arrancarle los docentes al gobierno de Carlos Menem en 1999, tras la instalación de la carpa blanca frente a la Plaza de los Dos Congresos, que duró mil días. Aquel beneficio se pensó por un plazo de cinco años, pero todavía subsiste. Cada vez que vencía su vigencia, los sindicatos docentes conseguían una prórroga.
Fuente: Entre Ríos Ahora

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